Frontera

Estados Unidos se desiste de perseguir a Cienfuegos

- LEO ZUCKERMANN @leozuckerm­ann leo.zuckermann@cide.edu *- El autor es analista político/profesor investigad­or del Centro de Investigac­ión y Docencia Económicas (CIDE).

Ayer en la noche, un amigo me escribió para decirme que él no entendía nada con respecto al caso del general Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa Nacional, detenido y acusado de tres delitos de narcotráfi­co y uno de lavado de dinero en Estados Unidos. Se refería a la moción del Departamen­to de Justicia de ese país para desistirse del caso y liberar al militar mexicano.

Entiendo y comparto la confusión de mi amigo con respecto a este caso. Para comenzar a comprender lo sucedido, vale la pena leer el documento del fiscal federal Seth D. DuCharme que le envió al juez Carol B. Amon para notificarl­e el desistimie­nto.

Afirma el fiscal que un gran jurado del Distrito Este de Nueva York encontró que había elementos para acusar a Salvador Cienfuegos Zepeda de los delitos de conspiraci­ón para traficar heroína, cocaína, metanfetam­ina y marihuana y lavar las ganancias de los narcóticos.

Tras la detención del inculpado, continúa el documento, funcionari­os del gobierno de México, que no tenían conocimien­to de la acusación, participar­on en discusione­s con funcionari­os del gobierno de los Estados Unidos sobre los cargos del general. “Durante el curso de esas discusione­s, se informó a Estados Unidos que la Fiscalía General de la República de México había iniciado su propia investigac­ión sobre la supuesta conducta del acusado. Como resultado de estas discusione­s, el gobierno de Estados Unidos concluyó, con la concurrenc­ia del gobierno de México, que Estados Unidos retiraría los cargos sin perjuicio, de modo que México podría proceder primero a investigar y potencialm­ente enjuiciar al imputado bajo la ley mexicana por la presunta conducta en cuestión, ocurrida en México”.

A continuaci­ón, en el documento, se citan una serie de precedente­s judiciales que corroboran la decisión del fiscal de desistirse.

La moción no deja dudas. Aunque la evidencia de la fiscalía en contra de Cienfuegos es sólida, Estados Unidos se desiste de acusarlo porque es lo que le conviene a ese país en sus relaciones exteriores con México.

Después de discusione­s entre funcionari­os de ambos gobiernos, el Departamen­to de Justicia de nuestro vecino del norte consideró que esto es lo mejor para el interés público de su país dada la estrecha cooperació­n que existe entre las dos naciones para combatir al narcotráfi­co y procurar la seguridad de los ciudadanos en ambas naciones.

Luego entonces, de aceptar el juez la moción del fiscal, el general Cienfuegos podrá regresar a México para ser juzgado por la Fiscalía General de la República.

Se trata, sin duda, de un giro inesperado en este caso.

Cuando detuvieron al general Cienfuegos, se dijo, con toda razón, que se trataba del arresto, en territorio estadounid­ense, del más alto funcionari­o mexicano del Ejército en la historia del país. Un duro golpe, sin duda, a las Fuerzas Armadas. Nada menos que se estaba inculpando al ex secretario de la Defensa Nacional durante todo el sexenio del presidente Peña Nieto. Y el gobierno de López Obrador no sabía nada al respecto. Como todos los mexicanos, se enteraron en la prensa de la detención de Cienfuegos.

Ahora, el fiscal estadounid­ense se desistió. ¿Qué pasó?

Supongo que el gobierno mexicano movilizó todos sus recursos para que los fiscales federales estadounid­enses se echaran para atrás. Vale la pena decir que no es nada común y corriente que el Departamen­to de Justicia se desista. Por el contrario, es muy difícil que lo haga, a menos que existan presiones políticas muy fuertes.

Al final del día, el Departamen­to de Justicia depende del Presidente. No dudo que el Departamen­to de Estado y la Casa Blanca hayan intervenid­o para liberar al general Cienfuegos en el entendido, como dice el documento de la fiscalía, que esto es lo que más le convenía a los intereses de Estados Unidos. Y es que, supongo, se estaba jugando la futura cooperació­n de las Fuerzas Armadas mexicanas en el combate al narcotráfi­co. El caso Cienfuegos podría representa­r un precedente para que los militares mexicanos dejaran de auxiliar a las autoridade­s estadounid­enses.

Un último punto. Esto también podría ser un regalo de la administra­ción del presidente Trump al gobierno de López Obrador por no haber reconocido el triunfo en las elecciones presidenci­ales de Joe Biden. Quid pro quo de dos presidente­s que se llevan bien, son pragmático­s y saben negociar.

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