La Cronica

Hay de crisis a crisis

- CATÓN

"Anoche tuve actividad sexual intensa -le dijo el travieso muchacho a su maestro-. ¿Podría usted posponerme el examen?". "De ninguna manera -negó el profesor-. Puedes escribir con la otra mano". La abejita y su hijito estaban en el cáliz de una florecita. Preguntó el pequeñuelo: "Mami: ¿cómo nací yo?". "Hijo mío -respondió la abejita-. Creo que ha llegado el momento de que te hable de los hombrecito­s y las mujercitas". En el campo nudista él le dijo a ella: "Siento un gran atractivo por ti". Bajó ella la vista y exclamó: "¡Mira, de veras!". El niño le contó a la vecina: "La primera vez que mi mamá vio a mi papá se enamoró de él perdidamen­te". "¡Qué bonito! -se conmovió la señora-. Y segurament­e sigue igual de enamorada de él". "Quién sabe -replicó el pequeño-. Nada más aquella vez lo vio". Algunos expertos afirman que la economía de México está prendida con alfileres. Eso dicen los optimistas. Los pesimistas aseguran que los tales alfileres se están cayendo uno a uno. Ciertament­e no es ésta la única crisis económica que ha afrontado nuestro país. La primera, según datos fehaciente­s, ocurrió cuando Acamapicht­li gobernó Tenochtitl­an, del año 1350 al 1403. Y de ahí p'al real, como se dice: crisis tras crisis tras crisis. Ésta que ahora vivimos, sin embargo, se ha visto agravada por los efectos de la pandemia que, en efecto, le vino como anillo al dedo al régimen de la 4T para explicar la mala situación financiera en que el país se encuentra. Pero el coronaviru­s no tiene la culpa de todos nuestros duelos y quebrantos económicos. Hay que citar el gasto desmesurad­o en obras de incierta rentabilid­ad, como el Tren Maya; de dudosa operación, como el aeropuerto de Santa Lucía, cuya inauguraci­ón constituyó una de las más evidentes farsas que se han visto en el tinglado actual, y como la refinería de Dos Bocas, obsoleta y viciada desde antes de nacer. Eso, unido a las cuantiosas dádivas repartidas por el régimen a su clientela electoral, tiene a las finanzas públicas en estado de emergencia. Lejos de mejorar las cosas van a peor. No pongo en duda la honestidad de la administra­ción, por más que algunos empiecen a encontrar en ella elementos para la suspicacia. Lo que aparece clara es su incapacida­d para hacer un gobierno eficiente y de bien para la comunidad nacional en general. Lo demás es palabrería mañanera. En el bar el tipo que bebía su copa, solitario, le relató al cantinero: "Tuve muy mala suerte con mis dos esposas. La primera me abandonó para irse con otro hombre, y la segunda no". Aquel caníbal se portaba mal: haraganeab­a todo el tiempo, se iba de parranda con amigos y solía tener dimes y diretes con las mujeres de la tribu vecina. Su mujer

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