MARIMAR VEGA: ASÍ VIVE Y ASÍ PIENSA EN EL MEJOR MOMENTO DE SU VIDA
TODOS a bordo. Listos para despegar. Destino: el increíble corazón de Marimar Vega, donde conoceremos una fascinante faceta de la actriz mexicana. «Spoiler alert»: Está en su mejor momento. Tras «tropezar una y otra vez» en diversas «relaciones tóxicas», hoy, la intérprete de «Cecilia» está más fuerte que nunca; y su parabrisas, despejado. Viendo claro hacia el futuro con grandes anhelos: ser mamá junto a su esposo, el cineasta Jerónimo Rodríguez, y estrenar el proyecto de su vida: el «podcast» «El rincón de los errores», compartiendo micrófonos con Efrén Martínez, el terapeuta que cambió el rumbo de su vida, y la llevó a un lugar más soleado. «Tomar terapia con él ha sido transformador», revela a ¡HOLA! la hija del inolvidable Gonzalo Vega.
—Marimar, sin duda, estás en un gran momento.
—Sí. Estoy en paz; contenta en todos los aspectos. Me siento muy afortunada de la relación de pareja que hoy tengo, de mis amigas y familia, de mi salud, de mi equipo de trabajo, de mi perrita. Todo lo que para mí es importante está en armonía y en un buen lugar. También estoy ilusionada; con cosas nuevas.
—Hablas de cosas nuevas, y, entre ellas, está tu «podcast». ¿Cómo nace la idea de «El rincón de los errores»?
—Desde hace mucho soy la amiga que recomienda libros, cursos. Para nada soy terapeuta, pero siempre vienen a mí y me cuentan cosas. Es algo que me nace, me gusta, pero nunca había pensado hacerlo fuera de mi círculo cercano. Y, en pandemia, empecé a hacer «lives» con Efrén Martínez, mi terapeuta, que me cambió la vida, y la gente los disfrutó mucho. En octubre pasado, un día me levanté a las 5 de la mañana y me dije: «Efrén y yo deberíamos hacer un “podcast”». Y le hablé.
—¿Qué te hizo atreverte a dar el salto?
—Me animé a producirlo, mi esposo me ayudó muchísimo, él es mi «cheerleader» número uno y me ayuda en todo lo que puede. Se ve muy bonito, porque lo filmó él (risas). Está hecho con el corazón. Puse ahí mucho de lo que es Marimar. La misión es que, desde nuestras experiencias, vivencias y errores, las personas se identifiquen y se sientan acompañadas. Que sea inspirador, en el sentido
que, a todos nos pasan cosas, y que se puede buscar ayuda para estar bien.
«¿La fórmula secreta de mi matrimonio? La libertad. El no querer cambiar al otro en lo más mínimo y realmente amarlo y aceptarlo como es»
—Algunos de los invitados son muy especiales para ti: tus hermanos, Zuria y Gonzalo; Alberto Guerra y Luis Ernesto Franco. ¿Cuál ha sido tu favorito y qué aprendiste de él o ella?
—No puedo tener uno favorito. Me siento profundamente agradecida con quienes confiaron en mí, sin saber a qué iban, con el nivel de vulnerabilidad y apertura que hubo en todos los episodios, que fue muy bonita, como si estuviéramos en la sala de mi casa. Con el «Güero» (Luis Ernesto), mi exmarido, cuando le hablé para invitarlo: «Traigo este proyecto y me gustaría que tú y yo compartiéramos, desde nuestra experiencia, que hoy estamos en un buen lugar, y lo que nos costó llegar ahí…», y me dijo que sí, me dio muchísima alegría. El que hoy, el «Güero» y yo hayamos podido estar ahí, hablando de eso, fue muy bonito y sanador. No nos habíamos visto desde que nos divorciamos.
—En los distintos episodios tocan temas relevantes para la sociedad: los desórdenes alimenticios, abusos, miedos inseguridades y más. A ti, ¿cuál es el que más te resuena?
—Varios. Un común denominador es que lo que digan los demás determina muchas veces nuestros miedos e inseguridades. El famoso amor propio, que se dice fácil, pero es difícil de conseguir, y lo duros que somos con nosotros mismos. Eso es de mis «cocos» más fuertes: soy muy controladora, y es algo que he tenido que trabajar mucho.
