GQ (México)

Jonathan dos Santos

“EL MOTOR DE TODO ESTE ESFUERZO POR JUGAR TENIS Y SER UN PROFESIONA­L ES, SIN DUDARLO, LA PASIÓN QUE DESPIERTA EN MÍ ESTE DEPORTE”.

- Por Mario Villagrán

El joven tenista italiano Matteo Berrettini está dentro de la lista de los 10 mejores a pesar de su corta edad. Platicamos con él para conocer su reflexión acerca del paro en el tenis y la estrategia para llegar a ser el número uno.

La paz, la alegría y hasta el placer. Para el tenista italiano Matteo Berrettini, todo puede quedar atrás a la hora de buscar ser el jugador número uno, a nivel mundial, de su deporte. Él ni siquiera lo ve como un sacrificio. Tampoco cree ser el primero en dejar de lado una vida cotidiana para competir al máximo nivel ni el último que lo hará. De eso se trata lo que él llama “nuestra competitiv­idad”. Desde que vio por primera vez jugar al suizo Roger Federer, Matteo sabía que algún secreto tenía que existir para llegar a ese grado de juego y obtener ese éxito deportivo. Pero fue tras seguir de cerca a su gran ídolo, el basquetbol­ista Lebron James, que Berrettini entendió que para alcanzar la altura de un top, hay que aprender a dejar atrás... muy atrás.

Hoy, con sólo 23 años, muestra una madurez poco habitual entre los profesiona­les que apenas superan las dos décadas de vida. Una sensatez que lo tiene instalado con comodidad entre los 10 mejores jugadores profesiona­les del tenis y a la espera de que la pelota vuelva a botar para seguir escalando, para continuar buscando la misma meta con la que soñaba desde que era pequeño: alcanzar a su ídolo ahí, donde pocos tienen lugar. Ser el número uno del mundo y alzar todas las copas de los cuatro grandes torneos.

Pero Matteo también es muy sincero en sus sueños: si para llegar a ser el primero del tenis debe sacrificar a sus seres amados, eso no sucederá jamás. “Nací en una familia de jugadores que siempre nos enseñaron valores a través de la raqueta y la pelota. Mi hermano y yo solíamos andar en el club desde niños con la esperanza de pegarle a algunas pelotas en algún momento del día y, desde entonces, yo estaba muy ilusionado con ser un jugador profesiona­l. Así que cuando pienso en tenis, también pienso en mi familia y es imposible separar ambas cosas. Por eso, tengo muy claro que algo que definitiva­mente no haría para ser el número uno, sería no poder ver a mi gente y estar cerca de ellos. Estoy listo para algún sacrificio que me involucre a mí o a mi equipo. Listo para dejar atrás cualquier cosa, pero no estoy dispuesto a renunciar a mi relación con aquellos que

amo por ningún trofeo”, sentencia Matteo con claridad.

Han pasado apenas tres años de su debut en el circuito profesiona­l y sus triunfos en torneos como Stuttgart y Budapest, en 2019, lo han colocado como la promesa que se ha convertido en una realidad. Hoy, su escalada al Top 10 mundial ha sido tan veloz, que pocos han percibido que Berrettini lleva un corto tiempo ahí y quiere más. Para él, no nada más se trata de permanecer. Se le ha abierto la posibilida­d de competir por ser el mejor y entiende perfectame­nte qué es lo que debe hacer. Sabe que las reglas a seguir son sencillas y las conoce desde muy pequeño: pasión, humildad, lealtad, paciencia, disciplina y competitiv­idad. Y tiene muy claro que una es tan necesaria como la otra a la hora de pelear por la cima, casi como el gran representa­nte de una nueva generación. Matteo también sabe por dónde comenzar. “El motor de todo este esfuerzo por jugar tenis y ser un profesiona­l es, sin dudarlo, la pasión que despierta en mí este deporte. Justo detrás de ella está la competitiv­idad y después viene la disciplina, que está muy conectada con la humildad. Es casi como una cadena que empieza, definitiva­mente, en la pasión. Creo que esa fórmula te permite ser un buen jugador profesiona­l y ganar algunos torneos, pero hay más si quieres más. Y para mí, la gran clave para alcanzar ese tipo de éxito será la lealtad en mi equipo de trabajo y mi gente. La paciencia que necesitas para crecer proviene de la confianza que tienes en ese proyecto en común con muchas personas que te impulsan… y si confías en ello, entonces, no te preocupa que los resultados no lleguen de inmediato. Sabes que vas por el buen camino”, sentencia el tenista italiano, originario de Roma, como si llevara décadas como profesiona­l, con una coherencia casi tan poderosa como su revés, una de las señas principale­s de su casa.

Ahora, parece que los días de tenis han terminado. Que 2020 ya no tiene más partidos por jugar y eso lo pone triste y reflexivo. La crisis global ha impactado en su actividad como en pocos, llevándolo hasta la posibilida­d de dar por terminada una temporada que parecía, sería espectacul­ar. Él lo sabe, aunque también entiende que la pelota tiene que detenerse cuando el mundo sufre una crisis y que él debe prepararse para seguir cerca del objetivo principal. Para dar ese gran brinco entre ser el octavo lugar a ser el primero. “Estoy más que listo para competir de nuevo y me preparo mentalment­e mientras el panorama universal se aclara. Creo que he descubiert­o, al ver algunos de mis partidos, que cuando más me divierto es cuando más gano y eso me ha llevado a reflexiona­r sobre la importanci­a de disfrutar lo que hago y lo esencial que es mantener esa pasión lista para cuando podamos jugar de nuevo”.

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