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CUANDO CERRAR ES GANAR

LOS TRANSFORMA­DORES HAN SIDO LA RAZÓN DE LA RENTABILID­AD FAVORABLE PARA ESTE EMPRESARIO DE LA ÉLITE MEXICANA, CUYO CRECIMIENT­O CONTINÚA, PESE A LA PANDEMIA.

- JUAN IGNACIO GARZA HERRERA

Juan Ignacio Garza Herrera posee solamente 6.6% de las acciones del conglomera­do Xignux y, no obstante, cuenta con un poder que lo habilita para representa­r al 72%, un espaldaraz­o para su rol de ceo, aunque el sillón presidenci­al del Consejo de Administra­ción lo ocupa su hermano Eugenio. Entre las familias Garza Herrera y Garza Domínguez (primos entre sí) poseen 97% del capital: 79% y 18%, respectiva­mente. Es una de las organizaci­ones más grandes del país. Éstas, por lo general, cotizan en bolsa. Sin embargo, en eso Juan Ignacio y su familia han sido la excepción, porque Xignux es la única entre las regiomonta­nas de su tamaño que no ha abierto su capital al público inversioni­sta. Además de Xignux, en Monterrey hay otros 11 grupos que alcanzan ingresos superiores a los 3,000 millones de dólares (mdd) al año. Nueve de ellos cotizan acciones en México y, los otros dos, en el extranjero, a través de sus matrices. Su capital está cerrado para el público inversioni­sta, pero emite deuda en el mercado de valores. Financiars­e con deuda, en lugar de hacerlo con acciones, es más caro para una empresa, porque debe pagar intereses a los acreedores, y con tasas más altas, si no cotiza acciones. El costo financiero de Xignux, medido en proporción con los flujos de caja generados por la operación (Ebitda), resulta mayor que en los 10 líderes mundiales. El Ebitda de los 10 conglomera­dos industrial­es más grandes del mundo alcanza para pagar 10 veces los intereses de su deuda, mientras que a Garza Herrera apenas le alcanza para pagar tres veces y media ese costo, promedio de los últimos tres años, según cálculos aquí elaborados a partir de datos de S&P Capital IQ.

Ese nivel de cobertura de intereses está cerca del mínimo de tres veces, recomendad­o por los expertos para no poner en riesgo la salud financiera. ¿Por qué, entonces, el conglomera­do mexicano prefiere emitir deuda y no acciones? La decisión de abrir o no el capital al público inversioni­stas tiene consecuenc­ias desfavorab­les, pero también positivas. Emitir acciones significar­ía diluir el paquete accionario que posee la familia en la empresa y tener que compartir los dividendos con otros accionista­s. Al no cotizar acciones, los dueños fundadores evitan lidiar con los accionista­s minoritari­os en el Consejo de Administra­ción y tener que compartir las decisiones con ellos, porque con sólo 10% del capital podrían designar un consejero. También evitan que metan las narices en la vigilancia (pueden designar un miembro en los comités, por ejemplo, de auditoría, también con 10%); eso, entre otros derechos que otorga la ley a las minorías. Además, es una manera más segura de mantener firme el control de la compañía. Y, a pesar del costo financiero, la rentabilid­ad del capital invertido por Juan Ignacio Garza (el ratio denominado ROIC, que no incluye aquel costo), está cercano al doble con respecto al promedio imperante en la industria: 7.2% contra 3.8%, respectiva­mente, y también supera a ocho de los 10 gigantes del sector (el promedio de ese top ten es de 5.2%, promedio de los últimos tres años). No obstante, la gestión completa de este ceo, nueve años desde que asumió el cargo (2012), con un promedio de 7% de ROIC, fue menos rentable que la de su hermano Eugenio, el anterior director general, porque éste había cosechado 8.2% promedio en 2002-2011, los nueve años anteriores, un lapso similar para hacerlo más comparable.

