Mr. Hilfiger
Conversamos en Shangái, China, con el hombre que desde el principio decidió que iba a convertir su nombre en referente de moda y estilo.
“La democratización de la moda es poder vender a un consumidor independientemente de su origen, cultura, tradiciones... Es hacer la moda más accesible en términos de precio, y ser inclusivos”.
Arriesgó en su salida al mundo comparándose, siendo un desconocido, con los diseñadores más famosos de su época y hoy es el alma mater de una marca que no necesita más que su nombre para ser inmediatamente identificada. Nos encontramos en China con Tommy Hilfiger para hablar de moda, de qué significa ser un ícono ahora y cómo revolucionar el retail en blanco, rojo y azul.
El Hotel Península de Shanghái es uno de esos ejemplos de la nueva China, un espacio inmenso en sus formas arquitectónicas, pero a la búsqueda de un clasicismo europeo en la sobria decoración de sus habitaciones. Una mezcla cosmopolita en la que nos espera Tommy Hilfiger (Elmira, Nueva York, 1951), el mogul de los diseñadores estadounidenses. Apenas ha cambiado desde la última vez que lo vi en la Gran Manzana. Quizá su cabello esté algo más blanco, pero mantiene la misma sonrisa sosegada cuando te estrecha la mano, como si los varios asistentes que le rodean no estuvieran allí y toda su atención se concentrara en el interlocutor mientras un inmenso ejército de modelos, estilistas, productores, maquillistas y constructores dan las últimas pinceladas a Tommy Now, el show itinerante que nos va a mostrar en breve en el Bund, esa zona atravesada por el río Huangpu.
Segundo de nueve hijos en una familia de clase trabajadora, su madre, Virginia, era enfermera, mientras que su padre, Richard, laboraba en una joyería. Tommy Hilfiger asistió a la Academia Gratuita de Elmira, un lugar extremadamente frío en invierno que cuenta entre sus habitantes ilustres nada más y nada menos que al genio de las letras Mark Twain, quien escribió sus obras más famosas —Las aventuras de Tom Sawyer, Las aventuras de Huckleberry Finn y Un yanqui en la corte del rey Arturo— en una construcción de madera que le proporcionaba tranquilidad y al resto le evitaba los humos de su eterna pipa.
Hoy, el diseñador, como el escritor, es un nombre tan conocido en el mundo (aunque pensó cambiarlo a Tommy Hill porque no le parecía que fuera fácil de pronunciar), que hasta su propio dominio web reza simplemente tommy.com.
Tommy Hilfiger vivió el mundo fascinante de la Nueva York de los años 70 y 80, las noches de Studio 54 e incluso trató en ocasiones con Andy Warhol, de quien posee interesantes piezas en su fabulosa colección de arte repartida en todas sus mansiones. Tiene cuatro hijos con su primera esposa, Susie: Ally, Ricky, Elizabeth y Kathleen, mientras que con la siguiente, Dee, tiene un hijo llamado Sebastian.
En 1984, Hilfiger fue reclutado por el empresario indio Mohan Murjani, quien buscaba un diseñador para dirigir una nueva línea de moda para hombres y que le permitió crear la etiqueta usando su propio nombre. La pareja anunció la llegada de Hilfiger a la escena con una campaña de marketing que incluyó una enorme cartelera en Times Square en la Gran Manzana que nombraba a Hilfiger como la próxima gran marca en la industria estadounidense, hasta entonces dominada por Ralph Lauren y Calvin Klein. Tras unos años de éxito y alguna incertidumbre, en mayo de 2010, su compañía, cada vez más rentable, se vendió por casi 3 mil millones de dólares al conglomerado Phillips-van Heusen. Y en 2012, la industria lo consagró con el galardón a la trayectoria del Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos.
“Tommy nunca ha tenido ninguna idea errónea de que él sea un Balenciaga o un Christopher Kane. Es más un diseñador accesible, y lo digo de la mejor manera posible”, comentó una vez de él la todopoderosa Anna Wintour. Y quizá nadie más que Tommy Hilfiger podría estar de acuerdo con esa definición. “Somos una marca inclusiva y democrática, queremos abrir los shows al consumidor, a todo el público. Los millennials quieren comprar inmediatamente lo que ven el desfile”.
