DIEGO LUNA
Es uno de los hombres del momento y nadie podría objetarlo. Su ascendente carrera, activismo y su papel en Narcos: México —la apuesta serial de Netflix que es como una descarga de adrenalina al corazón— son las cartas a su favor.
El actor está imparable desde que protagonizó Rogue One. Muestra de ello es que acaba de estrenar la reciente temporada de una de las series más vistas de Latinoamérica, Narcos: México.
Me da miedo que saques un arma y me dispares si no te gustan mis preguntas”, le advierto. Tras ver Narcos: México, es irremediable no tener presente la escena del restaurante en la que su personaje asesina a balazos a un rival. Diego ríe y confiesa: “Fíjate que lo pensé muy bien antes de aceptar el papel; es algo diferente a lo que había hecho antes”. En la serie interpreta a Miguel Ángel Félix Gallardo —el capo que reconfiguró el negocio de las drogas en México— y logra transmitir esa frialdad criminal sosegada e impredecible. “El reto fue crear un personaje tridimensional que no fuera el malo-malo y mostrar la oscuridad que lo orilló a hacer lo que tú y yo no haríamos. Él, como nosotros, sentía, sufría, se enamoraba, tenía familia y amigos”. El actor siempre se ha manejado con determinación a la hora de elegir qué rol agregará a su catálogo privado de personificaciones. “La libertad fue la enseñanza más valiosa que mi padre me ha dado”, recuerda Diego sobre su progenitor —el escenógrafo Alejandro Luna—, a quien le dedicó su Premio a la Trayectoria en la reciente entrega de los Premios GQ 2018.
Unas horas antes de nuestro encuentro, la llegada del actor al hotel para la sesión de fotos y la entrevista, había involucrado una logística digna de jefe de Estado. Y es que es uno de los más asediados por el público y la prensa, quienes no pierden oportunidad de acercarse a quien definitivamente es parte de la realeza histriónica mexicana. Pero lo cierto es que llegó relajado y sonriente —sin fans al acecho—, mientras sus asistentes se comunicaban por celular y decían cosas como “Diego viene entrando” o “acaba de cruzar el patio”. Ni su personaje en Narcos: México tendría ese despliegue de seguridad. La serie está basada en aquel trágico episodio en que un Félix Gallardo en ascenso
es investigado por el agente de la DEA Enrique Camarena (Michael Peña), en el violento contexto nacional de la década de los 80. “Tenía como nueve años cuando pasó. Recuerdo que leía los diarios de mi papá y esa realidad me marcó”. Si bien cuando se anunció que participaba en el serial, Luna fue cuestionado por, supuestamente, frivolizar el tema del narcotráfico, él está seguro de su decisión: “La idea es mostrar que esto no pasó muy atrás en la historia reciente y que podemos cambiarla. Hoy, los números fatales superan a dictaduras latinoamericanas y a los soldados estadounidenses muertos en Vietnam”, afirma. Y sobre un encuentro hipotético en la vida real con el llamado Jefe de Jefes —Gallardo, actualmente en prisión—, en el que el mafioso (como un seguidor más) quizá hasta le pediría un autógrafo, Diego reacciona: “Ay, cabrón, qué difícil, creo que más bien yo le preguntaría si vio la serie, qué le pareció y si nos faltó algo”.
A principios de año, el histrión sostuvo una plática con Edward Snowden —el activista disidente y exasesor de la CIA—, y éste le hizo saber que estaba al tanto de los casos locales de espionaje gubernamental contra periodistas y defensores de los derechos humanos. “Me di cuenta de que el tipo está preocupado por lo que pasa en México. Me pintó un panorama que conecta al mundo entero”, asegura Luna, quien —hay que mencionarlo— es una de las celebridades más críticas (“su gobierno no me representa”, le dijo recientemente a EPN en Twitter). Por fortuna, cree que nunca ha sido vigilado por el servicio secreto: “Me he sentido espiado de otra manera y fue una dura invasión a la privacidad de la que me costó salir. Cuando iba a nacer Jerónimo, nuestro primer hijo, nos fuimos a Los Ángeles pensando que nadie nos iba a estar observando. Pero pasó todo lo contrario; incluso robaron su ultrasonido”, recuerda sobre el asedio al que se vio expuesto junto a su entonces esposa Camila Sodi y al hijo de ambos. La pareja procreó posteriormente a una niña llamada Fiona, en honor a la madre de Diego, Fiona Alexander, quien falleciera cuando él tenía dos años de edad.
El activismo es otro de sus impulsos y recientemente participó con los migrantes de las caravanas centroamericanas. “En el viaje, vienen niños y algunos viajan solos. Lo que hicimos con Ecocinema y Ambulante fue enviar pantallas y proyectar películas todas las noches”. Además, es embajador de la organización Cirujanos de Esperanza, la cual realiza complicadas operaciones de corazón en lugares donde los menores mueren sin esa atención. Pero Luna también se ha dado tiempo para otros asuntos, como dejar que
“se es charolastra hasta la muerte”.
la cantante Mon Laferte lo seduzca: “Es bien linda, salir en su video (“El beso”) me dejó claro que es una chingona, y sí, me puso nervioso. Una mujer guapa sigue poniéndome nervioso”.
Sin lugar a dudas, el charolastra —como su personaje en la película de Alfonso Cuarón, Y tu mamá también (2001)—, sí que se ha consolidado como actor. Pero ni ser parte de la historia de la cinematografía por su papel en Rogue One: A Star Wars Story (2016) o el haber compartido créditos con figuras como Tom Hanks, Sean Penn, Kevin Costner o Penélope Cruz le mueve el piso: “Se es charolastra hasta la muerte. Los charolastras fuimos jedis desde siempre”, asegura y remata: “Me falta muchísimo por conquistar; pero lo mejor de ser actor es que mientras más cosas te pasan en la vida, más historias puedes contar”. Diego acaba de prestarle su voz a un personaje animado en Tales of Arcadia: 3 Below, de Guillermo del Toro, y recién terminó Wander Darkly, junto a Sienna Miller: “Disfruté trabajar con ella en una cinta tan ambiciosa. Es uno de esos guiones que hasta que no ves el filme editado, no sabes si va a funcionar o si fue una gran idea que se quedó ahí”. Además, se anunció que para 2019 protagonizaría con su personaje de Cassian Andor una nueva serie basada en Star Wars: “Volver a ese universo sería muy especial para mí”, declaró a The Hollywood Reporter después de darse a conocer la noticia. Una asistente nos avisa muy seriamente que el actor tiene que irse, pero él se da tiempo para reflexionar la pregunta sobre lo que significa vivir en tiempos de Trump, de violencia y de un mundo complicado. “¿Sabes? Creo que el amor sí es como lo pintan. Finalmente, es lo que nos convierte o en algo sublime o en personas terribles y peligrosísimas”.