no attachements
No puedo hablar sobre “el amor de mi vida” porque aún no lo he encontrado, pero sin duda he encontrado el amor a lo largo de toda mi vida. Vivir enamorada del amor te hace estar en constante asombro de todo lo que te rodea, de flecharte con todos los instantes y todas las personas. Ser “hopeless romantic” lo llaman algunos, y Valeria de La Torre y yo crecimos con un par de las mismas interrogantes. “Siempre he sido super enamoradiza, es mi esencia en la vida. Cuando era pequeña decía que nunca me iba a casar porque ¿cómo iba a estar sólo con una persona toda mi vida?”. Al parecer, el amor es un recurso limitado si sólo podemos compartirlo con una pareja: “Siempre he creído que nos conocemos a nosotros mismos a través de otras personas. Cada persona saca un lado diferente de ti; se me hace muy triste creer que nunca voy a volver a conocer a alguien por primera vez, y que esa parte de mí nunca será descubierta”. Una línea de la película de Past Lives me hizo reflexionar que el concepto que tenemos del amor es un poco retorcido, y más allá de amar, se busca poseer: “Tenías que irte porque tú eres tú, y la razón por la que te quiero es por ser tú; y tú eres alguien que se va”. Valeria entiende que su esposo no le pertenece, ni ella a él, pero día a día se eligen mutuamente. La monogamia no es un término que encuentre relevante, ni le busca poner una palomita en la casilla de sí o no. “Mi esposo estudia Antropología, siempre nos hemos interesado por la forma en la que funcionan las relaciones humanas y es un tema que hablamos abiertamente desde el día uno”. Esta no es la primera vez que lo escuchamos, y sin duda las relaciones no monógamas van a la alza, y existe la posibilidad de que tenga una cercana relación con el uso de las redes sociales: “La gente ve a tantas personas y tiene tantas opciones, que se vuelve desgastante. El estar buscando constantemente a alguien más allá: más interesante, más inteligente, más guapo... nos da un sentido de vacío que nunca vamos a llenar porque no nos damos el tiempo de crear conexiones genuinas con el otro y en un instante lo desechamos”. La constante búsqueda de gratificación instantánea hace que terminemos por tener muchas relaciones monógamas cortas en lugar de echar raíces en un solo lugar: “No creo que esté en nuestra naturaleza ser monógamos, nunca lo hemos sido; sólo lo somos por ciertos periodos”. Entonces, ¿cómo podemos vivir en libertad en pareja? “Creo que también es injusto poner todo nuestro peso en una sola persona. Cuando estás en una relación muy larga, es inevitable que te empieces a perder a ti mismo por vivir en relación al otro. Nos meten tanto esta idea de sentir culpabilidad por vivir nuestra sexualidad, y le damos tanto valor al sexo cuando en realidad hay otras cosas que generan mucha más intimidad, entonces no deberíamos verlo como una amenaza. Hablarlo abiertamente es la gran clave, suena a cliché pero la comunicación sí lo es todo. Creo que es importante que todos tengamos autonomía sobre nuestro cuerpo y mente y le demos al otro esa libertad”.
Mucho de lo que sabía —o creía saber— del amor romántico en la adolescencia lo aprendí de una película de Disney. Resulta que dormir todo el día no iba a hacer que un príncipe llegara a despertarme con un beso, ni que quedarme encerrada en la torre más alta (el piso 12 de mi edificio) atraería al amor de mi vida. Cuando escuché el capítulo de Marguga en Coffueled de Dating 101, entendí que en realidad tenía que estar ahí afuera, no para encontrar al amor de mi vida, sino para entender qué es lo que en realidad estaba buscando. “Para cuándo el novio” o por qué salgo con tantos... ¿Por qué glorificamos tanto el amor en pareja y satanizamos la soltería? Para María Andrea Guzmán, puede que la forma en la que la gente ve hoy en día el dating no se trate de amor, sino de buscar esa estrellita en la frente en la validación de una pareja para cubrir nuestras inseguridades. “La gente sufre con estar soltera, viven en un estado de espera, postergando las cosas para cuando esa persona llegue. Así como tu familia y amigos, la soltería debería ser mentalmente un espacio de tu vida. Un lugar donde te compartes contigo misma y te encuentras”. Es entonces cuando estás lista para invitar a alguien a tu espacio: “Pregúntate cómo puedes construir algo nuevo en conjunto en lugar de rellenar el vacío”. El concepto antiguo del amor se medía por sacrificio y entrega, quién pierde más de sí para complacer al otro, una idea que alimentó su miedo al compromiso. “Me dijeron de pequeña que el casarte y trabajar no era buen match. Me daba miedo dejar de tomar decisiones, pero hoy entiendo que necesitas a alguien que te deje vivir en libertad y que necesitas a alguien que te quiera sin posesiones”. Es aquí donde cae el telón, y nos damos cuenta que el “felices para siempre” de los cuentos es muy diferente al de la vida real: “Me encanta la idea, pero en la práctica creo que es algo que te ahorca mucho más de lo que te libera. Por querer quedarte con alguien, a veces no te conviertes en quien te toca convertirte, sólo por proteger una relación o una dinámica que tal vez no está destinada para ti”. Pero no necesariamente significa que vivir enamorados del amor, sea algo malo y encontrar pareja algo inalcanzable: “Como mujeres romantizamos todo y llenamos de expectativas a alguien que no tiene la responsabilidad de llenar nuestros vacíos. Siempre recuerda que lo que tú no sabes de una persona, es lo mismo que ella no sabe de ti. Aprende a hacer muchas preguntas y escuchar con atención las respuestas. Qué hace match con tu energía y qué no. Siempre recuerda que todos tenemos una historia detrás y los hombres no se comunican de la misma manera que nosotros. Si no te responde de la manera que esperas, no es malicia, simplemente no están equipados para externar sus emociones como nosotras”. Cuando dejas de balancear tu estabilidad emocional en relación al otro, bajas la expectativa, y elevas el estándar; el trabajo se hace solo.