EL EFECTO GAMESTOP
Las redes sociales se han convertido en la nueva fuente de información para los especuladores del mercado. Las acciones que más suenen ahí, seguramente serán las que más lleguen a subir.
Nuevas fuentes de información para especuladores.
Una de las cosas buenas de la tecnología es que nos acerca a actividades que parecían ser exclusivas de unos cuantos. Hace una década, se pensaba que invertir en bolsa era solo para personas de traje y mentes expertísimas, que no se codeaban con la gente común. Esa imagen es cada vez más lejana y, seguramente, en unos años, solo quedará en películas como Wall Street. Hoy, casi cualquier persona puede invertir directamente en bolsa, solo con un smartphone. Hay plataformas que permiten la entrada al mercado con montos accesibles (algunas desde 100 pesos) y comisiones bajas. Seguramente, no hay una sola voz que se levante en contra de esta democratización de las inversiones, pero ya
se presentan algunos desafíos. El más reciente es la ‘acción meme’. Se llama así a todas las acciones que se ponen de moda y se viralizan, algo cada vez más común gracias a las redes sociales y a la facilidad de acceder a plataformas de inversión. El mejor ejemplo de esto se vio con Gamestop en la última semana de enero. En solo siete días, el precio de los títulos de la cadena de tiendas de videojuegos subió 1,000%. El frenesí fue tal que la Bolsa de Nueva York tuvo que detener sus operaciones –algo que se suele hacer para tratar de frenar la volatilidad– más de 20 veces en tres días. ¿La razón? Muchos pequeños inversionistas apostando a favor de una firma en decadencia. Todo comenzó en el foro en línea Reddit, concretamente, en el subforo Wallstreetbets. Algunos usuarios anunciaron sus intenciones de comprar acciones de la compañía, a ellos le siguieron otros y así corrió la voz e hizo que el precio de las acciones se disparara, llevando a los grandes fondos –que habían apostado por una caída de los valores– a perder alrededor de 20,000 millones de dólares. Lo que sucedió con Gamestop fue solo el comienzo. El mercado está cambiando y los principales instrumentos son las redes sociales y las plataformas de inversión. “Las redes sociales han venido a empoderar a las personas, pero necesitan un lugar donde puedan actuar y eso se vio reflejado ahora con las plataformas de inversión”, explica Javier Martínez, director de GBM digital.
La euforia por Gamestop también llegó a México. GBM+ es la principal plataforma de inversión, con una participación de 54% del total de cuentas en el país, según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
“Tuvimos el doble de personas, tanto en tráfico como concurrencia, de nuestro pico histórico. Fue una semana de muchísima demanda, tanto de operar estas acciones como de abrir nuevas cuentas”, dice Martínez. La participación de cada vez más personas en el mercado, sumada al alcance de los foros virtuales y las redes sociales, hará que este tipo de episodios se vuelva más común. De hecho, después de lo de Gamestop, un movimiento similar, aunque no llegó a tales extremos, lo vivieron acciones de la cadena de cines AMC, el fabricante de auriculares Koss y la firma de comunicaciones Nokia. “En la medida en que se organizan las masas, esto puede volver a suceder en cualquier activo. Al final, el precio de las acciones se determina por oferta y demanda: mientras más personas estén interesadas en comprar una acción, más demanda habrá. Y eso puede generar que los precios se disparen sin una razón justificable en términos de los números de la empresa”, dice Guillermo Delgado, director de Operaciones de Black Wallstreet Capital. A veces, incluso, solo hace falta un tuit de Elon Musk para mover todo. El segundo hombre más rico del mundo, de acuerdo con el índice de millonarios de Bloomberg, ha estado muy activo en la red social y basta con que escriba sobre cualquier empresa para que el precio de sus acciones se dispare. Y no siempre para bien. En un mes (del 20 de enero al 16 de febrero), las acciones de Clubhouse Media Group, una firma de mercadeo y medios de comunicación dirigida a influencers, subieron 654% porque los inversionistas la confundieron con Clubhouse, una red social que emula un podcast mezclado con una sala de chat para transmitir audios en tiempo real y en la que ha participado el dueño de Tesla. “Estamos en un mundo donde se sigue a un ‘líder’ y donde las personas no tienen criterios. Estamos viendo a esos millennials que son unos followers, tienen baja cultura financiera y alta dependencia de las redes sociales. Al igual que se influencian para comprar una camisa, lo hacen para comprar acciones. Cada uno debe ser consciente de lo que hace”, señala Javier Molina, analista de la plataforma global de inversiones etoro. Los expertos indican que esto es mera especulación, más como una apuesta en un casino que una verdadera estrategia de inversión. Pero supone un gran reto, sobre todo, en México, donde la educación financiera es baja y hay pocos inversionistas en el mercado: las cuentas de inversión representan apenas 1.5% del total de personas económicamente activas en el país. “Ahora, el desafío es entender cómo converge esta nueva forma de comunicación, las redes sociales, con una buena asesoría financiera o con un buen portafolio de inversión”, indica Juan Hernández, director de Vanguard para Latinoamérica.