Tras los acontecimientos ocurridos en Avengers: Endgame, el Universo Marvel continúa con una entrega más de Spider-man. Tom Holland nos dice cómo fue enfundarse de nueva cuenta el traje arácnido.
Tom Holland vuelve a enfundarse el traje de Spider-man para lidiar con la muerte de su mentor (Tony Stark) y salvar al mundo en la nueva entrega del Universo Marvel.
Han pasado varios meses desde aquel final épico de Avengers: Endgame y hay varias personas que aún siguen sin superar el sacrificio que Tony Stark hizo para proteger al planeta de Thanos y sus huestes. Peter Parker es uno de ellos. Y es precisamente este uno de los puntos de partida de Spider-man: Lejos de casa, en donde “veremos a un protagonista muy similar al de la primera entrega”, señala Tom Holland. “En De regreso a casa, disfruté ver a un adolescente con superpoderes y quiero que eso se repita. Peter todavía tiene 16 años y sólo quiere divertirse”.
Pero en esta nueva aventura del Universo Marvel, el arácnido también tendrá la misión de salvar al mundo, luego de que uno de sus viajes escolares por Europa sea interrumpido por una serie de villanos que pondrán en jaque la estabilidad global. “Cuando Jon Watts me mandó la idea, pensé que pelear con unas criaturas monstruosas sería mucho mejor que hacerlo con un villano como Vulture. Pero cuando ves los efectos y lo que están planeando hacer con estos monstruos, te das cuenta de que se trata realmente de una proeza increíble”, asegura el actor. Y para quien crea que segundas partes nunca son buenas, Holland está convencido de que la secuela deleitará a los fans, puesto que “hay mucha más
acción que en su antecesora. En la primera, pudimos contener los hechos y la adrenalina, pero ahora Spider-man es incapaz de mantener estos eventos en secreto y es mucho más global después de todo lo ocurrido en Endgame”.
Oriundo de Kingston, Inglaterra, el chico de 23 años no pudo comenzar de mejor manera su carrera histriónica: lo hizo en el año 2012 con Lo imposible, ese poderoso melodrama que tuvo como protagonistas a Ewan Mcgregor y Naomi Watts. Y aunque enfundarse en el traje (bastante ajustado) del superhéroe arácnido le ha valido el reconocimiento mundial, Tom también se ha dado tiempo de participar en títulos como En el corazón del mar (2015), Edge of Winter (2016) y Z, la ciudad perdida (2016), donde ha tenido la oportunidad de colaborar con actores como Chris Hemsworth, Cillian Murphy, Ben Whishaw, Robert Pattinson y Charlie Hunnam. En esta ocasión, a su lista se suman Samuel L. Jackson y Jake Gyllenhaal. “Samuel es muy divertido. Siempre he sido su fan, no sólo desde que empezó el Universo Marvel, sino desde mucho antes, gracias a Pulp Fiction. Por otro lado, Jake es increíble. Estaba en mi registro de actores con los que quería trabajar en algún momento de mi carrera, así que hacerlo en estas circunstancias es fantástico. Es constante, esté o no en su personaje. He aprendido mucho de él”, confiesa. Para Tom Holland, tener que compartir escena con histriones de la talla de Jackson o Gyllenhaal, lejos de verlo como un reto que le provoque nerviosismo, le ayuda a sacar lo mejor de él en su profesión. “Actuar se parece un poco a jugar tenis. Si vas contra alguien que es realmente bueno, tratas de ponerte a su nivel. Haces tu mayor esfuerzo. Acá pasa algo similar. Cuando trabajas con alguien que es tan profesional, tienes que pensar más en los pequeños detalles del papel y hacer que todo embone”, nos confiesa.
En un proyecto de este calibre no pueden faltar las escenas pensadas y rodadas para robar el aliento de los espectadores. Por ello, no podíamos dejar pasar la oportunidad de preguntarle al británico cuál es su escena favorita de Spider-man: Lejos de casa. “Es una secuencia muy divertida entre Jacob Batalon, Zendaya y yo. Fue una sola toma, más o menos a la mitad de la película, y es muy estresante. Es divertidísima, pero no puedo contarte más porque sería un spoiler”, remata el joven arácnido.
“Jon Watts es un gran director. Te permite hacer una toma de 20 minutos de puras tonterías, pero rescata los últimos 30 segundos que pueden valer oro”.