Quizá esa es la respuesta al proyecto que se presenta de nuevo aquí en Shanghái, donde hemos llegado periodistas y celebridades de todo el mundo, pero que supone de verdad que los diseños se acerquen a su consumidor potencial mediante esa estrategia —“estresante pero estimulante”—, en la que los protagonistas se encuentran al otro lado de las pantallas de los celulares que siguen en tiempo real el desfile presidido por esa reina millennial que es Hailey Baldwin y que pueden adquirir de inmediato las piezas de la colección. “Queríamos poner todas las piezas disponibles en el mercado. Y crear interesantes experiencias en el público. Y permitir al consumidor comprar directamente del desfile, así no sólo mostramos la colección, sino una nueva manera de vender las piezas que forman parte de ella. Ha sido muy interesante idear ese sistema, es el camino del futuro”, explica con un indisimulado orgullo. Y mantiene una obsesión que le ha perseguido desde los tiempos en que fue falsamente acusado de hacer ropa sólo para unos pocos. “La democratización de la moda es vender a un consumidor independientemente de su origen, cultura, tradiciones… Es hacer la moda más accesible en términos de precio y también ser inclusivos”.
Por supuesto, uno de los protagonistas de la jornada es Lewis Hamilton. El campeón de Fórmula 1 es la estrella invitada y presenta su cápsula Tommyxlewis, cocreada con el diseñador y que tendremos la oportunidad de ver en primicia algo después de la mano del piloto, quien muestra un excelente humor quizá por estar alejado unas horas de la exigente competición. Preguntamos al creativo por dicha cápsula y nos comparte: “La colección con Lewis es una celebración de nuestros clásicos reinterpretados con nuevas telas, nuevos detalles, nuevas formas de embellecer las piezas, porque
“Somos una marca incluyente y democrática; queremos abrir los shows al consumidor, a todo el público”.
nunca pasarán de moda. Se trata de hacerlos relevantes hoy en día. Hay piezas emblemáticas que llamamos Tommy Icons, pero a las que unimos a esas personas que hoy consideramos íconos, como Winnie Harlow, Hailey Baldwin, y la colección, por supuesto, de Lewis Hamilton, quien es un símbolo en sí mismo. Esta propuesta en concreto lleva el estilo del hombre a un nivel distinto, ya que eleva el street style a un peldaño superior, más moderno. Lo especial de Lewis es su pasión por la moda, su estilo es único y él es un representante impecable de la cultura de hoy, no sólo porque es una estrella del deporte, sino porque también adora la música y sabe qué es lo que mueve el mundo en la actualidad”.
LA VIDA DE TOMMY HILFIGER es posible resumirse en éxito. Posee todos esos elementos que hacen la existencia más atractiva: mansiones en Nueva York y en Miami, así como un nombre reconocible en todo el planeta. ¿Cuál es la fórmula del triunfo? “Para mí, cada día es mucho más interesante que el anterior. Hay tantas cosas que ocurren a la vez que nosotros tratamos de empujar permanentemente la marca hacia adelante, mantenerla única y novedosa, provocativa y cosmopolita”. Y cuando le insistimos sobre el origen de su inspiración, su discurso podría haber sido copiado de la cuenta de Instagram de un millennial, no de alguien con casi siete décadas de vida: “Las ideas que me inspiran son múltiples y diversas, tienen mucho que ver con mi interés en la cultura popular de hoy, en el arte, la música, la moda, los deportes o el entretenimiento. No quiero que la firma envejezca o que deje de crecer; quiero que evolucione. Lewis Hamilton, Ariana Grande, Neymar, Taylor Swift, Cardi B, me inspiran. Todos ellos expresan nuevas ideas que nos retan. No hay una fórmula fija para que estas ideas se traduzcan en diseños; a veces es sólo un suave aroma de ellas, casi como si las olieras de alguien en un escenario o en la calle, o cómo la gente mezcla su ropa. Un día podemos estar mirando a las Kardashian, otro a Gigi y Bella Hadid, o a Serena Williams en la cancha de tenis, y nuestro reto es saber cómo incorporar a Tommy Hilfiger esas ideas. Tenemos que tommyficarlas y ese es el secreto o nuestra fórmula mágica. Hacerlas nuestras y que empiecen a ser parte de nuestra familia”. Palabra de creador.