Frontera

‘Cuando un amigo se va…’ Federico Benítez a 30 años de su muerte

- Cabildeo@hotmail.com *- El autor es asesor empresaria­l en cabildeo.

“El hombre honesto no teme la luz ni la oscuridad.”

Primero fue mi Jefe, luego mi amigo y al final mi compañero de trabajo, pero de todos ellos aprendí a valorar a un gran hombre.

El “Federico Jefe” fue aquel que apoyó para que me contratara­n como Director de Coparmex, a finales de los años ochenta y que, como Tesorero de esa Institució­n, me dio grandes enseñanzas. Era duro, pero justo, alguien en quien podías confiar, pero que también sabía exigir resultados.

En la empresa donde trabajaba, la extinta maquilador­a Juegos California, duró casi 20 años, iniciado como bodeguero, hasta llegar a convertirs­e en Administra­dor Único, pero logrando al mismo tiempo titularse como abogado.

El “Federico amigo” nace casi inmediatam­ente después de conocerlo, pero poco a poco va creciendo esa identifica­ción con el hombre honesto que, alejado de vicios, cortaba religiosam­ente su bigote cada cuaresma y dejaba totalmente el cigarro durante esos 40 días de reflexión. Como recuerdo las burlas que los medios de comunicaci­ón hacían de él cuándo al frente de la policía de Tijuana aparecía sin su caracterís­tico bigote, el cual siempre fue su orgullo, por eso lo cortaba en señal de penitencia.

Recuerdo que cuando tomamos la decisión de entrar al Ayuntamien­to, me llevó a su casa a mostrarme su auto nuevo, el cual había comprado días antes de iniciar nuestro nuevo trabajo, para que no lo tacharan de enriquecim­iento ilegítimo, un modestísim­o Buik Skylark usado de unos 4,000 dólares.

Al entrar al Ayuntamien­to de Tijuana, nos identifica­mos todavía más, pues Federico era la única persona que conocía en ese gabinete, por lo que buscaba hacer equipo con él.

En su faceta de compañero de trabajo, tuvimos innumerabl­es pleitos, después de los cuales, su Secretaria Ángeles, me buscaba para pedirme que hiciéramos las paces como niños chiquitos, pues Federico siempre buscaba que las cosas se hicieran casi de inmediato, lo cual contrastab­a con mi posición, como Oficial Mayor que me obligaba a observar una serie de regulacion­es, lo mismo para la compra de sus anheladas patrullas, que sus movimiento­s de personal o la adquisició­n de diversos equipos tácticos.

Anécdotas de él hay muchas, como cuando le prestamos una panel para que hiciera sus traslados de reos en lo que le autorizaba­n el presupuest­o. A las semanas nos la regresó “balaceada”; o cuando en las lluvias de enero de 1993 y ante el caos de la Ciudad, lo vimos dirigiendo el tránsito como cualquier otro policía y qué decir de cuando me pidió cancelar los contratos de arrendamie­nto de las caballeriz­as del Cortijo San José, en Playas de Tijuana, donde también se encontraba la Academia de Policía y que por los olores del lugar resultaba imposible estudiar a sus alumnos. A su estilo me dio un ultimátum diciéndome: “O sacas a los caballos de ahí para tal fecha o yo mismo los saco”. Cumplió su promesa y sacó a los caballos a la calle, mientras yo tuve que lidiar con los arrendatar­ios y sus demandas.

Ese era mi amigo que luchó por servir a su Ciudad y que su mayor delito fue investigar aquello que al Estado y a la Federación les daba miedo conocer, como la existencia de esa segunda arma en la muerte de Luis Donaldo Colosio, temas que comprometi­eron su vida.

Desde aquí te mando un abrazo fuerte, Federico. Sigue volando alto.

Thomas Fuller

millones del segundo, 63,009 millones. Lejos de ahorrar, este gobierno ha sido un gran destructor de ahorros.

¿Qué pasará ahora con los 40 mil millones que está tomando de las Afores? No sabemos. El presidente ha prometido pagar pensiones de 100 por ciento del último sueldo hasta un máximo de 16,777 pesos mensuales, pero ni él ni nadie sabe si alcanzará. La diputada Susana Terrazas, ex de Morena, afirmó este 22 de abril en la Cámara que, después de leer el dictamen 17 veces, "no dice en ninguna parte que los mexicanos y mexicanas nos vamos a jubilar con el 100 por ciento de nuestro salario". No sorprende, porque nadie puede garantizar­lo.

No sabemos porque nadie ha hecho un estudio para estimar el costo. La iniciativa tendrá consecuenc­ias fiscales durante décadas, pero la mayoría oficialist­a la está aprobando a ciegas. Ningún legislador de la 4t se atreve a rechazar una orden del presidente, mucho menos para una medida electorera. La confiscaci­ón de los fondos "abandonado­s" no garantiza nada. Es un irresponsa­ble salto al vacío cuyas consecuenc­ias finales nadie ha calculado.

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