MODA ECOLÓGICA
Stella Mccartney fue una de las primeras diseñadoras de prendas de lujo en enfocar su mensaje a la sostenibilidad. Motivada por su amor a los animales, la inglesa ha encaminado su ingenio en pro de una industria mucho más consciente que hoy y comienza a hacer ruido al unísono con increíbles iniciativas. Miu Miu –la niña de los ojos de Miuccia– acaba de anunciar recientemente que dejará de usar pieles animales. Prada y Gucci fueron las primeras en sacudir la tradición entre las casas italianas y con ello, ya avistan un presente y futuro con luxury goods responsables. El fast fashion ha sido una de las ramas más criticadas al estar sustentada en la fabricación masiva, pero eso no lo ha alejado de su meta por disminuir el impacto de sus procesos. Intercambiar tus jeans viejos a cambio de unos nuevos o, bien, tener la posibilidad de comprar prendas hechas de fibras recicladas, son un par de soluciones que han cambiado la perspectiva de muchos. Por ejemplo, la línea Conscious de H&M que ya se ha convertido en estandarte y que pone bajo otra mira el concepto de exclusividad. Y es precisamente que, teniendo como precedente las buenas y malas prácticas de sus antecesores, han nacido proyectos independientes que están cambiando la forma en la que se hace y se consume la moda alrededor de la Tierra. La organización Global Fashion Agenda –que ayuda a medir el nivel de sustentabilidad de la industria en Europa– revela en su más reciente estudio una encuesta hecha a 90 profesionales en la materia y tomadores de decisiones en un grupo de marcas. En ella, los cuestionan respecto a las acciones tomadas desde sus trincheras para
disminuir el impacto ambiental. Respondiendo a la pregunta: “¿Cuáles áreas de la cadena de valor haz priorizado durante el año pasado?”. El uso de materiales crudos y mejora de manufactura lideran con un 80% y 70%, respectivamente.
Pero ¿qué hay de los próximos uno a dos años? 89% se enfocaría en este primer indicador y en segundo lugar, en diseño y desarrollo de producto. Sustain Your Style, otra organización que difunde información valiosa sobre este tema, indica que cada año, las compañías de fast fashion producen, en promedio, 80 millones de piezas por año. Nosotros como consumidores utilizamos una prenda hasta siete veces antes de deshacernos de ella. Instagram ha sido una de las herramientas más fuertes para difundir su mensaje; tal es el caso de Reformation y RE/DONE, que han vuelto un armario eco-friendly en un objeto de deseo. La primera, presente en los clósets de Kendall Jenner, Elsa Hosk y la ahora duquesa de Sussex, Meghan Markle. Por mencionar algunas, tiene como filosofía crear siluetas femeninas que en un plazo de un mes, salgan a la venta. Alejadas de la confección en cadena y hechas con materiales de bajo impacto ambiental. Además, su packaging resellable es 100% reutilizable o, bien, compostable. La segunda fue ideada por Jamie Mazur y se trata de una reinterpretación de las thrift shops de lujo. ¿Su motor? siluetas “híbridas” armadas desde cero con prendas vintage de firmas como Levi’s. Y siguiendo bajo la línea del concepto de “segunda mano”, no podemos dejar de lado a una de las start-ups pioneras en llevarlo al plano digital: Rent The Runway, y cuyo nombre lo dice todo. Las ca
Técnicas, procesos, materiales y hasta estrategias de marketing. Tanto l as firmas de lujo, como las low cost están apostando por salvar al planeta. Nosotras investigamos algunos de los casos más relevantes y cómo tú también puedes ayudar
sas joyeras también están tomando acción para refrescar sus prácticas, y un nombre recurrente es Chopard. Además de su ya famosa Green Carpet –que reúne celebridades portando sus piezas en las diferentes premiaciones de la industria del entretenimiento–, ha sembrado la idea de “luxury sustainability” al utilizar oro extraído de minas reguladas situadas en Bolivia y Colombia. Adidas y sus sneakers de plástico reciclado o trajes mortuorios hechos de materia vegetal que aceleran nuestro regreso a la tierra, desafían el ingenio por salvar al planeta. El año pasado, Burberry anunció que se alejaría de la quema de piezas obsoletas o fuera de temporada, además de acordar con el fabricante de cuero premium, Elvis & Kresse, en reutilizar 130 toneladas de pedacería para fabricar nuevos productos durante los próximos cinco años. Y así, podemos seguir y seguir… La pregunta inmediata es: ¿la moda realmente puede ser sostenible? Y, mucho más importante, ¿qué estamos haciendo como consumidores para ayudar al planeta?
Hábitos sencillos como alargar la vida de tus prendas o heredar algunas más de amigas o familia, son pequeñas acciones que hacen la diferencia.