Food & Wine en Espanol

Una historia en cada sorbo

Marc Farrell quiere cambiar la forma en la que pensamos el ron.

- POR Yolanda Evans

Recetas y anécdotas que invitan a cambiar nuestra percepción del ron.

GGRACIAS AL RESURGIMIE­NTO DEL ron en los últimos años, cada vez son más las destilería­s que elaboran rones de primera calidad e intentan cambiar las ideas preconcebi­das que la gente tiene sobre este espirituos­o histórico, demostrand­o, por ejemplo, que una rara y costosa botella de 21 años no debería estar limitada al ámbito del single malt escocés o el bourbon. Pero la destilería Ten To One tiene un objetivo aun mayor en mente: su fundador, Marc Farrell, quiere incluir la historia, la herencia y la cultura del Caribe en la comprensió­n que la gente tiene del ron.

Antes de convertirs­e en un fabricante de ron, Farrell se abrió camino en el mundo empresaria­l. Nació y creció en Trinidad y Tobago, asistió al MIT a la edad de 16 años, continuó en la Universida­d de Cambridge y en la Escuela de Negocios de Harvard. Después de trabajar en el sector financiero, fue contratado por Starbucks después de una reunión casual con Howard Schultz, CEO de la empresa. A la edad de 36 años, se convirtió en el vicepresid­ente más joven en la historia de la empresa.

Sin embargo, con el tiempo, Farrell centró su atención en el ron. Se dio cuenta de que la representa­ción de esta bebida espirituos­a en Estado Unidos era completame­nte diferente a su experienci­a en la cultura del Caribe, en la que él había crecido. Los trillados tópicos populares de marketing en Estados Unidos —como las referencia­s a la marina británica, los piratas y las plantacion­es— lo inspiraron para replantear la historia del ron a través de los ojos de su herencia caribeña, lo que lo llevó a fundar Ten To One en 2018.

“Como alguien que ha vivido en Estados Unidos durante 20 años, me parece que la narrativa en torno al ron es muy pequeña, muy limitada y llena de caricatura­s”, dice Farrell. “Mucha gente en Estados Unidos cree que el ron es una bebida alcohólica de baja calidad que se usa en los cocteles llenos de azúcar que se toman en el spring break en Cancún o Jamaica. Pero el ron puede ser mucho más inspirador y auténtico que eso”.

Cada elemento de Ten To One funciona para la misión de Farrell. El logo tiene una ibis escarlata, que es el ave nacional de Trinidad y Tobago. La imagen lateral de la botella está inspirada en las antiguas etiquetas de envío, de aquellos días en los que el azúcar viajaba del Caribe a Europa. Y el nombre de Ten To One se inspiró en el origen de la Federación de las Indias Occidental­es, que estaba formada por 10 países. “La idea de 10 volviéndos­e uno vino del primer ministro de Trinidad, el dr. Eric Wiilliams, quien dijo que ‘Uno de diez es igual a cero’”, explica Farrell. “Él quería decir que si se elimina un país del colectivo, todo se derrumba. Ten To One es una marca que se basa en la idea de comunidad. Somos más fuertes juntos que separados”.

Sin embargo, Ten To One no es solo la historia de un trinitense creando un ron trinitense. Farrell quiere contar una historia pancaribeñ­a, que celebre los diferentes métodos de destilació­n, los diferentes terroirs y los diferentes perfiles en una sola botella. El ron oscuro de Ten To One ($900 MXN) mezcla rones de Barbados, República Dominicana, Jamaica y Trinidad y Tobago, añejados en barrica de bourbon, sin colorantes, aromas ni azúcares añadidos (muchos rones son ligerament­e dulces a propósito, gracias al azúcar que se le agrega durante el proceso de destilació­n).

Y el ron blanco de Ten To One ($675 MXN) no es solo la versión clara del oscuro; es una mezcla de ron jamaicano elaborado en destilació­n de olla y ron dominicano hecho en destilació­n de columna, con un sabor picante, notas de jazmín, madreselva y un acabado suave. La última creación de Farrell, el Ron Reserva de Ten To One ($3,150 MXN), se agotó casi instantáne­amente.

A través de los ojos de Ten To One, Farrell está trabajando poco a poco en la reimaginac­ión del ron, donde la narrativa va más allá de la propia bebida. Para cambiar las mentes y los paladares, tras el lanzamient­o inicial de la empresa, Farrell y su equipo empezaron a educar a los bebedores con catas y eventos, tratando de presentar la marca y la cultura caribeña directamen­te. Después, cuando el covid-19 frenó al mundo, sus esfuerzos educativos se trasladaro­n al mundo virtual con eventos en Instagram Live y clases de coctelería virtuales impartidas por personalid­ades de redes sociales y bartenders. También creó la Lime Line, una línea telefónica de texto a través de la cual los conocedore­s del ron pueden obtener consejos, asesoramie­nto o recetas de cocteles. (Para ver las recetas de algunos de los cocteles de ron favoritos de Farrell, véase la pág. 78.) Él espera que algún día la gente beba ron como una manera de celebrar la cultura caribeña y que su empresa sea la que ahuyente para siempre esos clichés e imágenes reduccioni­stas del ron.

“Quiero poner en tela de juicio todo lo que la gente piensa del ron”, dice: “Queremos desafiar las expectativ­as y cambiar la forma en que la gente saborea, experiment­a y habla del ron. Dentro de cinco años me gustaría que la gente vea nuestra botella en el mundo y diga: ‘¡Estos son los tipos que han cambiado por completo la forma en que hablamos del ron!’”.

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El ron es perfecto para un Mojito de coco (receta en la p. 79), pero también tiene una historia compleja que contar.
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