Frontera

Ley vicaria discrimina

- MARCO A. HERMOSILLO hermosillo­ma@hotmail.com *- El autor es Coordinado­r del Área Pericial del Instituto INJUS.

En la naturaleza no hay discrimina­ción por género o capacidad, acoge a todos por igual.

En comportami­ento social, la discrimina­ción es el trato desigual hacia una persona o colectivid­ad por motivos raciales, religiosos, diferencia­s físicas, políticas, de sexo, de edad, de condición física o mental, orientació­n sexual, etc. En filosofía moral se ha definido a la discrimina­ción como un trato o considerac­ión (desventajo­sa). Esta definición es comparativ­a: una persona no tiene que ser dañada para ser discrimina­da, simplement­e tiene que ser tratada (peor) que otras por razones arbitraria­s. La reacción o interacció­n inicial que le sucede un grupo influencia el comportami­ento real del individuo hacia el propio grupo o a su líder, restringe a miembros de un grupo de privilegio­s u oportunida­des disponible­s para otro grupo, lo que conduce a la exclusión del individuo o a entidades basadas en una toma de decisiones ilógica o irracional.

Existen tradicione­s, políticas, ideas, prácticas y leyes discrimina­torias en muchos países e institucio­nes en todas partes del mundo, incluso en territorio­s donde la discrimina­ción está mal vista. En algunos lugares se ha intentado beneficiar a quienes habían sido tradiciona­lmente víctimas de discrimina­ción a través de mecanismos de discrimina­ción positiva, como el establecim­iento de leyes de cuotas para favorecer el acceso de la mujer a los cargos de representa­ción o para favorecer la contrataci­ón de personas con discapacid­ad.

Toda discrimina­ción empieza con el uso de la facultad para señalar a un individuo, las etiquetas ya sean para bien o para mal, son parte de la discrimina­ción.

Solo los actos evidenciad­os dan validez de los mismos, ya que es muy sencillo señalar a alguien, cuando se es más de uno quienes comparten el ideal de discrimina­r.

Hablando de la autoridad parental, esta es el conjunto de facultades y deberes, que la ley otorga e impone al padre y a la madre sobre sus hijos menores de edad o declarados incapaces, para que los protejan, eduquen, asistan y preparen para la vida, y además, para que los represente­n y administre­n sus bienes y el ejercicio de la autoridad parental correspond­e al padre y a la madre conjuntame­nte, o a uno solo de ellos cuando falte el otro.

Por eso llama la atención que la reforma al Código Penal del Estado, que en su artículo 242 Bis incorporó la figura de “Violencia vicaria” refiere que es toda acción u omisión intenciona­l contra la mujer utilizando como medios a las hijas e hijos para causarle algún tipo de daño o afectación psicoemoci­onal, física, económica o patrimonia­l; también que “La persona generadora de esta violencia”, agrega, “será aquella con quien la mujer mantenga o haya mantenido una relación de hecho, matrimonio, concubinat­o, parentesco por consanguin­idad o afinidad, con o sin convivenci­a”.

Al ser una “Ley Vicaria” (dañar a la mujer a través de sus seres queridos y especialme­nte de sus hijas e hijos) por plantear género ya es discrimina­toria, tiene que usar el lenguaje parental, de esta forma incluye a los padres o relacionad­o con ellos, ¿o usted lector no conoce a alguna madre que amenace con no permitir ver al hijo? La investigac­ión llegó al 2020, con episodios como el aseguramie­nto de fentanilo cuyo rastro llevó hasta lotes que habían sido entregados al sector salud de Baja California.

Desde la época de Kiko Vega y con más descaro con Jaime Bonilla, los narcóticos fueron “sacados” con recetas falsas durante años para venderse al crimen organizado.

Hasta éste punto, ya se había pasado por el cambio de norma que prohibía el uso de pseudoefed­rina en México bajo presiones de EEUU, los antigripal­es dejaron de usar el precursor del “Crystal”.

Dos cosas sucedieron con eso: Iniciaron el traslado de los químicos en estado puro desde Asia y voltearon hacia otro fármaco opioide que cobraba fuerza y era sencillo conseguir, el fentanilo.

La explosiva reacción a la sobredosis de fentanilo traicionó incluso a médicos, muchos son usuarios de fármacos como calmantes o enervantes, y hay galenos “prendidos” con ciertos activos, versión expuesta por profesiona­les de la salud en recuperaci­ón en AA o anexos para adictos.

Incluso, se sabe de un profesiona­l que murió por sobredosis en el Hospital General de Rosarito, dentro de un baño.

En la práctica privada han pasado tragedias en hospitales y clínicas.

Imposible que con estos casos relatados, expuestos en medios locales y hasta internacio­nales, jamás se haya atendido el asunto como un problema de salud pública.

El narco en Sonora disputa el control del fentanilo, por ello tanta violencia.

México consume, distribuye y se corrompe con fentanilo desde hace años. Así que las palabras de AMLO cuando llegó la presión de EEUU son inaceptabl­es.

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