—En el tráiler aparece la frase: «Después de equivocarnos tantas veces decidimos aprender y te lo queremos compartir». Con base en esto, ¿con qué piedra te has tropezado tantas veces?
—Toda mi vida tuve relaciones de pareja muy complicadas. No sanas, tóxicas. Hoy considero que todo es responsabilidad de uno, pero durante muchos años me pregunté: «¿Por qué sigo atrayendo a hombres tóxicos?». Durante años estuve «apagando incendios», como diría Efrén, sobre mi relación de pareja de ese momento. Y hoy puedo decir que, al final, lo conseguí. Tengo una relación que jamás hubiera pensado que existía, porque nunca la había tenido: en paz, en libertad.
—¿Cuál ha sido el error más lindo de tu vida?
—Yo creo que mi divorcio. A nadie le deseo que se divorcie. Fue durísimo y muy doloroso, porque piensas que es para toda la vida. Pero ese «fracaso», si así lo podemos ver, me llevó a trabajar muchísimo en mí, para hoy poder tener la familia que siempre quise. Pero no aprendí tan rápido. Después tuve una relación, la peor en toxicidad que he tenido, que fue el parteaguas en mi vida para decir «no más».
—¿Qué has tenido que superar para convertirte en lo que hoy eres?
—Lo primero, y más revelador, hacerme responsable de mí. Dejar de ser una víctima de las circunstancias, de los hombres… Cuando uno cambia de «chip» y se mueve de esa posición a la
de la responsabilidad, es muy grande el cambio. Te liberas.
«¿El error más lindo de mi vida? Mi divorcio. Fue durísimo y muy doloroso, pero me llevó a trabajar muchísimo en mí, para hoy poder tener la familia que siempre quise»
—Este agosto llegarás al cuarto piso. ¿Qué le dirías a la Marimar de veinte?
—Le diría que se libere de los juicios externos y que sea ella misma; sin corazas. Que no se esconda por miedo a sentir. Que confíe en ella y la vida. Que sea responsable, y que trate de estar más en el presente, en el aquí y ahora. Es la única manera de experimentar la alegría.
—¿Qué te gustaría ver en tu futuro?
—Un bebé. Verme saludable. Laboralmente quisiera trabajar acá en Estados Unidos.
—Hace un par de días celebraste tu primer aniversario de bodas con Jerónimo. ¿Cuál ha sido la fórmula del éxito en estos pasados 12 meses?
—La libertad. El no querer cambiar al otro en lo más mínimo y realmente amarlo y aceptarlo como es. Jero y yo amamos nuestra relación de pareja, pero igual nuestra individualidad, y la fomentamos mucho. Y bueno, también que él es un tipazo.
—Un año nuevo trae consigo nuevos sueños. ¿Qué anhelan hoy?
—Queremos ser papás. Estamos comprándonos un departamento juntos. Nos encanta viajar y comer, entonces los viajes siempre están en el panorama. El «podcast» lo produjimos juntos. Eso también fue un sueño conjunto.
—¿Desde pequeña soñabas con ser mamá?
—Es raro. De niña todo el tiempo jugué con muñecas. Y después, la verdad, no. Nunca ha sido de «me muero por ser mamá». Pero, ya voy a cumplir cuarenta, y sé, tengo clarísimo, es una cosa en mi intuición, que el día que sea mamá voy a ser la persona más feliz del mundo. Lo que pasa es que me da pánico. Pero así pasó con «Chata». No quería tener perros y con ella me explotó un amor que no sabía que existía. ¡Imagínate con un hijo!
—Muchas veces lo que más miedo da es lo que más satisfacción trae.
—Sí. También con mi profesión es difícil, pero veo a mi hermana (Zuria) que es mamá de dos y ¿cuándo se le acabó la carrera? Al contrario. Pero, bueno, sí quiero (ser mamá) con Jero, porque es un hombre que no me limita, y es la primera vez que tengo una relación realmente equitativa. Eso me da mucha paz. Él tampoco había querido (ser papá), hasta ahora que estamos juntos.
—Completa la frase: seré una mamá… —¿Qué ha traído Jero a tu vida?
—Paz, confianza en mí misma, amor. Él es una persona amorosa y empática nata. Él quiere que yo esté bien, que sea feliz, y eso es hermoso. Le aprendo mucho desde el amor. Todo lo hace dando amor, entonces no hay otra cosa más que querérselo siempre.