LA MUJER DE OSCAR
Teorías feministas de los años 70 clamaban que el retrato de la mujer en el cine era estereotípico: no presentaba imágenes empoderadoras a las que las nuevas generaciones pudieran aspirar. ¿Será que esos roles ya cambiaron? Revisemos los últimos 10 papele
De 20 personajes, sólo Meryl Streep en The Iron Lady (2012) es una líder histórica mundial. Y siete son “madres”, pero nada abnegadas: Frances Mcdormand en Three Billboards… (2018) es vengadora, Sandra Bullock en The Blind Side (2010) adopta a un homeless y lo vuelve estrella de fútbol, Patricia Arquette en Boyhood (2015) tiene relaciones abusivas, pero busca el bienestar de su hijo, y una nana muy maternal es Octavia Spencer en The Help (2012), aunque con carácter para defenderse de quien la trató mal.
Tres “madres” son tóxicas: Alisson Janey en I Tonya (2018) y Melissa Leo en The Fighter (2011) explotan a sus hijos atletas, mientras que Mo’nique en Precious (2010) era abusiva en todo sentido. Sin duda, la mamá “sumisa” quedó atrás.
Cuatro “mujeres enfermas” fueron premiadas: Natalie Portman sufre esquizofrenia en Black Swan (2011), pero el objetivo no es retratar el padecimiento, sino la metáfora de la represión como autodestrucción. La histeria de Cate Blanchett en Blue Jasmine (2014) es un homenaje a A Streetcar Named Desire (1952), aunque ahora la soltería no es la causa de perdición. La “neurótica” Jennifer Lawrence en Silver Linings Playbook (2013) sana a través del amor y ayuda a Bradley Cooper a aceptarse como es. Las enfermedades aquí no son una condena que sufren las mujeres por su otredad, sino un descubrimiento de su esencia… excepto el retrato del Alzheimer con Julianne Moore en Still Alice (2015), que hace conciencia social.
Tres “víctimas” son Brie Larson en Room (2016), una sobreviviente de secuestro y violación, mientras que Lupita Nyong’o en 12 Years a Slave (2014) y Anne Hathaway en Les Misérables (2013) son representaciones de una época anterior, y ambas películas critican estas circunstancias de vida.
La “esposa fiel” aparece en Fences (2017) cuando Viola Davis perdona las infidelidades de su pareja, pero con dignidad, no aceptándolo del todo. Por su parte, Alicia Vikander en The Danish Girl (2016) ayuda a su marido a cambiar de sexo para que sea feliz. El estereotipo, aunque perdura, ya no retrata modernidad. La nueva generación se proyecta en La La Land (2017), pues Emma Stone está dispuesta a lograr sus sueños, incluso perdiendo al amor de su vida, y eso está bien. No es juzgada ni recriminada.
Definitivamente, hay una brecha con los personajes criticados décadas atrás. Ya veremos ahora, si, gracias a la oposición al patriarcado y racismo de Trump, se presentan retratos aún más revolucionarios, ya que una nueva década está por empezar.
La nueva generación se proyecta en La La Land (2017), pues Emma Stone está dispuesta a lograr sus sueños, incluso perdiendo al amor de su vida, y no es juzgada ni recriminada.