RETOS Y OBSTÁCULOS PARA EL TELETRABAJO
El teletrabajo es una modalidad laboral nueva que implica diferentes retos y complejidades para las empresas. La mayoría de las compañías del país se vieron forzadas a adoptarlo como una opción para mantener sus operaciones durante el confinamiento por la pandemia. Sin embargo, otras no pudieron implementarlo por su modelo de negocio y operaciones.
Antes de marzo de 2020, muy pocas habían puesto en marcha el teletrabajo por voluntad propia. Aún me veo a mí mismo, hace 10 años, cuando fundé mi tercera y actual compañía dedicada a la educación digital y, aun en esta industria, me era impensable que mi equipo no se encontrara en una oficina, en un escritorio y con un horario fijo.
Me tomó años de liderazgo y discusiones con mi equipo entender que no tenía que ser de esta manera. A través de un proceso gradual comenzamos a dar mayores libertades para operar desde diversos lugares del mundo, enfocados en objetivos. Ahí fue cuando entendí que el trabajo vía remota significaba grandes beneficios para mi organización, pero adoptarlo implicaba una nueva estructura organizativa, información, procesos, operaciones, sistemas, personal (reclutamiento), capacitación, comunicación y, sobre todo, cultura.
A más de dos años de la pandemia, creíamos que la tendencia al teletrabajo en el país aumentaría radicalmente, pero no ha sido así, aún hay una gran cantidad de empresas que han decidido regresar a las oficinas. De acuerdo con el estudio ‘Tendencias globales de Talento 2022’, de la consultora Mercer, un 80% de ejecutivos prefiere el trabajo presencial por temas de productividad, cultura y alineación.
Y no solo eso, las nuevas regulaciones a la Norma Oficial PROY-NOM-037-STPS-2022, emitidas por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, han traído nuevas dificultades que hacen de este modelo algo complejo y burocrático para los empresarios y hasta para los empleados. Así sucede con uno de los elementos en cuanto a “notificación de cambios”, en la que el patrón tendrá que autorizar el lugar o lugares desde donde sus diferentes colaboradores podrán trabajar, convirtiendo la flexibilidad en algo no tan flexible. Si bien el objetivo de estas normas es velar por la seguridad y la salud de los empleados, al mismo tiempo demuestran que los gobiernos no han comprendido la digitalización y lo que significa el teletrabajo. Esta incomprensión provocará que muchas compañías opten por regresar a las oficinas, aumente la insatisfacción entre los equipos y se desincentive la contratación por parte de empresas extranjeras.
Debemos velar por impulsar el teletrabajo entre aquellas compañías que se lo puedan permitir y entender que esta modalidad trae beneficios al liderazgo, a la alineación y al enfoque al tener que ser más efectivos para que todo funcione. Los modelos exitosos de teletrabajo se fundamentan en tres pilares: capacitación y cultura, ritmo de comunicación y tableros de control.
La capacitación en torno a las plataformas y herramientas con las que cada colaborador cuenta le permiten asumir un rol de responsabilidad sobre sus resultados. El ritmo de comunicación se refiere a establecer reuniones diarias breves y sencillas en las que se aborden las prioridades, los obstáculos y el estado de ánimo de cada área. Y los tableros de control hacen referencia a visualizar el desempeño de la compañía para saber qué ha funcionado y qué no.
Para que el teletrabajo funcione es necesario un modelo de negocios diferente pero consolidado, en el que las personas funcionen dentro de una estructura organizativa sin importar dónde se encuentren. El teletrabajo brinda flexibilidad a equipos y líderes en un mundo cambiante que requiere la adaptabilidad de las organizaciones.