PROTEGER AL CONSUMIDOR
Desde hace varias décadas, hay un consenso claro sobre la necesidad de que los reguladores económicos estén separados y sean independientes de los responsables de la política pública. La razón es simple: el consumidor, el usuario, el ciudadano. Los reguladores pretenden que los usuarios tengan los bienes en cantidad, calidad y precio adecuados. Es decir, asegurar que no existan barreras a la entrada y que ningún participante del mercado ejerza poder en perjuicio de los consumidores. Los reguladores velan porque las reglas sean claras, se cumplan y beneficien al ciudadano. Esto en una economía de mercado se logra a través de la competencia y la regulación. ¿Por qué es importante la independencia del regulador? Para garantizar que las decisiones sean imparciales, aisladas de influencia política e intereses particulares. Además, pretende apuntalar las capacidades técnicas de sus miembros, desvinculándolos del ciclo político. Es decir, evita la captura regulatoria y protege una visión de largo plazo. Cuando las instituciones están formadas por individuos técnicamente capaces y con la seguridad de que sus puestos no dependen de lo político, es más difícil capturarlos y que las decisiones regulatorias beneficien a una empresa en específico; se evita que la cancha no sea pareja y se protegen los intereses de los consumidores.
Debilitar la calidad y la independencia de los reguladores también es perjudicial para el país. Las consecuencias más importantes son la pérdida de la certidumbre, de la competitividad y del crecimiento económico. Sin un árbitro capaz e independiente nadie quiere jugar; se hace más riesgoso invertir y el retorno que se busca para hacerlo se vuelve mucho mayor. Los que pierden son los mexicanos, la posibilidad de crecer y de desarrollo económico se ve mermada. Además, es mucho más fácil capturar a un regulador técnicamente incapaz o con poca especialización. Cualquier empresa puede aprovechar la falta de claridad y la poca capacidad para obtener beneficios que no son parejos con todos los participantes. La captura puede venir de una empresa o de cualquier gobierno en turno.
En un sector como el energético, la regulación y el buen funcionamiento de los mercados son especialmente importantes por el tamaño de las inversiones y por lo esencial que es contar con energéticos a precios competitivos, tanto para los consumidores como para la competitividad de la economía en general. La certidumbre jurídica y regulatoria son fundamentales para la inversión.