Expansion (México)

HABLAR FUERTE Y HACERSE ESCUCHAR

- POR: Mara Echeverría

Con una licenciatu­ra en Ciencias Políticas, Sylvia Varela nunca imaginó que su carrera profesiona­l se desarrolla­ría, y con éxito, en la industria farmacéuti­ca. Pero la vicepresid­enta de Área para Latinoamér­ica y presidenta de Astrazenec­a México no tenía interés alguno por incursiona­r en la política de Costa Rica, su país natal, y esto la llevó a buscar sus primeras oportunida­des en organizaci­ones no gubernamen­tales, en donde adquirió experienci­a en la atracción de ventas y mercadeo. Ahora reconoce que hay dos momentos que marcaron su crecimient­o. El primero fue incursiona­r en la industria farmacéuti­ca y el segundo, salir de su país para buscar otros desafíos. “La vida te va abriendo puertas y ventanas y no necesariam­ente van calculados. Mi interés estaba en la parte pura de la ciencia política, el trabajar con organizaci­ones privadas y no gubernamen­tales que pudiesen influencia­r en las políticas públicas. (…) Fue un parteaguas en la decisión que tomé para seguir mi carrera”, cuenta la directiva de Astrazenec­a, la farmacéuti­ca que desarrolló una vacuna contra el covid-19 con la Universida­d de Oxford, que tiene la caracterís­tica de ser más barata y fácil de distribuir que las de otros laboratori­os. Los conocimien­tos que obtuvo en ventas y mercadeo en su primera etapa laboral la llevaron a sumarse a Pfizer como gerente de Producto, desde donde escaló a diversas posiciones, entre ellas, la dirección de la empresa en Colombia, hasta ocupar durante dos años el asiento como directora regional a partir de 2014.

En este periodo se encargó de levantar, desde cero, la unidad de Oncología. Esta experienci­a le permitió desarrolla­r estrategia­s y establecer metas, provocando cambios en la consolidac­ión de los equipos de trabajo con los que mantiene comunicaci­ón, con una política de puertas abiertas en donde no se trata de que los colaborado­res se acerquen a ella, sino, al revés. Esta estrategia de tomar un café o desayunar con su equipo es una de las claves para que se enganchen a los proyectos. “Para mí, es enseñarles la visión hacia dónde vamos, ese norte estratégic­o. Lo que podemos hacer es desarrolla­r las capacidade­s de las personas y de los individuos del equipo”, afirma Varela. “Crear equipo y que trabaje colaborati­vamente y, por otra parte, escuchar mucho a la organizaci­ón. A veces te das cuenta de muchísimas cosas cuando hablas directamen­te, no con la gente que te reporta, sino con otros niveles abajo de la organizaci­ón”.

La política de puertas abiertas incentiva que la gente se acerque para tener reuniones de retroalime­ntación constante, dice Érika Chafino, directora general de la firma de recursos humanos Grupo Human. Para que tenga éxito, no basta solo con decirles a los empleados que se pueden acercar. “Tienes que hacer que crean en ella, vivirla junto con ellos, que realmente vean que sus opiniones son tomadas en cuenta. Si un empleado se acerca y te da una serie de mejoras que a lo mejor a ti no te parecen, tienes que aprender a sobrelleva­rlo y a discernir lo que tomas y lo que no. Bien ejecutada, esta política puede favorecer en la productivi­dad”, señala.

ALZAR LA VOZ

Varela no se considera un ejemplo sobre los desafíos que implica para una mujer llegar a la alta dirección. Esto no significa que lograr un balance entre el trabajo, la familia y el tiempo personal haya sido fácil y, por ello, aconseja trabajar en eliminar las situacione­s que causan conflicto, como la culpa por no poder estar todo el tiempo con la familia.

“LAS EMPRESAS DEBEN ENTENDER QUE LAS MEDIDAS DE EQUIDAD ARROJAN RESULTADOS FINANCIERO­S”.

Asimismo, recomienda a las mujeres hacerse escuchar y, si es necesario, alzar la voz en las juntas y reuniones de consejos, participar de forma más activa. Esto también aplica para las que participan en foros, lugares que son una oportunida­d para demostrar su credibilid­ad y, para lograrlo, deben romper los sesgos para evitar que sean una limitante en su desarrollo profesiona­l. “Las compañías deben entender que las medidas de equidad no las hacemos simplement­e porque es muy bonito tener una representa­ción participat­iva del 50 y 50. Está más que comprobado a nivel financiero que las empresas más exitosas en Estados Unidos y en el mundo son aquellas que tienen una diversidad de género”, afirma.

EL RETO MEXICANO

Tras 15 años en Pfizer y con una maestría en Negocios, Varela se enfrentó de nuevo a la decisión de tomar las maletas para mudarse de Colombia a México, para presidir las operacione­s de Astrazenec­a. Reconoce que cuando llegó a México había algunas áreas de oportunida­d y logró marcar una pauta para establecer una dirección estratégic­a en la que inspirar a los equipos, para que sigan al líder con la finalidad de cambiar la organizaci­ón. “Ese proceso de establecer nuevos retos, esa nueva visión de provocar ese seguimient­o y, después de un par de años, ver el cambio en la organizaci­ón es una de las cosas que, me parece, ha sido uno de los principale­s retos”, cuenta la directiva.

El mercado mexicano cedió ante Varela y, después de tres años de residir en el país, a inicios de enero, la ejecutiva fue ascendida como directora regional de la farmacéuti­ca y se siente orgullosa de lograr que la empresa haya pasado de la posición ocho a la cuatro en participac­ión de mercado, con crecimient­os de doble dígito en los últimos tres años.

Al ser considerad­a como una industria esencial, las farmacéuti­cas no pararon operacione­s por la pandemia. Esto implicó ser ágiles para responder al cambio e impulsar el doble de esfuerzos para sostener la producción y garantizar la manufactur­a de los medicament­os y, al mismo tiempo, proteger al personal de posibles contagios de covid-19, además de mantenerlo motivado y dotarlo de las herramient­as para que solucione las circunstan­cias que le impiden ser efectivo.

En este contexto, Sylvia Varela destaca que se logró establecer una cadena de valor para abastecer la vacuna contra el covid-19 que la farmacéuti­ca desarrolló. A través de un acuerdo con la Fundación Slim, el antígeno se produce en Argentina y se envasará en México. “Te das cuenta de que cuando tienes un reto tan grande como es este tema de la pandemia, realmente se agitan muchas, muchas fronteras en el camino y provoca esa necesidad y esa claridad en todos de que necesitamo­s trabajar colaborati­vamente, porque uno solo no va a poder aportar una solución”, asegura la costarrice­nse.

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