DE DESAMORES Y CATARSIS
Su más reciente filme, Como novio de pueblo, fue el pretexto perfecto para charlar con el actor José María de Tavira sobre el desamor, qué ha hecho para curar el mal de amores y, de paso, acerca de la actualidad del cine mexicano. “Lo que hace falta es q
La primera escena de Como novio de pueblo es contundente: Diego (interpretado por José María de Tavira) está de pie en el altar anunciando a todos los invitados que su boda se ha cancelado porque su novia lo dejó plantado. Aunque la fórmula de la comedia romántica es bien conocida por todos, en este filme las situaciones no siguen la misma línea. “Lo que más me motivó a participar en este proyecto fue la amistad que tengo con la gente que estaba a cargo. Se trata de la ópera prima de Joe Rendón, un amigo de toda la vida, y saber que también estarían Martín Altomaro y Ricardo Polanco fue una razón más para no dejar pasar la oportunidad”, nos revela en exclusiva Chema, quien también asegura que de vivir una experiencia similar a la de su personaje en esta comedia, habría reaccionado peor. “Al menos Diego no tiene miedo de mostrar sus sentimientos”, afirma entre risas.
Después de esta secuencia inicial, el protagonista de la historia decide empacar sus maletas y pasar unos días en Puerto Vallarta acompañado de sus primos, una aventura que lo llevará a reencontrase con un viejo amor. “Yo también he aplicado esta opción. Aunque no me fui a Vallarta, sino a las montañas de Veracruz con mis amigos. Fue algo que hice para alejarme de los problemas; sin embargo, allá arriba, no me encontré a alguien más [ríe]”. La buena química entre el actor y el resto del cast, que incluye a Regina Blandón y Damayanti Quintanar, queda de evidencia en cada una de las escenas del filme. “Me parece que, a diferencia de otras comedias que se están produciendo actualmente en México, este es un trabajo honesto. No tenemos la intención de que sea taquillera, sino que fue un esfuerzo genuino de hacer una cinta con la que la gente se la pase bien”, comparte el histrión.
Nacido en la Ciudad de México, a sus 35 años, José María ha trabajado en cine, teatro y televisión. Amar te duele (2002), Cansada de besar sapos (2006), Enemigos íntimos (2008), El atentado (2010), Niño Santo (2011), Señorita pólvora (2015) y Rosario Tijeras son algunos títulos que conforman su currículum, sin olvidar su papel como Carlos Vives, el interés romántico de Catalina Guzmán (Ana Claudia Talancón) en la abrumadora película Arráncame la vida. “No tengo una regla de oro para aceptar o rechazar un proyecto. La vida te va poniendo distintas situaciones y vas eligiendo a partir del momento en el que te encuentras. Hay veces que tengo ganas de realizar teatro; otras necesito, por angas o mangas, ganarme una lana y me voy con el proyecto que paga más, o en varias ocasiones quiero estar en el filme en el que me toca viajar”, continúa el primo de Marina de Tavira, ahora nominada al premio Oscar como Mejor Actriz de Reparto por su trabajo en ROMA. “¿Qué te puedo decir? Esa postulación nos llena el corazón de alegría a todos”, comparte.
En los próximos meses, también tendremos oportunidad de ver a Chema en Bunker, un thriller psicológico que gira en torno a la desaparición de una persona. “No sé si ese sea el título final del largometraje, pero me parece que está planeado para lanzarse a mediados de año. Es una cinta de suspenso en la cual se ve una misma anécdota desde tres puntos de vista distintos”, nos revela y asevera también que “en México hay mucho talento, bastante capacidad, sin embargo, estas cualidades normalmente logran brillar cuando el proyecto cuenta con dinero del extranjero. La repartición del peso en taquilla nos ha orillado a que la única manera de acceder a los ingresos sea a través de la comedia, algo que me parece que ha reducido los géneros que podemos explorar”. ¿Es preciso que se mire hacia otros estilos e historias?, le pregunto. “Lo que hace falta es que la industria apoye a los productores mexicanos y no a las distribuidoras extranjeras. Es un tema político”, remata.