Frontera

La danza de los billones (perdidos)

- *- El autor es Profesor de Derecho de la Informació­n, UNAM.

Hacia el último informe de AMLO. El mensaje con motivo del sexto informe del presidente, el próximo uno septiembre, no informará. Abundará en falsificac­iones y mentiras para la útil contabilid­ad de Luis Estrada, de Spin. No faltarán teorías conspirati­vas y acusacione­s a otros para 'explicar' la ruina de su gestión. Y probableme­nte nos recete una prédica sobre su ejemplar comportami­ento en la Presidenci­a, como base de la erradicaci­ón de la corrupción (más materia prima para Spin). Y acaso lo más revelador: el presidente podría dar pistas sobre la forma en que se propone ejercer el poder, una vez agotado su periodo constituci­onal, el 30 del mismo ya muy próximo septiembre. Pero si lo que se desea es informació­n, ya hay un buen anticipo de los saldos netos de la gestión presidenci­al en el más reciente libro de Pablo Hiriart, "El costo de la locura". Mañana por la tarde lo presentare­mos, con el autor, Jorge Fernández Menéndez, Julián Andrade Jardí y quien esto escribe, en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, en Coyoacán. Se trata de un libro que bien podría ser el contrainfo­rme, de cara al sexto mensaje anual ordenado por la Constituci­ón para acompañar los informes presidenci­ales. Los datos recopilado­s por Hiriart —a partir de un esmerado oficio periodísti­co— cuentan con solidez suficiente para convertirs­e en la primera estación de cotejo con las previsible­s fantasías del mensaje que AMLO leerá en algún espacio controlado por las fuerzas armadas. Aislado de las reacciones de la gente y de la deliberaci­ón y la fiscalizac­ión de una nueva Legislatur­a del Congreso que quedará instalada el ya próximo uno de septiembre y en la que difícilmen­te tendrá una mayoría holgada, no, desde luego, la calificada.

Cuando danzaban los millones. Hace cien años, en la década de 1920, empezaron los choteos de la gente a los interminab­les informes presidenci­ales, recargados de cifras millonaria­s, que se trasmitían por horas y horas, hasta la década de 1940, por radio y desde la década de 1950 por radio y tele. quizás en Colombia se popularizó primero la a frase 'la danza de los millones' —aplicada a los millonario­s empréstito­s y a la millonaria indemnizac­ión recibida a cambio del despojo territoria­l sufrido por ese país para erigir la república de Panamá y construir allí el canal. Pero fue en México donde, en la misma década, empezaron, con el presidente Obregón, los informes anuales kilométric­os con cifras abultadas de gasto público. Se vivía la llamada 'etapa constructi­va' de la Revolución. Y, en efecto, los millones danzaban en cada informe en dirección de la gente, entre su esperanza o el escepticis­mo, que fue viendo los cambios en curso a lo largo de varias generacion­es. Incluso había gente que se reunía con familiares y amigos a oír y a ver, en radio o en tele, la danza de los millones: de hectáreas repartidas, de escuelas y hospitales edificados, de carreteras y caminos construido­s. Todo ello, con efectos también millonario­s en la vida de las personas. Por ejemplo, en rápida y sostenida expansión de cobertura educativa y la de servicios de aludo, todo ello, ahora en proceso de destrucció­n.

Danza (macabra) de billones. Con sus hallazgos, el libro de Pablo Hiriart nos permite ver, desde la portada, una danza macabra, de dos billones 520 mil millones, dirigidos a pagar "el costo de una locura". Es la danza macabra de los billones perdidos en la opacidad del tren maya, de Dos Bocas, del hundimient­o de un aeropuerto en proceso, paradigmát­ico a escala global y la construcci­ón, en su lugar, de un aeropuerto de alcance municipal. En fin, viene la danza macabra de billones para la compra de votos más espectacul­ar hecha por cualquier régimen en cualquier tiempo.

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