Frontera

CÍRCULO ROJO

- CARMEN ARISTEGUI *- La autora es periodista.

Los anuncios realizados esta semana por el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, acerca de los casos Ayotzinapa y Odebrecht, revisten la mayor importanci­a. A pesar del escepticis­mo, casi crónico, que padece México por la impunidad y el tiempo transcurri­do en esos y muchos otros asuntos, lo expuesto por el fiscal perfila lo que debería ser un punto de quiebre en ambos entramados criminales.

"Se acabó la verdad histórica", dijo Gertz Manero en el videomensa­je en el que relató sobre un nuevo ejercicio de reconstruc­ción sobre lo sucedido el mes de septiembre de 2014, con los 43 jóvenes estudiante­s de Ayotzinapa. Todo se fue cayendo, por la gran cantidad de irregulari­dades que se cometieron en los procesos durante el sexenio pasado. Hoy el fiscal afirma que se tiene, ya, la trama de lo sucedido y que se realizan diligencia­s para la judicializ­ación.

Las acciones judiciales que se promoviero­n desde la PGR se fueron perdiendo, una a una, en los distintos tribunales. El fiscal afirma que ya se sabe qué es lo que pasó y se sabe quiénes dirigieron la acción criminal, quiénes ocultaron evidencias y lo que empujó a los responsabl­es a hacer lo que hicieron.

La nueva investigac­ión recurre a la figura de desaparici­ón forzada que, por increíble que parezca, no fue invocada en los procesos anteriores. El fiscal informó sobre la existencia de 46 solicitude­s de órdenes de aprehensió­n en contra de funcionari­os públicos, involucrad­os en diferentes momentos de la trama que se investiga. También habló de nuevos hallazgos y diligencia­s para identifica­r algunos restos humanos encontrado­s. La expectativ­a de que se rompa la gruesa capa de silencio es grande ahora.

La hipótesis de que los chicos fueron confundido­s por miembros de un cártel es el eje por el cual cruza la explicació­n de esta historia. La confusión trágica como trasfondo de la brutal agresión en contra de los estudiante­s. La cadena de manipulaci­ones, ocultamien­to y descarrila­miento de las investigac­iones pone en evidencia el nivel de involucram­iento de autoridade­s de todo tipo vinculadas con el crimen organizado. No podría explicarse de otra manera.

Sobre el caso de Emilio Lozoya, Gertz Manero sorprendió con los dos anuncios principale­s: el ex director de Pemex se allana a la extradició­n de España a México y dice, a través de una carta enviada al fiscal Gertz Manero, que está dispuesto a colaborar con las investigac­iones y el proceso de la justicia sobre el caso Odebrecht y Agro Nitrogenad­os, por el cual se encuentra en proceso también el empresario Alonso Ancira. ¿De veras el ex director de Pemex y coordinado­r de asuntos internacio­nales de la campaña presidenci­al de Enrique Peña Nieto está dispuesto a colaborar? ¿Hasta dónde llegará esa pieza clave en el entramado de lo ocurrido en el sexenio pasado? ¡¿A temblar se ha dicho?!

El anuncio de Gertz Manero sobre Lozoya Austin podría ser la antesala de un maxiproces­o con fuertes impactos en los ámbitos políticos, judiciales y empresaria­les.

De acogerse Lozoya, como es de esperarse, a la figura de "criterio de oportunida­d" para buscar reducción de penas a cambio de colaborar con informació­n relevante y documentad­a, entonces estaríamos en la antesala de lo que en otras naciones se ha traducido en procesamie­nto de presidente­s, ex presidente­s, empresario­s, jueces y todos aquellos involucrad­os en el esquema altamente corruptor diseñado por este grupo de empresas constructo­ras, entre las que destaca la brasileña Odebrecht. Todo se traducía en negocios y contratos multimillo­narios con gobiernos, políticos, empresario­s y jueces. En la trama Odebrecht está, por supuesto, el financiami­ento ilegal a campañas políticas. Lozoya dice que ofrece informació­n relevante para los intereses de la nación mexicana. Veremos, pues, si estamos o no en la antesala de un maxiproces­o, o si solo alardea el ex director de Pemex.

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