GQ (México)

LA CONTADORA DE HISTORIAS

- Por Alejandro Mancilla

“Vivir en Nueva York me ha hecho tener una lectura subjetiva de lo que pasa en México, con una óptica libre de adjetivos. Hoy, la complejida­d de ser mexicano tiene connotacio­nes diferentes en el mundo”.

“Mis sueños han cambiado con el tiempo; ahora son sobre cosas más inmediatas. Lo que me va a faltar es vida para materializ­arlos”, confiesa la cantante mexicana Magos Herrera, quien reside en Nueva York hace poco más de una década, y desde esa trinchera citadina tan ad hoc a su arte, platica acerca de México, el jazz, Trump y las dictaduras.

Magos Herrera afirma: “Yo no soy purista ni nunca lo he sido en ningún sentido. Puede no gustarnos la globalizac­ión, pero es irreversib­le, somos el resultado”. Su música ha evoluciona­do y en ella convergen hoy diversas influencia­s evidentes en Dreamers, su disco más reciente, en el que unió fuerzas con el cuarteto Brooklyn Rider. “Más que una cantante de jazz, me considero una contadora de historias”, asegura la reciente nominada al Grammy Internacio­nal. Sin embargo, revela que aún le emociona toparse con un club tradiciona­l de jazzistas con todo y su humo de cigarro (suponemos), sus clichés y su ambiente tan especial: “Me encantan, desde hace tiempo circulo en otro tipo de espacios, pero en los descansos de las giras, suelo meterme a esos clubes. Los siento muy cercanos. Así comencé, en los lugares tradiciona­les de jazz”. Alguna vez, hace muchos años—como un favor especial a un amigo—, cantó en una boda, “ahora sólo lo haría en la fiesta de aniversari­o de mis 20 años de casada”, asegura riendo.

El vivir en NY le ha hecho “tener una lectura subjetiva de lo que pasa en México, con una óptica libre de adjetivos. Hoy la complejida­d de ser mexicano tiene connotacio­nes diferentes en el mundo”, asegura, pero deja claro que ella no se olvida de sus raíces: “El español, mi idioma natal, me provoca una energía distinta a la de

cantar en otra lengua. El portugués también se me hace un idioma muy cercano y un puerto de llegada porque, además, emana mucha sensualida­d”. En la parte lírica de su disco Dreamers — cuya gira promociona­l tocará tierras aztecas en octubre—, retoma la poesía de algunos artistas que tuvieron que vivir en medio de regímenes opresivos: Violeta Parra, Federico García Lorca y también Octavio Paz (la canción “Niña” es un poema musicaliza­do del poeta mexicano). “Incluí a Paz porque en México, igual tuvimos ya un régimen de opresión, independie­ntemente de cómo se le haya definido políticame­nte. Por eso, Octavio renunció en su momento a su trabajo como embajador cuando ocurrió lo de la masacre de 1968. Yo misma crecí con eso en los 80”, revela. Recienteme­nte, se anunció que Magos Herrera formará parte de un nuevo consejo de Diplomacia Cultural que funcionará como vínculo entre las secretaría­s de Cultura y la de Relaciones Exteriores del gobierno mexicano. Y de que ella es muy diplomátic­a, no cabe duda. ¿Y si Trump te mandara un mensaje diciéndote que es tu admirador?, le pregunto (muy) hipotética­mente, claro: “No creo (ríe ante la improbable perspectiv­a). Por la narrativa que traigo, dudo que pueda ser mi fan, pero la verdad sí le contestarí­a, porque lo cortés no quita lo valiente”.

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