EL PODER DEL ERROR
Culturalmente, da miedo cometer un error. A lo largo del tiempo, error ha significado castigo, incapacidad o vergüenza. A nadie le gusta sentirse así y habitualmente se tiende a reconocer más rápido el error ajeno que el propio. Este hábito es entendible y ocasiona, la mayoría de las veces, poco aprendizaje, poco cuestionamiento y nubla la capacidad de innovar. Si modificamos la percepción del ‘error’ como lo conocemos tradicionalmente, los resultados pueden ser muy reveladores. El proceso puede ser un área de oportunidad llena de crecimiento, aprendizajes y mejora continua. Esto me recuerda la frase de Michael Jordan cuando habla de su éxito: “He fallado más de 9,000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. Veintiséis veces han confiado en mí para realizar el tiro que ganaría un juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y es por esto por lo que tengo éxito”. Quien ha visto el documental de Jordan, The Last Dance, podrá ver que cometió muchos errores en su carrera, pero la postura que tomaba al momento de fracasar lo llevó a ser el reconocido atleta que es hoy. Nunca se detuvo a buscar el error ajeno, siempre se enfocó en asumirlo y en el cómo podría mejorarlo. Partiendo de esta base, en Great Culture to Innovate creemos que los errores son regalos encubiertos. Aunque nadie busque el error premeditadamente, los errores suceden. El error no definirá tu trabajo o tu capacidad como persona o empresa, pero el cómo lo afrontes, sí. Porque más allá de equivocarse, lo valioso del proceso de resolución son las herramientas, la capacidad creativa y la cooperación que se desarrollan.
Cometer un error no es opcional, responder a él, sí. Estoy convencida de que los errores son parte del entrenamiento necesario para el desarrollo de una persona o empresa altamente efectiva y saludable. Me gusta escribir sobre el fracaso porque me parece que es una de las situaciones que más nos conectan con nuestra esencia humana. Actualmente, transitamos por la cuarta revolución industrial en la que se cree que las máquinas tienen protagonismo. En el reporte sobre el futuro del trabajo publicado por el World Economic Forum en 2018, se estimó que a causa de la automatización desaparecerían 75 millones de empleos, pero, al mismo tiempo y por la misma causa, aparecerían 133 millones de empleos nuevos. El reporte indica que, a partir de 2020, las habilidades más importantes por desarrollar para el nuevo mundo laboral son la capacidad de generar ideas, la resolución de problemas no predecibles y el pensamiento crítico. Habilidades que se fortalecen aprendiendo del fracaso.
Fallar nos recuerda que no somos máquinas y que, por ende, tenemos el poder de evolucionar. Podemos reflexionar mucho al respecto, por eso estoy feliz de saber que en la segunda edición de nuestro ranking se habla del tema. Espero que, a través de este especial, las empresas inicien un camino de buenas y mejores prácticas que aplaudan e incentiven el fracaso de sus colaboradores, porque si bien es cierto que asumir la responsabilidad de cada error es una tarea que nos toca realizar en lo individual, crear espacios psicológicamente seguros en donde se pueda errar sin consecuencias negativas es una tarea colectiva. Solo aquellas empresas que den pasos significativos en esta misión lucirán con innovaciones en el futuro.