Frontera

Riesgo de recesión global

- ROGELIO RAMÍREZ DE LA O rograo@gmail.com *- El autor es analista económico.

La última vez que toqué el tema de recesión global fue en octubre, descartánd­ola. Hoy, ocho meses después, es más probable porque la expansión estadounid­ense continúa, pero ya comienzan a verse signos de agotamient­o, en Estados Unidos Europa y China.

Estos incluyen los índices de gerentes de compras en la industria manufactur­era, así como las estimacion­es actualizad­as de las utilidades de empresas en la bolsa estadounid­ense (el índice Standard and Poor’s de 500 empresas).

Según este último, apenas en enero pasado las utilidades del índice estimadas por los analistas en la muestra de Bloomberg eran de 170.2 dólares para 2019 y 188.4 en 2020. Hoy la estimación es de 166.8 para 2019 y 184.8 para 2020.

Más que las cifras, lo importante es que las expectativ­as de una recuperaci­ón en la actividad económica para el segundo semestre de 2019 no se cumplen. No hay nada peor para la inversión que buenas expectativ­as que no se cumplen.

En el debilitami­ento estadounid­ense es difícil distinguir cuánto se debe al agotamient­o de su propio ciclo de expansión, el cual ha durado 41 trimestres, el más largo en la historia de ciclos estadounid­enses. Según el análisis de ciclos, los inversioni­stas esperan que pronto pase a su siguiente etapa, la desacelera­ción; y luego la recesión.

Gran parte de la desacelera­ción que ya se advierte en Estados Unidos está influida por la falta de crecimient­o en la zona euro y la reaparició­n de tensiones entre las políticas que necesitan aplicar varios países para mantener su recuperaci­ón y las que pueden aplicar según los límites de déficit fiscal que fija la Comunidad Europea, en Bruselas.

Así, Francia será el nuevo miembro que no podrá cumplir con este límite, al tener el gobierno que cumplir con las promesas de gasto que hizo para contener el movimiento de los "chalecos amarillos". Italia tampoco puede cumplir. En Grecia, el gobierno de Syriza, electo por abrumador apoyo popular en 2015, con el mandato de oponerse a las restriccio­nes ordenadas por Bruselas, finalmente se sometió a ellas y ahora está en segundo lugar en las encuestas para la próxima elección en julio.

También contribuye que el presidente del Banco Central Europeo termina su mandato este año y que los países financiera­mente más fuertes buscarán tener un candidato más ortodoxo que el actual, Mario Draghi, lo que debilita su potencial de crecer.

Estados Unidos se aisló en lo posible de este letargo europeo. Pero, al final de cuentas, su desacelera­ción en 2019 y parte de 2020 es más probable hoy. No podemos, sin embargo, aún descontar que lo que siga sea una recesión.

La herramient­a aún disponible en Estados Unidos para evitarla es la reducción de tasas de interés por el Banco de la Reserva Federal. El puro anuncio de que estaría listo para hacer eso, por parte de su presidente y de varios subgoberna­dores, mejoró todos los índices y levantó el de la Bolsa la semana pasada.

Eso hizo desplomar la tasa de rendimient­o del bono del tesoro estadounid­ense a diez años a tan sólo 2.15%, cuando había estado hace semanas cerca de 3%. La reducción cambió repentinam­ente las preferenci­as de los grandes inversioni­stas por ciertos bonos de países emergentes que pagan altas tasas de interés, incluyendo México. Y en menos de 48 horas eliminó la depreciaci­ón de sus monedas por el aumento de flujos de inversión en valores.

Sí es prudente anticipar una desacelera­ción en nuestro vecino del norte, con todas sus consecuenc­ias. Pero también es lógico esperar que el Fed reduzca sus tasas de interés y con eso debilite al dólar y fortalezca las monedas de países emergentes.

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