LAS PETROLERAS MÁS RIESGOSAS
Pemex es la empresa con mayores riesgos ESG, solo por detrás de la venezolana PDVSA.
Un análisis de la consultora IPD Latinoamérica, con información de Sustainalytics a febrero pasado, coloca a Pemex como la segunda petrolera con mayores riesgos ASG. Una exposición alta ya es considerada por algunos fondos y bancos como riesgo financiero.
Las empresas privadas han sido las primeras en ser presionadas para cumplir con estos criterios. La explicación es sencilla: sus inversionistas, generalmente, grandes fondos o instituciones financieras, tienen más poder de injerencia en sus decisiones y un lugar en su consejo de administración. Pero en el caso de Pemex, su consejo está ocupado por los principales funcionarios en materia energética y económica, y los consejeros independientes son personajes cercanos al presidente. En el caso de las empresas públicas, la presión vendrá al recurrir a los mercados para la emisión de bonos, la refinanciación de deuda o la búsqueda de capital. Pemex ha descartado la última opción, pero una de las bases de su plan es la refinanciación de sus pasivos. Si una empresa tiene una buena calificación en estos criterios, el mercado suele premiarla con menores tasas de interés.
PEMEX HA ANUNCIADO TEMAS DE ESG Y MEDIDAS, PERO TODAVÍA NO SE VE EN LOS NÚMEROS. TIENE MUCHAS ÁREAS PARA MEJORAR, PERO LA POLÍTICA DEL GOBIERNO ACTUAL NO ENCAJA EN ESTO. Luis Gonzali, codirector de Inversiones de Franklin Templeton México.
“Eso es un peligro para una compañía que tiene el monto de deuda de Pemex y que la mayoría no está en pesos mexicanos”, dice John Padilla, director de IPD. Luisa Palacios, investigadora de la Universidad de Columbia, dice en un paper que si las petroleras estatales no cumplen con estas nuevas demandas, “podrían tener consecuencias nefastas para sus países”.
En el caso mexicano, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que dirige Manuel Bartlett, ya ha dado un primer paso con la colocación en febrero de un bono verde por 1,750 millones de dólares en los mercados extranjeros y en medio de críticas por también basar su plan en los combustibles fósiles. Su reto será demostrar el uso correcto de los recursos que, de acuerdo con el proyecto, deben ser utilizados para soluciones renovables. Con Pemex sucede algo distinto. No desarrollar una estrategia para cumplir con criterios ASG tendría un efecto en la hacienda pública. En este sexenio, la relación entre las finanzas de la estatal y las federales se han hecho mucho más estrechas y, pese a ello, la deuda de Pemex apenas se redujo 0.7% durante el año pasado. “Es muy temprano, ESG es algo que estaría bien pedir, pero todavía no llegamos al punto de exigirlos”, dice Gonzali. Las calificadoras de riesgo ya han hecho recomendaciones, como priorizar la extracción de crudo por encima de la refinación. La empresa no las escuchó. La siguiente recomendación es tomar en cuenta estos criterios. Pemex aún está a tiempo, dicen los analistas.