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El primer actor Ernesto Gómez Cruz murió a los 90 años, dejando un gran legado en cine y televisión

- Actor lmendoza@frontera.info

CIUDAD DE MÉXICO.- El primer actor Ernesto Gómez Cruz murió este sábado 6 de abril a los 90 años, dejando un hueco en el mundo del cine en el que se destacó y se desempeñó durante 57 años.

Sin embargo, atravesó momentos complicado­s a lo largo de su haber como actor, pues aunque forjó una prolífica carrera, fue víctima del desempleo y hubo una época en que tuvo que ejecutar el oficio de barrendero para salir adelante.

Desde que Gómez Cruz residía en su natal Veracruz, se despertó en él la necesidad de dedicarse al canto, sin embargo, era una persona sumamente tímida, lo que le impedía desempeñar­se como intérprete musical, o como compositor o locutor, sus otras dos grandes aspiracion­es.

“Yo era una persona muy tímida, me sonrojaba yo ante cualquier persona y, si era mujer, peor, pero yo quería ser cantante, quería ser compositor, quería ser locutor, pero no tenía la preparació­n”, reconoció en una entrevista.

‘ Ernesto Gómez Cruz

INCURSIONA EN LA ACTUACIÓN

Viajó a la Ciudad de México para estudiar la carrera de actuación en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), antes INBA.

Al graduarse, llegó su primera y gran oportunida­d en el cine, como “El Azteca” en la cinta de “Los caifanes” de Juan Ibáñez, granjeándo­se de reconocimi­ento generaliza­do por parte del mundo del cine nacional.

“Llega la fama, pero, en ese momento, yo no entendía lo que era la fama, así como me llegó, la disfruté”, destacó.

Fue barrendero Ante la falta de oportunida­des, luego de debutar en la gran pantalla, Gómez Cruz fue barrendero del

Yo era una persona muy tímida, me sonrojaba yo ante cualquier persona y, si era mujer, peor, pero yo quería ser cantante, quería ser compositor, quería ser locutor, pero no tenía la preparació­n”

Teatro Comonfort, el cual estaba ubicado cerca de La Lagunilla.

“Recuerdo que recién terminada la película de ‘Los caifanes’, los productore­s me congelaron y tuve que ser barrendero del

Teatro Comonfort, durante dos años sin trabajo y fue difícil”, confió en una entrevista hace 10 años.

Fue así que aceptó la propuesta de Ernesto Alonso de aparecer en “Lágrimas amargas”, el melodrama con que incursionó en las telenovela­s mexicanas.

A raíz de esto, don Ernesto se enfocó en atender a las peticiones de los cineastas con los que trabajaba, algunos de ellos, de los más importante­s en la historia de nuestro cine, como Felipe Cazals, Arturo Ripstein, Jorge Fons, Pepe “el Perro” Estrada y el hijo de este, Luis Estrada.

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