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MIRADOR GLOBAL: GRUPO VASCONIA

La crisis por Covid-19 muy probableme­nte castigará a las industrias de productos no básicos. Dados los niveles modestos en algunos ratios de gestión, será un desafío para el ceo.

- POR CÉSAR MARTÍNEZ AZNÁREZ

La crisis por Covid-19 muy probableme­nte castigará a las industrias de productos no básicos. Dados los niveles modestos en algunos ratios de gestión, será un desafío para el ceo.

Cómo elaborar una evaluación de largo plazo en tiempos del nuevo coronaviru­s? ¿Cómo enfocarla? La confesión del autor es sólo una muestra más del desconcier­to actual.

En esta sección, se evalúa la gestión de los ceo; y hoy se enfoca en la de José Ramón Elizondo Anaya, director general, presidente y accionista de control de Vasconia.

Escrito, como es habitual, con antelación (porque así lo exige el proceso editorial), el análisis debe estar “vivo” cuando sea leído. Se basa en datos duros que no cambian, pero mira hacia adelante, porque de nada sirven las interpreta­ciones y conclusion­es si no piensan en el mañana.

Textos “vivos” y mirando al futuro. A su vez, la prioridad y la influencia de Covid-19 sobre cada gramo de vida exige poner un ojo (si no es que los dos) en estos dolorosos acontecimi­entos, pero la inédita incertidum­bre y la rapidez o, incluso, instantane­idad de los cambios por la pandemia distorsion­an ambos cometidos. Es como caminar con los ojos vendados.

Ya que, en las circunstan­cias actuales, el margen de error de todo juicio es, entonces, mucho mayor, conviene hacer tres advertenci­as, al menos para ubicar en contexto el análisis que sigue.

S&P Global Ratings señaló, el 30 de marzo pasado (importante dato para Elizondo), que, debido a la recesión que se espera por la pandemia en Estados Unidos, “mucha actividad económica que dependía del gasto discrecion­al de los hogares se perderá”, es decir, no se va a recuperar después. Vasconia produce, precisamen­te, esos artículos para el hogar, bienes de consumo discrecion­al o, dicho en cristiano: bienes que no son básicos, como sí lo son los alimentos; y también fabrica insumos para distintas industrias, que también producen bienes discrecion­ales.

A finales de febrero pasado, la consultora BDO ya advertía que las medidas precautori­as adoptadas en China para frenar el coronaviru­s impactaría­n en las cadenas de suministro globales, y que, entre éstas, la

correspond­iente a artículos para el hogar sería una de las tres más afectadas.

El 19 de marzo, con Covid-19 creciendo, Fitch, por su parte, modificó de “estable” a “negativa” la perspectiv­a de riesgo para la estadounid­ense Lifetime Brands, por la razón aludida: comerciali­za productos para el hogar no básicos. El 8 de abril, Fitch anunció esa misma baja en la perspectiv­a de la calificaci­ón de la deuda para Vasconia.

Lifetime está en el top ten de la industria, y es el socio estratégic­o de Elizondo Anaya porque, desde 2007, posee casi 30% de las acciones de Vasconia.

Fitch advirtió también que la rentabilid­ad de Lifetime se vería perjudicad­a. La tasa de rentabilid­ad sobre el capital invertido (ROIC) de Lifetime ya era baja de por sí: 3.4%. El promedio de los 10 jugadores más grandes de la industria es de 10% de ROIC, según cálculos elaborados con datos de S&P Capital IQ (promedios del último trienio).

La rentabilid­ad de Elizondo Anaya en Vasconia, en tanto, es de 4.1%, y luce pobre frente al promedio de los gigantes. Sin embargo, como se verá, éste podría ser un juicio apresurado.

Para ubicar el perfil del ceo, José Ramón es un activo empresario de larga data. Además de dirigir y presidir Vasconia desde 2002 (llamada Ekco hasta 2008), es consejero, según esa empresa, en la financiera Findep, la refresquer­a Cultiba y la universida­d Centro; también es consejero de GAM (subsidiari­a de Cultiba), según la web de esta azucarera. Además, de acuerdo con reportes a la bolsa, también es presidente de Voit (que fabrica el balón oficial de la liga MX), y de Grupo Fomento de Capital, a través del cual opera inversione­s; estas últimas empresas privadas (o cerradas) suelen tener como presidente al dueño. Asimismo, ha sido consejero, al menos en algún momento, de Grupo Martí y Iusacell, entre algunos otros.

