Entre el pasado anhelado y el futuro esperanzador
Septiembre da inicio a la temporada comercial más esperada, la del fin de año donde se supone que habrá un repunte de la economía interna. Anhelamos nuevos proyectos audiovisuales y de comunicación y nuevas obras residenciales donde aplicar soluciones tecnológicas. Esperamos que la electrónica de consumo, sea en retail o a través del comercio electrónico levante como la espuma.
Anhelar y esperar, son dos verbos del futuro que tiene mucho que ver con el contexto, con el ambiente, con las circunstancias, con la suerte y hasta con la fe. Y es que la certidumbre es un adjetivo caprichoso en estas épocas. Seguimos atados a un entorno voluble.
Hemos de estar acostumbrados a la comunicación remota, al trabajo digital, a la colaboración virtual y ahora al esquema comercial que se nutre de la relación multiformato: videollamadas, videomensajes, webinars, a las expos y a los tours virtuales…
Tenemos que decir que seguimos aprendiendo, seguimos experimentado y seguimos cometiendo muchos errores, porque — al menos en la industria de la integración de tecnologías— no estábamos preparados con un plan de mercadotecnia ni de comunicación digital. “En casa del herrero, azadón de palo”, dirían los viejos.
Y cuesta mucho aprender, implica inversión económica, tiempo y sobre todo, voluntad. Estamos notando como la brecha digital es muy notoria. Hay empresas que apuestan por el futuro y hay compañías que piensan que vamos a regresar a la normalidad de 2019. Y en este estira y afloja nos conducimos como robot en laberinto.
El momento de arriesgar hacia el futuro es ahora…