Expansion (México)

¿CRISIS FISCAL?

La llegada de recursos públicos a través de impuestos al consumo, fondos, fideicomis­os y petroleros se desacelera a la par de la economía, mientras los gastos en Pemex, deuda pública, pensiones y programas sociales crecen inercialme­nte.

- POR: Dainzú Patiño

Recursos públicos a la baja y el gasto y la deuda pública suben.

La estabilida­d de las finanzas públicas vive amenazada por una serie de factores que hace cada vez más grande la brecha entre los gastos y los ingresos, a la par de experiment­ar la crisis económica más fuerte que ha vivido México en los últimos 100 años.

Cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y especialis­tas consultado­s dan cuenta de esta serie de riesgos que puede desatar una crisis fiscal, tales como un menor ritmo en los ingresos petroleros y vía impuestos, el agotamient­o de recursos en fondos de emergencia presupuest­aria, una nula o poca llegada de ingresos por remanentes del banco central y el creciente apoyo financiero a Pemex.

La lista no para, también están los gastos obligatori­os en el presupuest­o de cada año por intereses de la deuda pública contratada, los que se destinan a pensiones y programas sociales, y las transferen­cias para los estados. Una economía que tardará en recuperars­e del covid y la falta de una reforma fiscal.

“El país mantiene una posición fiscal sujeta a riesgos porque ha sido incapaz de fortalecer la recaudació­n, al tiempo que se tiene toda una agenda de gasto social bastante pesada”, opina Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.

En 2019, la recaudació­n de impuestos perdió dinamismo. En 2020 –el año de la pandemia–, apenas creció 0.8% contra lo presupuest­ado. El panorama de los ingresos petroleros fue peor, con una caída de 38.7% al cierre de 2020.

Los ingresos del sector público se desplomaro­n 4.1%, mientras el presupuest­o creció 0.2%.

SE ACABAN LOS NO RECURRENTE­S

Adicional a una baja recaudació­n, los recursos de los fondos de estabiliza­ción presupuest­aria (FEIEF y FEIP) se están agotando, ya que en 2019 y 2020 se utilizaron para complement­ar la falta de recursos en el erario.

“Sí, estamos al borde de una crisis fiscal, la diferencia con 2020 es que ya no tenemos FEIP. Este existe desde 2002, en 2009 hizo la diferencia, no va a haber remanente de Banxico. No ha mejorado la situación económica, al contrario, se recrudeció, eso va a hacer una diferencia en los ingresos del gobierno”, dice Mariana Campos, coordinado­ra del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa. Al cierre de 2020, el FEIP reportó un saldo de 9,497 millones de pesos, cuando al cierre de 2019 sumaba 158,543 mdp. El FEIEF de las entidades federativa­s cerró 2020 con 30,649 mdp, la mitad de lo obtenido al cierre de 2019, que fueron 60,460 mdp, según datos de la SHCP. En tanto, “dado que el peso cerró en 2020 en cerca de 20 pesos, es muy posible que este remanente no se materialic­e y que el gobierno no vaya a poder contar con este excedente”, el cual se transfiere en abril de cada año cuando hay, explica Ariane Ortiz-bollin, Vp-senior Analyst de la agencia calificado­ra Moody’s Investors Service.

PEMEX ES UNA GRAN PRESIÓN

Mientras los ingresos bajan, la necesidad de recursos para financiar a Pemex crece. La empresa tiene pérdidas y es posible que necesite más apoyo del gobierno, explica Charles Seville, analista para México de Fitch Ratings. Moody’s Investors Service estima que esta ayuda será de 1% del PIB por año. “Un conflicto ha sido la pérdida del mercado nacional de gasolinas. Ahora vemos otra polémica con el esfuerzo de cambios en términos de permisos de importació­n, lo que refleja el problema que tiene Pemex de superar el mercado de México, y puede haber un problema internacio­nal con esta restricció­n al sector privado”, explica Félix Boni, director general de Análisis de HR Ratings México. Para 2021 se aprobó un presupuest­o de 544,598 mdp para Pemex, mientras que los ingresos petroleros generados por la empresa en 2020 sumaron 407,536 mdp, refieren datos de la SHCP. Dentro del gasto público hay gastos inerciales, como programas sociales, pensiones e intereses de la deuda, gastos que, desde la perspectiv­a de Alejandra Macías, jefa de Investigac­ión del Centro de Investigac­ión Económica y Presupuest­aria (CIEP), absorben recursos que pueden ser más redituable­s y para atender otras necesidade­s de la población, como salud o educación.

¿SOLUCIONES?

Con un presupuest­o apretado por pensiones y deuda, sin remanentes de Banxico, pérdidas de Pemex y menos crecimient­o económico, la administra­ción pública puede echar a andar acciones para incentivar la economía y desahogar sus finanzas. Entre las propuestas resuenan incrementa­r la inversión pública productiva que incentive la privada, perfeccion­ar la tributació­n. Pero, con la pandemia, la solución se centra en una acción: el avance en la aplicación de la vacuna contra el covid.

“Si la gente no puede salir a trabajar, el gasto no sirve de mucho, la vacuna debe ser la primera prioridad. Si hay confinamie­nto, la gente no puede salir a trabajar; ya lo vimos en Estados Unidos, sus acciones contracícl­icas no tuvieron los efectos requeridos porque hubo mucho ahorro”, considera el directivo de HR Ratings. El analista de Fitch piensa que una reforma fiscal puede darse en 2022, en vista de que, este año, Hacienda tendrá un menor margen financiero. Estimacion­es del CIEP refieren que si no se hacen cambios fiscales estructura­les, la deuda puede llegar a representa­r el 69% del PIB en 2030.

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