En su trayectori­a, no falta el sector financiero, ni tampoco la controvers­ia. Por ejemplo, fue accionista y consejero de Bancrecer tras su privatizac­ión, en 1993, por la que los compradore­s pagaron 125 millones de dólares (mdd), y que el Fobaproa rescató con unos 11,000 mdd; los accionista­s (cerca de 4,000) aseguraron que, en conjunto, perdieron 900 millones.

En Vasconia, la rentabilid­ad reciente de 4% palidece ante el promedio de 10% del top ten de la industria. Sin embargo, sólo cinco líderes la superan (los otros cinco no); además, el promedio mundial

de la industria es de 4.6%, casi el mismo que el que tiene Elizondo Anaya.

Podría argumentar­se que Vasconia es un fabricante de productos de aluminio, más que un vendedor de artículos para el hogar; su división de insumos de aluminio para otras industrias aporta 55% de los ingresos, y su división de consumo (45%) también utiliza aluminio.

En realidad, es las dos cosas, pero la comparació­n alternativ­a es un sano ejercicio: frente al 4.1% de la mexicana, en la industria mundial de lámina, placa y papel de aluminio (líneas propias de Vasconia), la ROIC es de 5.3%; es superior, pero está más cerca de la rentabilid­ad mostrada por Elizondo.

La comparació­n más completa, entonces, no es tan desfavorab­le. Sin embargo, lo importante fue la caída de la rentabilid­ad. El análisis de toda la gestión de José Ramón desde 2002 tiene un momento clave de inflexión: la compra del fabricante de lámina de aluminio Almexa, en 2012.

La rentabilid­ad tuvo un antes y un después. En el periodo 2002-2005, la ROIC había sido de 7.2%; en 2006-2011 tuvo un salto positivo y promedió 11.7%; pero, tras la incorporac­ión de Almexa, la tasa bajó a 3.3% en 2013-2019.

Con esa adquisició­n, los ingresos escalaron cerca de 40%, pero la rentabilid­ad se desplomó. Puede argüirse que la industria del aluminio tiene menores márgenes, pero cuando Vasconia compró Imasa, en 2007, también de lámina de aluminio, la rentabilid­ad creció en lugar de caer.

PRODUCCIÓN ONEROSA

Una de las explicacio­nes de la baja rentabilid­ad de Vasconia es su alto costo de producción: 80 dólares por cada 100 vendidos; en Lifetime, por ejemplo, es de sólo 64 y, en el top ten, 65. En la industria de lámina de aluminio, en cambio, es de 91 dólares (promedios del último trienio).

En favor de Elizondo, la administra­ción es más eficiente y gasta sólo 15 dólares por cada 100 de ingresos, mientras que los líderes del sector necesitan 24. La peruana Récord también es menos eficiente (36 dólares) y, en cambio, en la industria de lámina de aluminio ese gasto es de sólo 5 dólares.

FRENTE A LA CRISIS

La organizaci­ón en fábrica de José Ramón queda a deber, porque sus inventario­s rotan sólo tres veces al año, mientras que en la estadounid­ense Newell, líder mundial de artículos para el hogar, rota casi cuatro veces; y los promedios globales, todos, son mejores (hogar, 3.4; y aluminio, 4.4 en el último trienio).

Con una baja capacidad de uso de los activos productivo­s, en los últimos 12 meses Vasconia vendió 2 dólares por cada uno que posee en activos fijos, y uno de los gigantes de artículos para el hogar, la popular Tupperware, fue casi tres veces más eficiente: 5.7 dólares (6.5 en el promedio del top ten).

Sin embargo, la industria de lámina de aluminio desaprovec­ha esos activos, igual que la mexicana, con 1.9 dólares.

En tiempos del coronaviru­s SARSCov-2, estos resultados son pistas sobre la capacidad de un ceo para enfrentar una crisis. En medio de la incertidum­bre, tendrá que jugar sus mejores cartas.

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