Intolerancia Diario

... Migrañas...

- OSCAR DE JUAMBELZ

Se le quedó el mote de El Egrañas porque desde pequeño su papá le gritaba y lo ponía verde por cualquier cosa. El pequeño Egrañas, a pesar de su corta edad, recriminab­a a su progenitor con inusitada valentía: es qué siempre me gritas y mi egrañas por todo.

Obviamente, mi amigo El Egrañas padeció de acidez estomacal desde muy joven así que lo llevaron a un médico especialis­ta que le recetó una pastilla de última generación para erradicar el mal, una pastilla antes de cada alimento, de por vida.

Poco tiempo después se le inflamó la panza y se llenó de gases. Lo llevaron con un especialis­ta que le recetó tres pastillas después de cada alimento, ya que los intestinos se habían vuelto perezosos. Al cumplir la mayoría de edad empezó a sentir mareos malignos. Preocupado acudió a otro especialis­ta, quien dictaminó un severo desequilib­rio en la presión arterial. Le recetó dos pastillas al levantarse y dos al ir a dormir.

El Egrañas se convirtió en un botiquín con patas, un ser amargado y gris. Por último mi amigo se vio en la necesidad de acudir al cardiólogo, quien le detectó una arritmia cardiaca, éste le recetó seis pastillas para regular el ritmo cardiaco alborotado por una severa intoxicaci­ón al consumir tanto fármaco.

La pastillíti­s aguda que padecía El Egrañas, lo obligó a mandar por un tubo a los laboratori­os y sus productos. Hoy ha recobrado su buen humor y cuando le duele la cabeza se pone unos chiqueador­es de ruda o de pápalo quelite. Se toma un té de hojas de romero y se venda la cabeza con un paliacate húmedo y !santo remedio!, El Egrañas le encontró sabor a la vida.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico