LA FATIGA EN LOS LÍDERES DE NEGOCIOS
En mis años como emprendedor y de ayudar a otros líderes a escalar sus negocios, he notado que el agotamiento, el estrés y la falta de tiempo son cada vez más una consecuencia de esta profesión. Claramente esto no es lo ideal y no es la razón por la que uno decide emprender, al contrario, lo hace por las libertades que puede brindarle.
México es uno de los países de la OCDE con más altos índices de estrés y agotamiento laboral, donde los equipos dedican hasta 2,148 horas al año a su trabajo; cifras alejadas de la media de 1,726 horas recomendadas. De acuerdo con un estudio del IPADE de finales de 2021, se concluyó que seis de cada 10 ejecutivos mexicanos padecen altos niveles de estrés y agotamiento. ¿Te has visto trabajando 15 horas diarias y, aun así, no es suficiente para llegar a tus metas? Uno espera que a medida que la empresa crece, todo se vuelva más sencillo; lo que en realidad no funciona así, sino todo lo contrario. Verne Harnish, en su bestseller Scaling Up, plantea el concepto “la paradoja del crecimiento”, la creencia de que a medida que crece una empresa (el equipo, los recursos y los clientes), las cosas serán más sencillas; pero, en realidad, todo se vuelve más complejo.
Escalar una empresa es estimulante pero también es difícil (sobre todo, si careces de las herramientas necesarias), solo una de cada nueve compañías logra mantener un nivel mínimo de crecimiento en su rentabilidad en un periodo de 10 años. Es por eso que en estas etapas de crecimiento resulta un lujo para los líderes quitarle la vista de encima a sus empresas y encargar la operación a su equipo. Tiene sentido suponer que con más gente se hará más trabajo, se atenderá a más clientes y el equipo de liderazgo estará más enfocado, pero más personas también significa que todos los canales se hacen más complejos.
La clave para contrarrestar la paradoja del crecimiento está en la ejecución, es decir, tener una operación eficiente que no te absorba en resolver urgencias diarias y te permita ser estratégico para ver todo lo importante que está sucediendo en tu mercado e industria. Cuando ejecutas bien, tu margen de crecimiento se amplifica; si tu ejecución es mala, tienes muy pocas ganancias y, por lo tanto, tienes que trabajar el doble. Una buena ejecución comienza con definir prioridades, saber a dónde quieres llegar y qué debe hacer cada miembro del equipo para encaminar la empresa hacia allí. No es lo mismo decir “quiero escalar mi compañía” que decir “quiero crecer 20% cada año, trayendo 10 clientes estratégicos nuevos”, esto servirá como una brújula de alineación para el equipo. Lo que no se puede medir, no se puede mejorar. Al igual que el tablero de un automóvil proporciona información en tiempo real sobre el rendimiento y el estado del motor, se necesita tener data a través de tableros de control para conocer el desempeño de la compañía. Esta información permitirá saber los avances y tomar decisiones estratégicas para ajustar el rumbo de lo que funciona y lo que no.
El último factor determinante para una buena ejecución es saber comunicarse con el equipo a través de reuniones diarias, semanales y mensuales, en las que se puedan discutir problemas tácticos y estar actualizados. Las reuniones permitirán que se desarrollen discusiones sobre oportunidades, inquietudes estratégicas y cuellos de botella.
Detrás de un líder exitoso, detrás de una promesa en el escalamiento de un negocio, hay un liderazgo efectivo, una correcta ejecución y una buena administración del drama empresarial. No olvidemos que quienes están detrás de una empresa en crecimiento son personas que comenzaron un emprendimiento para ganar libertad y, de no obtenerla, entonces queda preguntarse “¿qué caso tiene esto?”.