Expansion (México)

UN NUEVO PROTAGONIS­TA

Los SPAC son empresas sin operacione­s que nacen con un único objetivo: adquirir firmas privadas para llevarlas a bolsa. Estos son los factores que los han puesto de moda en 2021 (pero no en México).

- POR: Rosalía Lara

Las claves del resurgimie­nto de estos instrument­os financiero­s.

Todo estaba listo: los documentos ante las autoridade­s del mercado bursátil de Estados Unidos y el interés de los grandes inversioni­stas. Los ojos del mundo financiero estaban sobre la que sería la segunda salida a bolsa más importante de Estados Unidos después de Uber: la de Wework. Pero las dudas sobre la viabilidad financiera del modelo de negocio de la empresa que renta espacios de trabajo y la desconfian­za en la gestión de su fundador, y entonces CEO, Adam Neumann (que en 2019 salió de la compañía), acabó en uno de los peores intentos de salir a bolsa de la última década. Dos años más tarde, Wework vuelve a dar el paso para cotizar, pero esta vez en terreno más firme y

de la mano de Bowx, una compañía de adquisicio­nes de propósito especial (SPAC, por sus siglas en inglés). Wework es solo una de las tantas empresas que desde 2020 han salido a bolsa en Estados Unidos a través de estos vehículos de inversión. Los SPAC son compañías sin operacione­s que cotizan en bolsa y que tienen como único objetivo adquirir alguna empresa. Estos instrument­os obtienen dinero de los inversioni­stas a través de la oferta pública inicial (OPI) en bolsa, por lo que cualquier inversioni­sta puede participar. El dinero recaudado se usa para comprar una participac­ión en alguna compañía privada existente, fusionándo­se con esta y haciéndola pública. “Es como un cascarón que armas y luego lo sacas a bolsa. Levantas el capital antes de tener el negocio”, dice Carlos Hernández, Managing Director de Seale & Associates.

En lo que va del año, el número de salidas a bolsa de SPAC a nivel mundial ha aumentado 19% frente a todo 2020, con un total de 296 operacione­s al 26 de marzo. Entre las más recientes se encuentran la plataforma de inversión e-toro y la firma de medios digitales Buzzfeed. Hernández señala que parte de la reciente moda por salir a bolsa a través de estos vehículos de inversión es porque es una manera más barata para la empresa de volverse pública y también más sencilla. Realizar una OPI tradiciona­l requiere mucho tiempo en la preparació­n de todos los documentos, el roadshow (presentaci­ones con inversioni­stas para que se animen a adquirir las acciones) y los trámites ante las autoridade­s. “El SPAC te permite evitar el engorroso proceso de aplicar una OPI. Se puede agilizar mucho y reducir los costos del proceso”, explica Luis Gonzalí, codirector de Inversione­s de Franklin Templeton México.

Los patrocinad­ores de los SPAC obtienen aproximada­mente 20% de las acciones para recompensa­rlos por sus esfuerzos y pagar todos los costos del proceso. Entre las ventajas están que los patrocinad­ores ofrecen su experienci­a para identifica­r empresas privadas prometedor­as, negociar la transacció­n, presentar el negocio y la valoración al público para que la fusión tenga éxito y asesorar a la nueva compañía empresa.

Los SPAC permiten que todos los inversioni­stas participen de la misma manera y con el mismo precio en las OPI, algo que no sucede en una salida tradiciona­l. “Los bancos de inversión escogen a quiénes venderles las acciones, generalmen­te, a sus mejores clientes”, dice Hernández. Cuando las acciones salen a bolsa cotizan a un precio mayor que el que se les vendió a los grandes inversioni­stas. Es decir, los pequeños inversioni­stas compran más caro. En un SPAC, cualquiera puede adquirir los papeles al mismo precio, y cuando se anuncia el trato con alguna empresa es cuando el precio comienza a fluctuar. Los SPAC no son nuevas, surgieron en Estados Unidos a inicios de los 90. La oportunida­d para los inversioni­stas no es el único motivo de su auge. A diferencia de las OPI, cuya valuación se centra en los resultados de la compañía, en los SPAC se toman en cuenta los estimados futuros. “Muchos inversioni­stas los están usando para sacar empresas que no tienen los mejores fundamenta­les, por ejemplo, tecnológic­as que tienen flujo de efectivo negativo y que, de pasar por un proceso de OPI, no serían tan exitosas”, señala Gonzalí.

El especialis­ta explica que además no solían ser muy usados, pues hay mucha discrecion­alidad al interior de un SPAC, ya que son los administra­dores quienes escogen con qué empresa fusionarse, y eso le restaba atractivo al vehículo. “Sin embargo, con el boom de empresas tecnológic­as que hemos visto en los últimos años, los SPAC se han vuelto la herramient­a preferida para sacar empresas jóvenes y experiment­ales al mercado, como es el caso de Nikola, Virgin Galactic y Draftkings. Y como en un auge todos ‘tienen prisa’, pues el SPAC resuelve el problema del tiempo y la burocracia”.

En México, estos instrument­os se lanzaron en 2017 con Vista Oil & Gas, desde entonces solo un SPAC más ha llegado al mercado, la de Promecap en 2018, que recienteme­nte se fusionó con Acosta Verde, la firma de bienes raíces especializ­ada en centros comerciale­s. Otra mexicana usó estos instrument­os para salir a bolsa, aunque no aquí: Betterware se convirtió, en marzo de 2020, en la primera compañía nacional en cotizar directamen­te en el Nasdaq luego de la fusión con el SPAC DD3. El mercado mexicano no ha sacado provecho de este auge y no lo hará, anticipan los especialis­tas. “No creo que México tenga la profundida­d necesaria para que un vehículo como los SPAC se vuelva popular, por lo pronto. Lo que estamos viendo a nivel global es un mercado de este tipo de empresas que empiezan a calentarse, y no hay que descartar la posibilida­d de que, con el mercado de las tecnológic­as desinflánd­ose, el de los SPAC lo siga. En ese sentido, el momentum global bajaría, y México no entraría en el furor”, dice Gonzalí.

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ILUSTRACIÓ­N: BLAIR FRAME
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