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No hay nada más adulto que jugar en el sexo, y la industria del sextech lo tiene bien claro. ¿Y si nos regalamos un juguetito?
Los mitos descocados en torno a la parafernalia sexual van desde la insana perversión de quien la utiliza, hasta creer que sustituirá la presencia absoluta del ser humano. Está bien que en sociedades como la nipona, ciertos artefactos se han convertido en auxiliares para remplazar la compañía viviente y hasta al amor, pero de eso a que nosotros, candentes latinos que gustamos del piel a piel, imitemos tales acciones que ellos ya han vuelto todo un estilo de vida, nos encontramos bastante lejos.
Sin embargo, se agradece que esas leyendas le den al material erótico un halo de pecado capital y que al visitar una sex-shop, inevitablemente nos hormiguee la entrepierna. Eso sí es divertido. Curiosear, caminar por los estantes llenos de bolas chinas, vibradores, dildos huge sizes y aceites corporales, entre otros productos hot para uso individual o en compañía con uno o más integrantes, sin importar que no los compremos y que la lascivia se despierte nomás por entrar a una de estas tiendas.
¿Y qué tal cuando consideramos llevarnos uno? Pero antes, ¿has considerado usar uno? Si tu respuesta es “sí”, tienes muchas posibilidades de ser parte del muy reducido porcentaje de hombres que han utilizado algún juguete contra el de las mujeres,
Por Liliana Rodríguez que es casi el doble. Esta afirmación está basada en los estudios de la sexóloga Anne Marie Amil, de la Universidad de Columbia, quien reveló que el 12% de varones encuestados entre 16 y 70 años admitió haber usado un vibrador, contra el 27% de las féminas. Hecho no muy alejado de nuestra realidad en América Latina, que confirma que nosotras tenemos un criterio más juguetón que el de ustedes.
¿Será que las mujeres somos más desinhibidas, inventivas y no nos creemos tanto tabú, o quizá tenga que ver con nuestra más complicada naturaleza en eso de la estimulación en el sexo? Por experiencia, yo te respondería sin dudarlo que mitad y mitad.
Pero también es maravilloso incluirlos como el tercero en concordia para que juntos gocemos sus extasiantes bondades, sobre todo en áreas que son más fáciles de consentir a través de los muy variados juguetitos. Tu poderoso Punto P, por ejemplo; una zona cuya exploración sería buen motivo para regalarte tu primer consolador, y el Día del Niño, un excelente pretexto para hacerlo. Así que ¡a jugar!
¿Será que somos más desinhibidas, inventivas y no nos creemos tanto tabú, o quizá tenga que ver con nuestra más complicada naturaleza en eso de la estimulación en el sexo? Por experiencia, yo te respondería que mitad y mitad.