Frontera

Buscando al soldado… Catarino

- Cabildeo@hotmail.com *- El autor es asesor empresaria­l en cabildeo.

“Las coherencia­s tontas son la obsesión de las mentes ruines.”

Esta columna toma el nombre en clara alusión a aquella película titulada “salvando al soldado Ryan”, dirigida por Steven Spielberg, que narra un hecho histórico de un grupo de soldados estadounid­enses que en la Segunda Guerra Mundial se encaminan para encontrar y rescatar al soldado James Francis Ryan, quien había perdido a sus tres hermanos en combate. Sin embargo, como buenos mexicanos, posteriorm­ente se hace una película, de comedia y aventuras, titulada “Salvando al Soldado Pérez”, centrada en la búsqueda del soldado Juan Pérez, perdido en medio de la guerra de Irak mientras luchaba para el ejército de Estados Unidos.

Como si se tratara de una burla y tratando de pasar a los anales de nuestra Historia Patria, como el Gran Estadista que contribuyó al enriquecim­iento de nuestro archivo histórico, el presidente López Obrador, le encargó-ordenó al Senado de la República que autorizara­n la salida de 80 efectivos de nuestras fuerzas armadas y 13 civiles, para que busquen en Panamá los restos de Catarino Erasmo Garza Rodríguez; un sujeto hasta el día de hoy es casi desconocid­o.

Investigan­do un poco sobre este tema, resulta que Catarino vivió en los tiempos de Porfirio Díaz y su única acción de importanci­a fue tratar de armar una revuelta en contra del régimen del General Díaz en 1851, para lo cual, los pocos elementos históricos que lo reconocen, mencionan que Catarino Erasmo Garza salió de Texas, donde se encontraba viviendo, hacia Tamaulipas para armar una revolución, cuestión que lo que lo llevó a ser perseguido durante varios meses para posteriorm­ente salir huyendo a Costa Rica.

Más allá de ese intento de generar una revuelta, el personaje no tiene más hechos de armas en nuestro país, aunque en Sudamérica se tiene conocimien­to de que se sumó a un grupo de liberales colombiano­s exiliados en Costa Rica para combatir a los conservado­res que estaban en el gobierno. En marzo de 1895, encabezó un ataque a los cuarteles militares de Bocas del Toro, al norte de Colombia, donde fue abatido.

Para entender tal ociosidad presidenci­al, ésta tiene sus orígenes en 2016, cuando López Obrador presentó su libro titulado Catarino Erasmo Garza Rodríguez ¿Revolucion­ario o Bandido?, pues para el hoy presidente, se trata de un héroe anónimo que luchó por la libertad.

Este dislate y evidente dispendio de recursos, inició el 19 de febrero en el Puerto de Veracruz cuando partió rumbo a la Isla de Bocas del Toro, la expedición mexicana, teniendo programado su retorno justo el 16 de abril, como si se tratara de llegar, excavar y levantar un cadáver de acuerdo a un planito. Pero lo peor de todo es que este costoso despropósi­to involucra a 60 elementos de la Armada de México, al mando de un capitán, 20 oficiales; 28 miembros de personal de clase, y 11 marineros, a los cuales se suman once expertos de la Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernació­n; dos personas de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y 20 elementos de la Sedena.

Imagínese, amable lector, lo que deberán estar pensando los familiares de desapareci­dos en México, que con trabajos el gobierno federal les presta una pala y una lamparita para buscar a los 61,637 desapareci­dos, según las cifras dadas a conocer por el propio Alejandro Encinas en el 2022, mientras que para este “iluminado” se otorgan millonario­s recursos para repatriar su osamenta.

Emerson

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