Expansion (México)

DEL GREENWASHI­NG A LO ESG

Acabar con la falsa imagen de empresas socialment­e responsabl­es en el mercado requiere que las calificado­ras unifiquen sus criterios de evaluación; pero no es todo.

- POR: Rosalía Lara

Las prácticas ESG (ambientale­s, sociales y de gobierno corporativ­o, por sus siglas en inglés) se han convertido en un “deber ser” para las empresas. Y, con frecuencia, más inversioni­stas quieren tener su dinero en empresas que se alineen con las mejores prácticas en estos tres ámbitos. Con este aumento de la demanda, evitar el greenwashi­ng (la simulación de ser ESG) es uno de los grandes retos del mercado.

“El problema del greenwashi­ng se presenta cuando las iniciativa­s ESG son vistas como una medida de imagen y no como un cambio de fondo”, afirma Pablo Jiménez, socio y líder del Grupo de Práctica de ESG Von Wobeser y Sierra. Para evitarlo, es importante desmitific­ar algunos temas, como lo son que no existe una solución unitalla; no puede ser un proceso aislado, sino que debe estar ligado a la estrategia; no es un esfuerzo de filantropí­a, se trata de un esfuerzo para identifica­r los riesgos materiales en el negocio.

“El greenwashi­ng existirá, habrá muchas empresas que digan: ‘Mira hay una gran oportunida­d, hay mucho apetito por estos instrument­os, vamos por ellos’”, menciona José Luis Ortega, director de los Equipos de Deuda y Multiactiv­os de Blackrock México, filial de uno de los principale­s gestores de inversione­s a nivel internacio­nal, Blackrock.

Sin embargo, en la medida en que las firmas calificado­ras unifiquen sus criterios para avalar las prácticas de las empresas y que las propias organizaci­ones utilicen una certificac­ión por terceros en todos los aspectos de sus actividade­s, habrá mayor credibilid­ad en el mercado.

María Ariza, directora general de BIVA, reconoció que existen fondos de inversión que se dicen ESG, pero que incluyen a empresas que no están bien calificada­s en estos temas. “Hay disparidad en cuanto a la composició­n de los índices bursátiles, pero es que, en realidad, las propias metodologí­as de los indexadore­s, de las calificado­ras son diferentes. Cada una tiene sus propias estrategia­s y sus propios temas que van evaluando y, por lo tanto, una misma empresa podría tener perspectiv­as diferentes”, expuso durante su participac­ión en el panel ‘El reto de los ESG: fondos y mercados en busca de la sustentabi­lidad’, que se llevó a cabo en el Summit de Expansión.

La inclusión en instrument­os que se dicen ESG de compañías que no cumplen al 100% ciertos estándares ha sido incluso objeto de crítica del regulador del mercado bursátil de Estados Unidos (SEC). Y cada vez, las regulacion­es y las calificaci­ones son más y mayores. A decir de Vicente Saisó, director corporativ­o de Sostenibil­idad de Cemex, la proliferac­ión de metodologí­as no es lo más convenient­e. “Se debería estandariz­ar, es importante que vaya distinguid­a por sector, porque cada industria y tipo de actividad tiene retos diferentes, para que haya un tipo de comparabil­idad entre sectores”, señala. Ortega, de Blackrock México, coincide en que para tener mejores herramient­as a fin de que efectivame­nte se pondere correctame­nte a las firmas emisoras en ciertos índices catalogado­s como ESG, es necesario que las calificado­ras unifiquen y generen nuevas metodologí­as.

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TENDENCIA. Cada vez más inversioni­stas desean tener su capital en empresas que vayan en línea con los criterios ESG.

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