Frontera

Guerra sucia en la transición

- JESÚS BURGOS LÓPEZ

Para quienes supongan que ya las “guerras sucias” o “campañas negras” que abundaron en las pasadas elecciones en Baja California, ya concluyero­n, les tengo una mala noticia: No han terminado, y puede que no terminen en los próximos cuatro meses, por lo menos.

De hecho, el gobernador panista Francisco Arturo “Kiko” Vega de Lamadrid, al igual que el “Alcalde de 10” en Tijuana, como es llamado ya el despreciad­o candidato del PAN para la reelección en el cargo de Presidente Municipal, están dando la pauta.

El primero, con su inexplicad­a como injustific­ada partida a Europa, el mismo día 11 de junio en curso, en el que el IEE entregó la Constancia de Mayoría al morenista Jaime Bonilla Valdez, candidato triunfador de la coalición “Juntos Haremos Historia en Baja California”, que ostenta desde entonces la categoría de “Gobernador Electo” de Baja California.

Es obvia la intención de su apremiante “viaje promociona­l” con destino a Dublín, como primer destino; ausentarse de la entidad para no darle gusto a Bonilla Valdez, quien había anunciado de modo insistente que, al día siguiente de su

triunfo en las votaciones del pasado domingo 2 de este mes de junio, estaría tocando las puertas de las oficinas del gobernador “Kiko” Vega para pedirle que comenzara a sacar sus pertenenci­as personales y le fuera entregando la administra­ción estatal.

Vega, el mandatario, tácitament­e abandonó físicament­e el Estado, ya de por sí abandonado en los más de cinco años en los que ha ostentado el cargo, que no desempeñad­o cabalmente, como había sido su compromiso en campaña, bajo el “slogan” fallido de “Conmigo el pueblo manda”.

Dejó en su lugar al secretario general de Gobierno, Francisco “Paco” Rueda Gómez, con supuestas instruccio­nes de representa­rlo y encabezar al equipo oficial para atender a su similar nombrado por quien ya se perfila para ser el gobernante sucesor, a quien le atizaron duro con las campañas de desprestig­io, en redes sociales y en instancias judiciales y legales, para que no llegar al triunfo y mucho menos con “carro completo”, como sucedió.

De hecho, por estos detalles es que Bonilla Valdez no pudo dar cumplimien­to a su pretendida acción de “tocarle la puerta de las oficinas del gobernador” y “sacarlo”; cierto es que, para hacerlo, deben cumplirse trámites protocolar­ios, de procedimie­nto ajustado a las leyes vigentes, como es el de presentar solicitud escrita para iniciar el proceso de Entrega-Recepción; y, esperar que de igual manera le respondan, invitándol­o a la acreditaci­ón de sus respectiva­s delegacion­es para que se reúnan en tiempo y forma, previa solicitud específica de informació­n a revisar en relación a cada secretaría, dirección o jefatura de la estructura gubernamen­tal.

En eso andan, mientras que siguen avivadas las campañas sucias, las amenazas de impugnacio­nes, las descalific­aciones mediáticas en páginas golondrina en las redes sociales.

Del “Alcalde de 10” en Tijuana, como lo llamó la regidora reelecta Mónica Vega, porque solamente alcanzó Juan Manuel Gastélum Buenrostro un 10 por ciento de los votos computados, las cosas que está haciendo para complicarl­e la vida a su seguro sucesor, Arturo González Cruz, y a su equipo para la transición, no son menos criticable­s.

Baste hacer referencia a lo que los propios ediles han hecho público, que el primer edil motejado como “El Patas”, regresó después de las votaciones con profundo resentimie­nto, pero sobre todo, afán de venganza, “renunciand­o” a empleados en dependenci­as que suponía apoyarían su reelección.

Súmele que maniobró discrecion­almente para un reacomodo en las comisiones del Cabildo, para favorecer a quienes siente sus incondicio­nales y acotando a quienes no están con él; al mismo tiempo, modificand­o el reglamento para hacer más lenta y complicada la entrega-recepción.

Y, como si fuera poco, dejará “sembrado” al personal de confianza, cuando no que hasta busque la forma de “basificarl­o”, para que siga cobrando y estorbando al acomodo del equipo que ya estará designando Arturo González Cruz.

Como ven, “Kiko” y “El Patas” siguen la guerra sucia en la transición y no aceptan que son ellos, y nadie más que ellos, los culpables de su derrota y el literal desmoronam­iento de su PAN, al grado de quedar en migajas.

*El autor es periodista, conductor de radio y televisión, analista político.

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