BALÓN Y TELA
Jonathan dos Santos ha encontrado en Los Ángeles el espacio para dejar crecer su otra vocación: la moda. El mediocampista de la selección mexicana combina hoy el balón y el regate con las pasarelas y los proyectos de menswear que tiene en mente.
Por Mario Villagrán / Fotos Ashley Frangie
Cuando el balón llega a los pies de un mediocampista, él debe detenerse y elegir la mejor opción de todas las posibilidades. Es una pausa tan breve, que es imperceptible y de ella vienen todas las referencias a su genialidad. De ese nanosegundo en el que observa las consecuencias de cada decisión. Hoy, el mundo está en pausa y Jonathan dos Santos tiene un poco más que ese tiempo para reflexionar. El esférico no se mueve y él, que lleva tres años en Los Ángeles, piensa cómo será el regreso y qué futuro quiere elegir. Y tiene una gran conclusión: el futbol no es una opción para el retiro, pero la industria de la moda sí.
Fanático de los logros de David Beckham en la cancha y en las pasarelas, así como del japonés Hidetoshi Nakata, Dos Santos dejó que su pasión por la ropa se convirtiera en un punto de partida para conocer más sobre la industria y preparar proyectos alrededor de ella. “La verdad, no me veo en el soccer después del retiro. No soy una persona que me guste verlo e intento salirme. No me gusta pensar sólo en futbol. Sí es lo primero en lo que pienso, pero hay otras cosas que me alimentan, como el tema de la moda. Estoy pensando en eso, dedicarme a algo de ello, y Beckham y Nakata me inspiran. No quiero ser modelo, lo que me interesa es construir mi propia marca y acercarme también al mundo de la relojería. Soy muy seguidor de Rolex y Audemars Piguet, y me encantaría aprender más”, sentencia Jonathan, desde Los Ángeles.
Tres años han pasado desde que el mediocampista de la selección mexicana apostó, con la crítica de la prensa encima, por la Major League Soccer (MLS), y hoy tiene más claro que nunca que la decisión fue la correcta. El crecimiento del nivel deportivo, la infraestructura y la posibilidad de construir el retiro a través de la estabilidad se han convertido en los ganchos de una liga que le pelea a la mexicana el futuro del dominio de la región y Jonathan, que lo vive de primera mano, sabe por qué. “En Los Ángeles, me he sentido como en casa, y después de estar mucho tiempo fuera, tengo a mi familia cerca y estoy feliz. Desde que llegué a la MLS, ésta ha crecido muchísimo en todos los sentidos y hoy están fichando algunos jugadores jóvenes, de experiencia, y también entrenadores de renombre, y habrá más competencia. Creo que este ritmo de evolución nos llevará, en cuatro o cinco años, a tener una de las mejores ligas, y los periodistas que dicen que perdemos el tiempo, lo hacen más que nada por joder; al final, ven con sus propios ojos la transformación. Los equipos te tratan muy bien, la infraestructura es espectacular y es una liga cosmopolita con jugadores latinos, de Europa y de otras partes del mundo, lo que la hace balanceada, atlética y de calidad”, reflexiona Jonathan.
Cercano a lo que se vive en el día a día del balompié mexicano, gracias a lo que le platica su hermano Giovanni, elemento del América, trata de no meterse de más en la comparación, pues él no ha vivido en carne propia la organización y el nivel de competencia, pero sí tiene un juicio de lo que podría pasar en los siguientes años, en los cuales espera seguir siendo convocado para la selección de su país. “La MLS se acerca más al nivel futbolístico de la liga mexicana y acá, por ejemplo, no existe eso de que suben y bajan los salarios, o el pago, y es lo primero que tienen que hacer los directivos de equipos y la federación para avanzar, porque México siempre tendrá una gran liga. En cuanto a la selección, el Tata Martino ha demostrado que a él no le importa dónde juegues. Él conoce la liga, sabe que es competitiva, y el hecho de que juegue aquí no afecta en nada. Sería para mí un sueño ir a los Juegos Olímpicos, y si me llaman, feliz de la vida”, finalizó el futbolista.