PISAR SUELO SAGRADO
Enclavado en una de las regiones más místicas de Perú, el Tambo del Inka, A Luxury Collection Resort and Spa es una opción ideal para escapar de la ciudad y visitar una de las maravillas del mundo.
Algo que no es un secreto pero que se logra dimensionar al visitar el Valle Sagrado de Perú es la profunda conexión que tenía –y todavía tiene– el pueblo inca con la naturaleza. Y sin embargo, estando ahí, delante de los Andes, de sus franjas de selva, valles y quebradas, y escuchando el correr del agua de sus ríos, uno puede entender por qué la Pachamama es una de las principales divinidades de las culturas andinas. En el pasado, cuando los recorridos por estos caminos se realizaban a pie, los viajeros se detenían en los tambos, es decir, en posadas donde podían descansar, alimentarse y dotarse de provisiones para continuar su recorrido. Haciendo un guiño a la riqueza histórica de esta región, el Tambo del Inka, A Luxury Collection Resort and Spa es una de las propiedades más exclusivas y auténticas en la que los exploradores actuales pueden sumergirse en la cultura local, admirar las bellezas naturales y desconectarse del ritmo frenético de las grandes ciudades. Al interior de este resort –localizado en el corazón de Urubamba y cuya arquitectura y decoración rinden un homenaje a la iconografía y a las piezas elaboradas por los artesanos de la zona– es posible vivir experiencias con un marcado sabor local. Una de ellas es una ceremonia de reconexión con la tierra y purificación que es guiada por un chamán en lengua quechua. A través de una serie de rituales que involucra los cuatro elementos, los participantes pueden ir entrando a ese estado mental que les permita disfrutar al máximo su estancia. Por su parte, el bar Kiri y el restaurante Hawa son espacios dedicados al enaltecimiento de los ingredientes tradicionales con un toque contemporáneo y nadie puede irse del Tambo del Inka sin haber disfrutado de una parrillada nocturna bajo el cielo estrellado, escenario ideal para probar especialidades como la carne de alpaca y de cuy. Los vegetales, el maíz y las cervezas locales dejan en la boca algunos de los recuerdos más memorables de estas tierras.
Para el descanso del cuerpo y de la mente, el spa Kallpa ofrece un menú de masajes y tratamientos en los que los aromas y sonidos de los alrededores se mezclan con técnicas ancestrales para liberar tensiones y recuperar el equilibrio. También cuenta con un relajante circuito termal y una alberca –parte interior y parte exterior– de agua templada en la que nadar es un reconfortante paréntesis al final de un día de actividades.
Desde luego, llegados a este punto del planeta, tomar un tren con rumbo a Machu Picchu, recorrer sus senderos, admirar sus construcciones e imaginar cómo era la vida durante su apogeo es una decisión que ocurre de forma natural y probablemente sea la mayor recompensa para quienes se regalan la oportunidad de visitar estos terrenos sagrados.