TIBERI CLUB
“Quin tiberi” es la reacción catalana a la que sólo las mesas tapizadas de comida (dignas de comparación con los festines del emperador romano Tiberio) tienen el honor. Esta expresión resultó perfecta para Helena, Miquel, Roger y Rocío: cuatro amigos que comparten el gusto por el buen comer desde mundos ajenos a la gastronomía, y esa fue su gran fortaleza al fundar un proyecto culinario con un lenguaje propio basado en “juego, tradición y diseño”. Fue así como Tiberi Club empezó en Barcelona con pop-ups secretos. De 2018 hasta hoy (ahora como estudio creativo), sus más de 200 proyectos comprueban la hipótesis inicial: “Creemos en la comida como medio lúdico de expresión artística y social para los tiempos presentes y futuros”.
Aunque su nombre le sonríe al exceso —en el buen sentido— su ADN resulta una paradoja inequívoca: depurar para amplificar, reconfigurando las normas con curiosidad: “¿Qué pasa si no existe la mesa y todo los alimentos cuelgan? ¿O si cubrimos a todos los comensales con un mantel que igual es babero? ¿Y si subimos los camareros en peanas como esculturas que sirven un tradicional ‘pa amb tomàquet’?” Cuando la reacción de los comensales pasa de escepticismo a interacción, nos damos cuenta que “quin tiberi” ya no es una mesa, sino un estilo de vida. “Comer es también una forma de resistencia al mundo de pantallas y Tiberi Club vive en esta contradicción: nos alimentamos del like en Ig, pero la experiencia real y única es intraducible. Nuestra generación ve las imágenes y, hambrientos, las buscan o crean ellos mismos”.
Recrear algo y hacerlo suyo: esto sucedió con su proyecto más retador, Tiberi Bar. “Somos asiduos de lugares como El Xampanyet, Pinotxo, El Pollo y queríamos hacer nuestra versión del bar de toda la vida pero para nuestra gente”. Gildas
XXL, un porrón de vino orange y algún especial de temporada: así sabe otra pieza del rompecabezas.
Y quién sabe (spoiler alert), puede que pronto entre la IA en juego... se viene un buen tiberi.
PARA LOGRAR UNA EXPERIENCIA ÚNICA:
Reinventa tradiciones. ¿Uvas para Año Nuevo? Haz un centro de mesa con ellas para que los invitados las cojan directamente de ahí en las 12 campanadas.
LO ESENCIAL EN LA MESA:
La comida es la protagonista. No hay nada más bello que un higo bien cortado o una barra de pan expuesta de manera concreta.
EN EL ESPACIO LO MÁS IMPORTANTE ES...
Trabajar con la luz ayuda a crear el ambiente: esconder espacios, crear caminos o generar intimidad. Un buen día soleado nos encanta, pero en interiores jugamos con máquinas de humo o elementos que llevan todo el acto a un lenguaje de performance.
EL MEJOR CONSEJO PARA DECORAR LA MESA
Ante la duda, siempre mantel blanco, al final es como un lienzo.
¿QUIÉN HACE SUS VAJILLAS FAVORITAS?
Nos gustan clásicas y básicas, pero con el grosor y blanco hueso exacto. Nos fascinan las inglesas en general, y La Cartuja siempre le da un toque tradicional a una mesa.
EL DON’T MÁS GRANDE
Pensar demasiado, porque acabas con algo complicado visualmente. El concepto debe ser una idea clara que se pueda resumir fácilmente: “Una mesa que vuela”, “dos torres que presiden”, “bodegón renacentista”, y el resto es imaginación.