LOS TRANSFORMA­DORES

Xignux es un conglomera­do industrial, un modelo de controlado­ra con varias empresas de sectores diferentes, escogidas así con el fin de compensar ciclos económicos desfasados. La mayoría de los conglomera­dos actúa en cuatro o más sectores (algunos, en decenas), pero Xignux sólo tiene tres principale­s, que se pueden resumir en dos: energía, que incluye cables y transforma­dores; y alimentos.

Si un conglomera­do tiene muy pocos sectores, sería mejor compararlo con los que tienen una mezcla similar. Pero de unos 3,000 conglomera­dos en el mundo, no hay ninguno similar a Xignux, al menos en la base de datos de S&P Capital IQ. Podría medirse la rentabilid­ad de cada negocio de la empresa por separado, pero no hay informació­n pública disponible para discrimina­r la ROIC. Sin embargo, sí la hay para medir la rentabilid­ad de los activos (ROA), un indicador parecido. Y, gracias a ese análisis, se puede concluir que la división de transforma­dores es la que marca la diferencia a favor de Xignux. En 224 empresas de transforma­dores en el mundo (consideran­do actividade­s lo más parecido posible a la mexicana), la rentabilid­ad sobre activos es de 3.9%, mientras que en la división de transforma­dores de Xignux es más del doble: 8.6%. En tanto, 8,318 empresas de alimentos similares tienen una ROA de 2.8%, mientras que en igual división de la mexicana es de 4.3%; y en 2,327 fabricante­s de cables la tasa es de 3.3%, contra un 3.7% que obtuvo Garza Herrera en ese mismo negocio. En los últimos tres años, Cables aportó 56% de los ingresos de Xignux, Alimentos 29% y Transforma­dores sólo 13% (aunque en 2020 fue 27%). Las ventas de transforma­dores ocurren principalm­ente en Estados Unidos, por una joint venture con GE (sociedad al 50%).

EN LA ÉLITE

En rentabilid­ad, Xignux soporta costos relativos más altos que los líderes: por cada 100 dólares vendidos, usa 95.6 para costos totales (los de producción más los gastos de operación), mientras el top ten usa sólo 89; y el conglomera­do estadounid­ense 3M, por ejemplo, emplea menos, 77. Una explicació­n del porqué Xignux es más rentable pese a esos costos es que necesita menos inversión que los demás para obtener la misma utilidad. Congruente con esa afirmación, el indicador de rotación de los activos señala que Garza Herrera recibe 1.2 dólares de ingresos por cada uno que mantiene en activos totales, mientras la alemana Siemens obtiene apenas 50 centavos, y el promedio del top ten, 60. Otro síntoma de esa eficiencia puede ser la organizaci­ón en fábrica de Xignux, medida con la rotación de los inventario­s, de seis veces al año, contra cinco en el top ten, y 3.7 veces en el caso de la estadounid­ense GE. Una expresión más de aquella explicació­n: La maquinaria de los regiomonta­nos es más productiva, porque el conglomera­do fabrica 34 dólares en productos para la venta por cada uno que consume en el uso de la maquinaria y los equipos, en tanto que el top ten produce tan sólo 21, lo mismo que el Grupo Alfa, una referencia más cercana (2018-marzo 2021, al igual que todos los indicadore­s anteriores). Juan Ignacio no se puede quejar: en plena pandemia por Covid 19 consiguió que Xignux creciera 32% en 2020 (sobre todo por los transforma­dores), y un 28% en el primer trimestre de 2021. Con estos resultados, tiene buenas cartas para jugar en los tiempos que vienen, aunque ya contaba, de por sí, con otras. Su hermano Eugenio fue presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios en 2010, hoy Consejo Mexicano de Negocios (CMN); el propio Juan Ignacio Garza Herrera presidió la poderosa Caintra de Monterrey y hoy es miembro del CMN; y estos empresario­s también integran el Grupo Monterrey o Grupo de los 10. Se trata, entonces, de una familia que forma parte de la élite empresaria­l del país.

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