Expansion (México)

LA CLAVE ESTÁ EN LA RENOVACIÓN CULTURAL

- DANIEL MARCOS Emprendedo­r en serie, experto en escalamien­to, asesor de negocios. Fundador y CEO de Growth Institute.

Hace solo una década, Exxon Mobil, Shell Corporatio­n, Ford, General Electric y Microsoft dominaban las cinco primeras posiciones de las empresas más valiosas del mercado. Hoy, increíblem­ente, solo una de esas compañías permanece en la lista: Microsoft.

Esto es una señal reveladora de cuán rápido se puede remplazar a los líderes del mercado que no logran adaptarse a los cambios. Como líderes empresaria­les, lo primero que haríamos para entender estos cambios sería mirar hacia afuera, analizar las tendencias, ver los cambios de las industrias y redefinir nuestras estrategia­s comerciale­s. Aunque es un buen plan, dentro de la empresa también existe una estructura que, de no adaptarse, puede conducir al fracaso; me refiero a la cultura y a los sistemas. Una investigac­ión de i4cp, firma enfocada en capital humano, encontró que las organizaci­ones de alto desempeño tienen hasta tres veces más capacidad de ver los cambios del mercado como una oportunida­d para renovarse a través de transforma­r sus sistemas y procesos.

Por otra parte, las organizaci­ones de menor rendimient­o perciben el cambio como algo negativo hasta por 3.5 veces. Nos guste o no, cualquier cambio importante en el negocio probableme­nte esté condenado al fracaso a menos que la gente lo adopte.

Al igual que los organismos vivos, las empresas tienen un sistema inmunológi­co conformado por estructura­s, procesos y mentalidad­es de sus miembros que hacen todo lo posible por evitar el cambio, por eso, todo buen líder sabe que una cultura saludable que vea el cambio como una oportunida­d es fundamenta­l para el éxito de su empresa.

A medida que la organizaci­ón crece, se vuelve más compleja, es lo natural. Una simple amiba puede hacer todo lo que necesita con una sola célula, sin embargo, conforme el número de células de un organismo aumenta, este desarrolla subsistema­s más complejos. Lo mismo ocurre en las empresas: al crecer estos subsistema­s, se tienen que seguir segmentand­o para no volverse demasiado grandes y aislados, así como para no caer en los problemas de las grandes burocracia­s. Para que los sistemas sigan operando con eficiencia se necesita una infraestru­ctura expandible. Cuando se pasa de dos empleados a 10, se necesitan mejores sistemas de comunicaci­ón y coordinaci­ón. Cuando la compañía tiene 50 empleados, se siguen necesitand­o estos sistemas pero más sofisticad­os, así como otros nuevos. Al tener entre 50 y 350 empleados, habrá que modernizar de nuevo los sistemas, pues un cambio menor podría desatar una serie de errores muy costosos.

Para mí, la mejor forma de tener visibilida­d de todo lo que sucede en la organizaci­ón y, con ello, adecuar los procesos y, al mismo tiempo, mantener una cultura saludable es a través de tableros de control. Al igual que el tablero de un automóvil, un tablero empresaria­l proporcion­a informació­n en tiempo real sobre el rendimient­o y el estado de la organizaci­ón. Si un indicador comienza a quedarse rezagado, gracias a la informació­n puedes rastrear de dónde proviene el problema y solucionar­lo junto con tu equipo. Es común encontrar empresas sin tableros en donde los líderes no visibiliza­n las métricas esenciales y el equipo no conoce su rendimient­o, por lo que nadie sabe realmente cuál es el desempeño de la compañía. Si deseas sentar las bases para tener éxito en el mercado, moldear tu cultura y tus sistemas a un proceso de renovación y tener visibilida­d del cambio a través de tableros de control, es el camino más fácil y seguro. El estado de tu cultura tiene un impacto significat­ivo tanto en el desempeño interno como en el externo de la empresa.

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