EL PLUS DEL T-MEC
El país tiene en el T-MEC una de las mejores cartas para aprovechar la relocalización de inversiones manufactureras de origen asiático. Pero lograrlo no será tarea sencilla.
¿La carta más fuerte para atraer inversiones asiáticas?
Noventa y nueve por ciento de una celda solar está hecha de silicio, el segundo elemento más abundante en la Tierra después del oxígeno. Pero transformarlo en las obleas que forman los paneles solares requiere todo un proceso de refinación por medio del cual el mineral obtiene la pureza necesaria para conducir energía. De ahí que la mayor producción de los paneles esté en China –76%, según la consultora Statista– y otros países con una capacidad industrial similar, como Malasia y Corea del Sur, cada uno con 6% de la producción mundial.
En México, la industria no está desarrollada debido a que aún es más barato importar los paneles,
según Jason Mo, director de Operaciones de Solarever México, fabricante de módulos fotovoltaicos que, a finales de noviembre, inauguró su tercera planta en el país. Está en el municipio de Tecomán, Colima, y tiene una capacidad inicial de 100 megawatts, apenas una quinta parte de la capacidad total debido, en parte, a la escasez de algunos insumos, como el vidrio templado, en el mercado global. “Hay mucha demanda y poca oferta, y no hemos encontrado la materia prima para producir los 500 MW. El pronóstico es que, a partir de mayo de 2021, el mercado esté más regularizado”, dice el también CFO de Solarever en Estados Unidos. La expectativa descansa en un mayor índice de vacunación contra el covid-19 en esa región. Carlos Zegarra, socio líder de Management Consulting de PWC, comenta que, a raíz de la pandemia, muchos industriales de Norteamérica vieron interrumpido el abastecimiento de insumos y materias primas que requerían para sus operaciones. “Hoy, vemos la necesidad de tener cadenas de suministro más cercanas a donde están nuestros clientes. Es uno de los aprendizajes de la pandemia”, expuso en una entrevista a finales del año pasado. Solarever, que prevé exportar 50% de su producción a Estados Unidos, lo entendió así. La compañía, fundada en 2012 por el empresario chino Simon Zhao, tiene un plan a mediano plazo para desarrollar su proveeduría local y mitigar así, el impacto de eventos extraordinarios en la cadena de suministro. En el primer semestre de 2021 prevé iniciar con la producción de celdas solares a partir del lingote de silicio importado de China, principalmente. Lo hará en Guanajuato, donde está otra de sus plantas.
Con esto, la firma también accederá al trato preferencial en aranceles que da el T-MEC, pues transitará de lo ‘ensamblado en México’ a lo ‘hecho en México’. “Ya no habrá necesidad de comprar celda solar en Malasia y Vietnam, la vamos a producir en México. Vamos a transformar ese mineral en celda”, enfatiza Jason Mo.
LAS CLAVES DE LA RELOCALIZACIÓN
El acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá ha sido una de las principales cartas del gobierno mexicano para atraer inversiones de otras regiones, en particular, las manufactureras asiáticas, según confirma Ernesto Acevedo, subsecretario de Industria, Comercio y Competitividad de la Secretaría de Economía. “Son parte del objetivo, es decir, el acercamiento ha sido con estas empresas para que tengan un mejor balance de su proveeduría, de sus procesos productivos, de su presencia en la región, en México fundamentalmente; y que puedan abastecer el mercado norteamericano”.
En 2020, la ventaja competitiva que representa el T-MEC, además de un menor costo de la mano de obra y la cercanía logística con el mercado estadounidense, se vio ‘aderezada’ por la disrupción del coronavirus. El cierre de China provocó la interrupción de la mayoría de las cadenas de producción y dejó al descubierto la fragilidad de las cadenas globales de suministro. Esta es la razón por la que ahora la apuesta es regionalizar dichas cadenas, hacerlas más cortas. Para Solarever, por ejemplo, transportar paneles a Estados Unidos desde el puerto de Manzanillo, Colima, toma de tres días si es al puerto de Los Ángeles o de cinco al de Seattle. Importarlos de China a Estados Unidos puede tardar hasta 65 días, según su director de Operaciones.
Acevedo, de la SE, subraya que, ante la inquietud que despertó el coronavirus, México empieza a volverse, nuevamente, muy atractivo. “El nivel arancelario elevado le resta competitividad a ciertas áreas y aumenta competitividad a algunas, como la economía mexicana”. Por ello, el gobierno mexicano –agrega– se ha acercado a compañías estadounidenses y europeas en Asia, y a empresas de Japón y Corea del Sur –entre otros– de los sectores automotriz, siderúrgico, aeroespacial,
SI BIEN TENEMOS UN TRATADO COMERCIAL CON REGLAS CLARAS, TENEMOS QUE SER CUIDADOSOS EN DAR CERTIDUMBRE A LAS INVERSIONES PRIVADAS. ESA CERTIDUMBRE LA DA, DE BUENA FORMA EL T-MEC, PERO NO ES LA ÚNICA.
Carlos Zegarra, socio líder de Management Consulting de PWC.
químico, farmacéutico y también para la parte de logística. Pero lo cierto es que hay algunos temas que el país todavía debe trabajar para atraer estas inversiones. En el caso de China, los referentes de la cancelación de proyectos, como el tren México-querétaro o el complejo Dragon Mart, pueden provocar incertidumbre para el capital asiático que analice llegar a México. “Los proyectos fracasaron por falta de preparación mexicana, es decir, no entender cómo funcionan las empresas chinas en el mundo... también, por falta de preparación de las propias empresas chinas, falta de comprensión de cómo funciona un país como México a nivel federal, estatal y municipal”, explica Enrique Dussel, coordinador del Centro de Estudios Chinaméxico (Cechimex) de la UNAM.
“El nivel de conocimiento mutuo es una tarea que necesita muchísimo impulso”, señala Amapola Grijalva, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio y Tecnología México-china. Las empresas que buscan invertir en otro mercado requieren información, claridad en cuanto a inversiones consistentes y mantener la inversión en el tiempo, además de acompañamiento nacional. Esto tiene que ver con un entorno propicio y servicios de inteligencia: ubicación, costos, competidores principales del sector y asesores que ayuden con el proyecto, detalla la empresaria. A decir de Dussel, el gobierno mexicano debe hacer tiros de precisión, es decir, no buscar en todos los sectores industriales, sino tener claro cuáles son en los que es competitivo e ir por compañías de ese ramo, así como buscar a empresas nacionales que cuenten con una cadena de suministro local establecida, como la del calzado, por ejemplo. “No es lo mismo en telecomunicaciones que en electrónica. Hay cientos de cadenas globales de valor. No es que se generen condiciones para todas”, señala Dussel.