¿QUIÉN DA MÁS?
El Banco Central de Estados Unidos subirá las tasas en 2022 antes de lo esperado. Frente a ello, es hora de reconfigurar los portafolios en busca de mayores rendimientos.
La inflación es el mayor miedo de los bancos centrales. Y no es para menos: si no se controla, puede desatar una crisis económica y desplomar el poder adquisitivo de la gente. Por eso las alertas se encendieron cuando Estados Unidos, la mayor economía del mundo, registró en 2021 una inflación de 7.04%, la mayor en 40 años. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (el banco central de ese país, también llamado Fed), llevaba meses diciendo que la inflación era “transitoria”, pero en diciembre ya no pudo negar la realidad. La principal herramienta de estas instituciones cuando todo se encarece es subir las tasa de interés de referencia. Por ello, la Fed planea aumentarlas antes de lo previsto desde su actual nivel –entre 0 y 0.25%– a 0.9% a finales de 2022 y 2.1% para 2024. La meta es contener la inflación en 2%, que es el mandato que tiene la Fed. Ben Laidler, estratega global de e-toro, señala que el ritmo de esta alza de las tasas dependerá de la inflación y opina que esta tenderá a descender “a medida que el ritmo del repunte económico se desacelere y las cadenas de suministro se ajusten”. Todo esto cambia el panorama de los inversionistas. Un aumento de las tasas siempre termina impactando al mercado: el rendimiento de los bonos gubernamentales y empresariales sube, mientras que las acciones de la bolsa suelen bajar.
Pero una cosa es la teoría y otra, la realidad. Blackrock estima, en cambio, que para 2022 las acciones obtendrán un resultado positivo y los bonos registrarán pérdidas a nivel global por segundo año consecutivo, algo que no ocurre desde 1977. “Los bancos centrales y los rendimientos de los bonos responden con mayor lentitud al aumento de la inflación que en el pasado. Esto debería mantener los rendimientos de los bonos en niveles históricamente bajos y respaldar las valuaciones de las acciones”, señala esta firma en un reporte.
Por el momento, las acciones ya han resistido las primeras alzas de tasas: en el último trimestre de 2021, el índice S&P 500 de Wall Street –uno de los más importantes a nivel mundial– subió 10%. “Pero debajo de la superficie no todo ha sido color de rosa. Hay un grupo de acciones que ya se ha visto afectado: el de la ‘tecnología disruptiva’, que tenía altas valuaciones (y altas deudas)”, señala Laidler. Como ejemplo, se encuentra el ETF ARK Innovation, compuesto por empresas como Tesla, Zoom, Coinbase, Spotify y Shopify, que en el último trimestre perdió casi 20%. “En acciones, la tendencia seguirá siendo al alza, pero con unos baches en el camino”, opina Luis Gonzali, codirector de Inversiones de Franklin Templeton México.
En cuanto a la renta fija, los bancos centrales de los mercados emergentes han liderado hasta ahora el alza de las tasas, “porque son a los que se les ha presentado una situación inflacionaria un poco más compleja”, comenta Cristóbal Doberti, gerente regional de Estrategias de Ahorro e Inversión de SURA Asset Management. Hoy, estos países son los que pagan mayores rendimientos por los bonos que emiten. Y la deuda corporativa, dentro de este segmento, será todavía más atractiva, señala el experto.
Los analistas son optimistas sobre 2022, pues esperan que la recuperación económica se consolide por fin. Pero la inflación y las alzas de tasas serán los dos focos rojos que moverán los mercados en el año.