ADRIÁN AGUIRRE
INGENIERO EN JEFE DE FORD DE MÉXICO
Aesa edad en la que la pregunta sobre qué quieres ser de mayor se toma como un juego, Adrián Aguirre sabía perfectamente que sería ingeniero. Su padre lo era y desde muy pequeño él disfrutaba armar y desarmar todo lo que podía. “Fui niño de legos”, cuenta. A los 13 años, tras ver un vehículo de autoarmado que compitió en La Baja 1000 –un rally de todoterrenos que se realiza en Baja California– en el patio trasero de un amigo de su padre, decidió que quería dedicarse a armar autos. Y no pasó mucho tiempo antes de que empezara a hacerlo.
Mientras cursaba el primer año de ingeniería en el Tecnológico de Monterrey, a los 18 años, consiguió un patrocinio de la escuela y de la marca de chicles Canel’s para armar, junto con otros compañeros, un todoterreno que compitió en la carrera. “Me di cuenta de que me gustaba mucho ese rol de liderar un proyecto completo”, cuenta. Tras obtener su título como ingeniero mecánico administrador en 2004, Aguirre aplicó para una vacante en el Centro de Ingeniería de Ford. Dos años después, y con el apoyo de la armadora, fue al MIT a estudiar una maestría en Ingeniería de Sistemas, convirtiéndose junto con otro compañero en los primeros ingenieros que la filial mexicana mandaba al programa. Le siguieron una veintena más en la siguiente década. Aguirre tuvo su gran oportunidad en 2016, cuando fue elegido por la corporación como el ingeniero en jefe del proyecto Bronco Sport, un todoterreno que vería la luz cuatro años después y con el que Ford marcaba su regreso al segmento.
“Este proyecto ha sido el hito de mi carrera porque consolida la visión que el Centro de Ingeniería de Ford ha estado persiguiendo por 15 años: que un grupo de ingenieros de México pudiera desarrollar un vehículo completo que se vendiera a nivel global”, explica Aguirre.
Ford invirtió más de 1,000 millones de dólares en el desarrollo de Bronco Sport –que se construye en la planta de Hermosillo, Sonora– y Aguirre tuvo la responsabilidad de garantizar que el modelo saliera en tiempo, con la calidad requerida, con un costo viable de manufactura y con una etiqueta de precio asequible. “Es el primer ingeniero mexicano al que la corporación asigna una responsabilidad de esta magnitud”, dice Marcos Pérez, jefe de Aguirre y director de Ingeniería y Desarrollo de Producto de Ford en México.