UN SONIDO MODERNO CON MÁS DE 100 AÑOS
La industria de los sintetizadores revolucionó la manera en la que creamos y escuchamos música, aunque ya no es común encontrarlos de manera física.
Dr. Dre utilizó sintetizadores como el Korg para hacer hiphop porque era de los más económicos. Herbie Hancock y Stevie Wonder mantenían una batalla constante para ver quién sacaba un nuevo lanzamiento con la última novedad. Daft Punk hace una pequeña oda a su Moog en la canción ‘Giorgio by Moroder’. Pero la historia de los sintetizadores se remonta más atrás de los años 60 y 70, cuando comenzaron a popularizarse.
Un sintetizador es un instrumento que genera sonido a partir de un oscilador, un elemento electrónico que crea las ondas del sonido y puede modificar la frecuencia, los agudos y graves, la amplitud, el brillo o la opacidad del sonido. Gracias al oscilador, pueden imitar o sintetizar una infinita variedad de sonidos
Christian Balderas, jazzista, profesor del SAE Institute y coleccionista de sintetizadores, explica que en sus inicios tenían otro propósito: “Estaban tocando Debussy, de finales de siglo XIX, con sintetizadores. (...) Eso era cero novedoso. Era la aplicación de un concepto en un instrumento muy moderno a un estilo muy antiguo. Por eso, con la música electrónica vino la experimentación. ¿Qué podemos hacer con esto, que no suene a lo ya tradicional? No tocar Bach”.
Antes de llegar al sintetizador, estaba el invento de Léon Theremin. En 1928, Maurice Martenot creó las ondas Martenot, similar al teclado, con controladores para variar las dinámicas de las notas.
Esta música nueva no siempre fue bien recibida, pero esto no frenó a la industria. A Bob Moog se le atribuye, en 1964, la comercialización de los sintetizadores, porque fue pionero en su manufactura comercial. Y en 1973, el fabricante japonés Roland Corporation creó los Roland Jupiter-4 y Roland Juno6, dos de los más emblemáticos.
DE LO ANÁLOGO A LO DIGITAL
La digitalización cambió la industria. Los avances tecnológicos no solo se dieron en los instrumentos, también en las plataformas para crear. Antes, el músico podía tener las cintas grabadas, recortarlas manualmente y alterar las ondas a través del sintetizador. Ahora, todo ese proceso lo puede hacer en una computadora a través de un Digital Audio Workstation (DAW), programas de edición de audio, como Pro Tools, Logic, Ableton y Garageband.
“Hoy puedes tener casi el mismo sonido de un Roland o un Jupiter-8 sin todo el costo del hardware”, explica Amïn Jabbour, estudiante de ingeniería en audio, músico y productor.
Pero Balderas opina que, así como era absurdo tocar a Debussy con los primeros sintetizadores, es incongruente digitalizar un sintetizador análogo y pretender recrear su sonido.
Moog, Korg, Roland y Yamaha son algunas de las compañías pioneras en sintetizadores que supieron adaptarse a los avances tecnológicos. La primera no solo sigue vendiendo sintetizadores y theremíns análogos, también los adaptó de manera digital y en aplicaciones móviles, como Animoog Z.
Korg desarrolla productos para DJ, producción musical y músicos, así como software nativo para sus productos. Roland expandió su venta hacia otros instrumentos, como teclados, baterías, bajos y hasta instrumentos de viento.
Y los artistas siguen innovando. Desde Kanye West hasta otros más de nicho, como Nils Frahm. Los sintetizadores, desde hace casi 100 años, no dejan de hacerse escuchar.