LA EXPANSIÓN DE LOS BIOMÉTRICOS
El fortalecimiento de las bases con información biométrica abre camino a su aprovechamiento más allá de las transacciones bancarias.
La toma de huellas dactilares para abrir una cuenta o realizar algunas transacciones en ventanilla es una actividad casi cotidiana en las instituciones bancarias del país. Lo hacen a partir de reglas emitidas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) a finales de 2017, que obligan a los miembros de la banca a validar en línea los datos biométricos del usuario de servicios financieros con los registros del INE, para prevenir el robo de identidad.
La aplicación paulatina de la norma ha permitido a los bancos desarrollar sistemas de autentificación biométrica vinculados a la información del padrón de votantes que resguarda el órgano electoral. Esta es, de momento, la base más confiable para revisar los biométricos de bancos y Afores; pero no es la única. “Todos los bancos apuntamos al INE porque la regulación así lo dice, aunque deja abierta la puerta para que consultes otras bases de datos oficiales, (…) al final de cuentas, vamos con el INE porque ya tienen disponible el servicio para que podamos consultarlos. El tema es que hay otras bases de datos biométricos que podrías consultar, pero que aún no tienen los servicios”, señala Francisco Javier Torres, director de Nuevos Proyectos Estratégicos de Santander. Otras fuentes que hay en el país son el Registro Civil o la Secretaría de Relaciones Exteriores. Sin embargo, la falta de digitalización y de volumen de sus datos no permite que sean una base de consulta para las instituciones financieras.
Miguel Loera Marín, gerente de Desarrollo Comercial de Biometría Aplicada, proveedor y desarrollador de bases biométricas para bancos, indica que estas instituciones usan –en su mayoría– la huella digital para identificar a los usuarios por la facilidad de comprobación con las bases del INE y la facilidad de recopilación con clientes. “La combinación de capacidades que brindan los escáneres de huellas dactilares: portabilidad, confiabilidad, durabilidad, bajo consumo de energía y facilidad de uso ha llevado a casi todas las organizaciones financieras a implementarlas”, explica. El padrón electoral es, hasta ahora, la base con un mayor volumen de información de la población adulta del país. Pero eso podría cambiar con la nueva Ley General de Población, que prevé, entre otras cosas, la creación de la Cédula Única de Identidad, a cargo de la Secretaría de Gobernación.
El documento, en su versión física y digital, tendrá la información básica del acta de nacimiento y faculta a la dependencia para celebrar convenios de colaboración con organismos fiscalizadores y autónomos, como el INE, para acceder a información que tengan en su poder. A petición del titular, la cédula “podrá contener la información que obre en su credencial de elector con fotografía, cédula fiscal, pasaporte, cédula profesional, información de seguridad social, cartilla militar y demás que el reglamento considere”, según expone la iniciativa de ley, que, hasta el cierre de edición, estaba pendiente de aprobación por parte del Senado. A decir de Miguel Espinosa, CEO de Dicio, empresa especializada en identidad digital, la cédula “ayudará a fortalecer las bases biométricas que hay en el país y, por ende, podrá ser utilizada para que instituciones financieras, comerciales y demás puedan robustecer sus sistemas de información”.
A futuro, el problema de confiar solo en una base biométrica es, según Loera, de Biometría Aplicada, que no pueden cruzarse más datos y, a la larga, puede frenar el enriquecimiento y la adaptación de esta tecnología. De consolidarse de forma exitosa, dice, permitirá consultar a segmentos de la población que no tengan INE actualizada o a menores de edad, lo que reducirá la brecha que aún tiene el órgano electoral.