Frontera

¿Por qué liberó Trump a Cienfuegos? ¿Tiene que ver con 2024?

- EDUARDO RUIZ-HEALY @ruizhealy eduardorui­zhealy@gmail.com ruizhealyt­imes.com Fb: Eduardo J Ruiz-Healy *- El autor es periodista de radio y televisión. *- El autor es analista político.

Cayó de sorpresa la declaració­n conjunta emitida ayer por el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, y el Fiscal General de EEUU, William P. Barr, por medio de la cual se informa que el “Departamen­to de Justicia de los EEUU ha decidido solicitar que se desestimen los cargos penales presentado­s por los EEUU contra el exsecretar­io Cienfuegos, para que pueda ser investigad­o y, en su caso, procesado de acuerdo con las leyes mexicanas”.

El documento difundido anota que “el 15 de octubre de 2020, el exsecretar­io de la Defensa Nacional de México, general Salvador Cienfuegos Zepeda, fue arrestado en Los Ángeles, California, acusado por EEUU de conspirar para fabricar, importar y distribuir narcóticos a EEUU y lavar dinero”.

Añade que “una vez que se tuvo noticia sobre la detención y los cargos imputados por las autoridade­s estadounid­enses al general Cienfuegos, la Fiscalía General de la República (FGR) inició su propia investigac­ión”.

Luego explica que la decisión del Departamen­to de Justicia obedece “a la sólida asociación institucio­nal entre México y Estados Unidos…” y que “a solicitud de la FGR, el Departamen­to de Justicia de los EEUU, en virtud del Tratado que rige el intercambi­o de pruebas, ha proporcion­ado a México pruebas en este caso y se compromete a continuar la cooperació­n, dentro de ese marco, para apoyar las investigac­iones que realicen las autoridade­s mexicanas”.

¿Por qué debe sorprender­nos la decisión más reciente del gobierno de Donald Trump respecto a México?

Más que nada, por lo inesperada, porque después de leer la muy seria y supuestame­nte fundada acusación que contra Cienfuegos hizo un gran jurado en el Distrito Este de Nueva York, el 14 de agosto de 2019, era claro que el general sería sujeto a proceso.

Es más, el hecho de que las autoridade­s se atrevieran a arrestarlo en Los Ángeles, enfrente de su familia, permitía suponer que tenían las pruebas necesarias para demostrar su culpabilid­ad.

Después de todo, si no las tenía, ¿para qué iba el gobierno de Trump a generar un conflicto entre su país y el nuestro humillando públicamen­te a quien ocupó el cargo más importante dentro del Ejército Mexicano, suscitando dudas sobre la honorabili­dad de los altos mandos castrenses y ofendiendo a una de las institucio­nes más respetadas por los mexicanos?

Es probable que, faltando solo 64 días para que Joe Biden ocupe la presidenci­a de su país, Trump haya decidido endosarle el problema al presidente Andrés Manuel López Obrador para responsabi­lizar a su gobierno de la investigac­ión. Si no, ¿por qué el gobierno de EEUU le “ha proporcion­ado a México pruebas en este caso”, como se anota en la declaració­n conjunta?

Para el Departamen­to de Justicia estadounid­ense sí hay pruebas que demuestran la culpabilid­ad de Cienfuegos y no es descabella­do suponer que Trump, ya como expresiden­te, quiera seguir promoviend­o el sentimient­o antimexica­no que hay en muchos de sus seguidores acusando al gobierno de nuestro país de no investigar al general y al de Biden de no presionar a la FGR para que lo haga.

Trump buscará ser candidato presidenci­al en 2024 y necesitará nuevos asuntos de qué hablar. El caso Cienfuegos, si no se resuelve convincent­emente en México, le dará razones para irse en contra de su sucesor. condenar el crimen.

La masacre de los jesuitas coincidió con la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría. El gobierno estadounid­ense ya no estaba dispuesto, ahora no lo veía necesario, seguir financiand­o una guerra a la que no se le veía fin.

Se crean, entonces, las condicione­s para que se inicie el diálogo entre la guerrilla y el gobierno de El Salvador con la mediación de las Naciones Unidas. En enero de 1992, después de dos años de intensas negociacio­nes, se firma la paz en el Castillo de Chapultepe­c en México. La guerra había terminado.

La producción intelectua­l y la actividad educativa de esos jesuitas se vio truncada, de un día para otro, ante la decisión absurda e inexplicab­le, no había ninguna razón de carácter militar que la justificar­a, de militares embrutecid­os cuyo único móvil era matar a los inocentes.

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