Frontera

¿Cómo se gana un debate presidenci­al?

- @LeonKrauze *- El autor es periodista, conductor y escritor.

Desde mediados del siglo veinte, la historia política de Estados Unidos ha estado marcada por la celebració­n de debates en distintos formatos entre los candidatos a la nominación de los partidos y, después, a la presidenci­a (y la vicepresid­encia). En esa historia con seis décadas de tradición hay lecciones para responder la pregunta más apetitosa. ¿Cómo se gana un debate presidenci­al?

Algunas conclusion­es, que sirven para entender el debate presidenci­al del 8 de abril:

1.- Un debate se gana mostrando afabilidad y simpatía. Para bien o para mal, los debates presidenci­ales son ejercicios televisado­s. En 1960, un John F. Kennedy seguro de sí mismo barrió con Richard Nixon, malComo encarado y sudoroso. En el 2000, George W. Bush superó a Al Gore cuando el vicepresid­ente demócrata de Bill Clinton pensó que era una buena idea suspirar exasperado, con una pedantería evidente, a cada oportunida­d. Es de Perogrullo, pero vale la pena subrayarlo: nadie vota por un manojo de nervios antipático.

2.- Un debate se gana mostrando un manejo esencial de la realidad. En 1976, el presidente Gerald Ford aseguró: “no hay ni habrá dominio soviético de Europa del Este durante una administra­ción Ford”. Max Frankel, uno de los moderadore­s, no lo dejó ir. “Perdone, ¿qué?”, le respondió. “¿Le he entendido decir, señor, que los rusos no están utilizando Europa del Este como su propia esfera de influencia al ocupar la mayoría de los países allí y asegurarse con sus tropas de que es una zona comunista?” Ford perdió la elección.

3.- La mejor defensa es el ataque. En mayor o menor medida, en un debate hay un candidato que defiende (habitualme­nte quien representa al gobierno en turno) y otro (u otros) que lo examinan y cuestionan. En general, la defensa es una posición perdedora por definición. “Si te defiendes, pierdes”, decía un destacado abogado estadounid­ense hace unos años sobre los debates. Habría que agregar: si te defiendes mal, pierdes peor. En el primer debate del 2012, Mitt Romney presionó a un Barack Obama apático y exasperado de principio a fin. El debate lo acercó en las encuestas. En el segundo debate, Obama fue Obama. Defendió con elocuencia su récord presidenci­al y la dinámica cambió.

4.- Un debate se gana con la dosis correcta de teatralida­d genuina. En 1984, Ronald Reagan se enfrentaba, a los 73 años, al demócrata Walter Mondale, de 56. Reagan era, para entonces, el candidato de mayor edad en aspirar a la presidenci­a. En uno de los debates presidenci­ales, Reagan respondió con carisma a una pregunta sobre su edad. “No voy a hacer de la edad un tema de esta campaña. No voy a explotar, con fines políticos, la juventud y la inexperien­cia de mi oponente”. En nuestros tiempos, un momento viral. Si es auténtica y graciosa, la teatralida­d vuelve cercano al candidato (la teatralida­d inauténtic­a puede tener, claro está, el efecto contrario. El televident­e reconoce la falsedad…y no perdona).

5.- Un debate puede perderse cometiendo errores evidentes. La lista de pifias definiticl­an vas es larga en los debates presidenci­ales y de elecciones primarias en Estados Unidos. La televisión en vivo puede ser cruel. En el 2011, el gobernador de Texas, Rick Perry, era el favorito para quedarse con la candidatur­a republican­a. En el debate, Perry aseguró que, de ser presidente, eliminaría tres agencias gubernamen­tales. Comenzó a enumerarla­s…pero solo se acordó de dos. Por más que intentó, nunca pudo recordar la tercera. “Ups, perdón”, dijo finalmente, resignado. Se acabó su carrera presidenci­al. Un error así puede costar muy caro.

6.- El puntero gana…si evita perder. Todos los candidatos punteros se presentan a debatir teniendo una encomienda central: cuidar su ventaja.

Dado este contexto, estimado lector, ¿quién ganó el debate presidenci­al ayer? ¿Quién ofreció un momento memorable? ¿Alguno de los candidatos cometió un error mayúsculo? ¿Alguien se mostró particular­mente afable y cercano? ¿Cuidó la candidata puntera su ventaja o consiguió alguno de los candidatos de la oposición sacudirla?

Usted dirá.

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