Las esperanzas del 2019
Hemos cruzado la meta y ya estamos instalados en el 2019; otra vez llenamos nuestra cabeza de sueños e ilusiones. Lastimosamente la gran mayoría de nosotros no tenemos planes ni metas para cumplir objetivos y dejamos que el viento nos lleve sin dirección fija.
El asunto tiene que ver con nuestras aspiraciones inmediatas y al corto plazo. Queremos ser ricos y crecer en instantes. Queremos tener una gran empresa en semanas. Queremos que la publicidad se transforme en riqueza al momento. Que las ventas han que nuestras arcas rebosen…
Pero todo lleva tiempo, todo tiene un ritmo, todo tiene sus momentos de gloria y de oscuridad, saber soportar y saber aprovechar oportunidades es lo que pone a algunos en los cuernos de la luna.
Apenas inició un nuevo gobierno y ya culpamos de todos nuestros males a los responsables de la administración pública. Recordemos que los ciudadanos que gobiernan son ciudadanos como nosotros. Pensar que la magia sucederá porque han cambiado los colores, es caer en falacias. El progreso de este país y de sus comunidades solo tiene que ver con el cambio en nuestras conductas diarias y cotidianas; no podemos exigir cero corrupción si día a día hacemos lo contrario en la escuela, en la oficina, en la calle, en las tiendas…
Es increíble como las redes sociales se llenan de comentarios sesudos de millones de expertos en todos los temas del devenir nacional: hablan de los presupuestos, de la película Roma, del futbol, de las reformas, del aeropuerto, del tren maya… Lo único cierto es que gastamos tinta y saliva desde la comodidad de un sofá. Si vivimos en la trampa, en la suciedad y en la ignorancia, nadie nos va a sacar del hoyo.
Como cada inicio de año, tenemos la oportunidad de reflexionar, de pensar y sobre todo de actuar diferente. De ello depende nuestro futuro, el de nuestros hijos y el de este país.