LECCIONES DE LIDERAZGO GENERACIONAL
El liderazgo necesita evolucionar de forma constante, las características de un CEO exitoso el día de hoy son muy diferentes a lo que eran hace 10 o 20 años y lo serán también dentro de una década. Con la llegada de nuevas generaciones al entorno empresarial sumado a factores como la revolución tecnológica, el impacto por la pandemia, el cambio climático y los cambios en los hábitos de consumo, veremos una restructura en la forma de operar y dirigir un negocio con una visión innovadora, tecnológica, sostenible y socialmente responsable en las próximas generaciones.
En México, los jóvenes de entre 15 y 29 años representan un tercio de la población, por lo que cada día estas generaciones se incorporan a puestos de liderazgo y, para 2030, predominarán en el entorno empresarial. Este cambio generacional será crucial para la recuperación económica en una década marcada por la crisis de la pandemia. Ante esto, ¿qué podemos aprender una generación de otra? ¿En qué somos diferentes a la hora de tomar decisiones?
Las nuevas generaciones tienen un mayor enfoque en aprovechar las nuevas tecnologías, operar con mayor eficiencia e invertir menos recursos. Una parte de las generaciones más grandes se resisten a la digitalización por la dificultad o el riesgo de cambiar estructuras, lo que puede derivar en un decrecimiento y poner en riesgo la supervivencia de sus negocios. El problema en el que se pueden encontrar ambas generaciones es que la digitalización no siempre significa cambio y eficiencia, muchas empresas conservan vicios y errores internos, como una mala administración y operación, nulo conocimiento del mercado y una estrategia deficiente, que terminan por ser un obstáculo para lograr una correcta digitalización. Ser digital significa cambiar desde el centro del negocio: los sistemas, los procesos, las estructuras, la cultura, el personal y la información. Otra diferencia que he encontrado es que los jóvenes innovan más porque son más abiertos al fracaso y la experimentación, esto les permite aprender rápido y adaptarse mejor en un mundo volátil. Las generaciones más grandes, en cambio, son más cautelosas, muchas han crecido con la mentalidad de evitar el fracaso, en la que no se permite la experimentación o es muy lenta y desarticulada al verla como un riesgo.
La solución está en buscar fracasos controlados. No siempre se trata de arriesgarse, se trata de tener la voluntad de intentar algo fuera de la caja y tomar riesgos calculados para alcanzar conclusiones bien investigadas. Los jóvenes necesitan contar con más datos para que la experimentación sea segura y los más grandes necesitan aprovechar los datos para salir de su zona de confort. Estudios como el ‘Informe de impacto del milenio’, de Achieve Consulting, y la ‘Encuesta del milenio’, de Deloitte, sugieren que las generaciones más jóvenes están cada vez más insatisfechas con carreras profesionales que no generan un impacto positivo en el mundo. Esto, sumado a los desafíos actuales que han creado todo un conjunto de necesidades humanas y materiales, se vuelve una oportunidad para adoptar una visión y un objetivo de transformación. Aunque tenemos diferencias, hay características que nos hacen coincidir sin importar nuestra generación. Los líderes más exitosos nunca dejan de aprender; son emocionalmente inteligentes, tienen un alto nivel de empatía, son inspiradores y gozan de equilibrio entre su vida personal y la profesional. Pero la característica más importante de un líder exitoso es su red de iguales y mentores de quienes aprende. Esto significa que el cambio generacional, aunque conlleva transformaciones, siempre se nutre y se apoya en otros liderazgos experimentados para tomar la batuta, apalancarse y lograr empresas en crecimiento.