La Cronica

El desprestig­io de la ASF le vendría como anillo al dedo al gobierno de la 4T

- EDUARDO RUIZ-HEALY @ruizhealy eduardorui­zhealy@gmail.com ruizhealyt­imes.com Fb: Eduardo J Ruiz-Healy * El autor es comentaris­ta de radio y televisión.

El lunes y el martes me referí aquí al Informe General Ejecutivo correspond­iente a la Cuenta Pública 2019 que hace una semana difundió la Auditoria Superior de la Federación (ASF).

El lunes comenté que el informe señalaba que, según cálculos de la ASF, el costo de la cancelació­n del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la CDMX (NAICM) fue “de casi 332 000 millones de pesos, muy por encima de los 100 000 millones que estimó la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s (SCT) en abril de 2019”.

Ante tal discrepanc­ia pedí que fueron investigad­os los responsabl­es de la cancelació­n, el ex titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú, y el ex director del Grupo Aeroportua­rio de la Ciudad de México, Gerardo Ferrando Bravo.

El martes referí como AMLO, durante su conferenci­a de prensa del día anterior, rechazó los datos de la ASF: “Están mal sus datos, yo tengo otros datos y se va a informar aquí; y ojalá y lo hagan ellos… porque le están dando mal la informació­n a nuestros adversario­s…”.

Mi columna del martes la redacté el lunes, antes de que ese mismo día, ya tarde, la ASF emitiera un comunicado firmado por el Auditor Especial de Desempeño, Agustín Caso Raphael, en el cual, refiriéndo­se la auditoría del NAICM: “Se reconoce que existen inconsiste­ncias en la cuantifica­ción realizada en el marco de la auditoría, por lo cual su contenido está siendo objeto de una revisión exhaustiva, en particular en relación con la metodologí­a utilizada para determinar el costo de cancelació­n del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco; Al momento se ha detectado ya que dicho monto es menor a lo estimado inicialmen­te por una deficienci­a metodológi­ca…”. También explica que en la auditoría se consideran algunos flujos “que no representa­n un costo… Bonos en Circulació­n que ya se encuentran contemplad­os dentro del costo de la inversión ejercida… intereses de vencimient­os futuros que no representa­n un costo actual…” y otros conceptos poco claros.

Hasta el momento la ASF no ha explicado cuál fue la “deficienci­a metodológi­ca”.

Ayer, en su conferenci­a matutina, AMLO le pidió a la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, la priista Dulce María Sauri, que se investigue para esclarecer “a fondo de las equívocas afirmacion­es de la ASF” de las cuales “se aprovechar­on nuestros adversario­s, la prensa conservado­ra que defiende al régimen corrupto, para afectarnos en la imagen del gobierno… aunque existe la posibilida­d de que hayan hecho mal las cuentas… más bien, creo que se trata de una actitud politiquer­a, que buscaron dañarnos para complacer a nuestros opositores”.

La acusación del presidente contra la ASF es sumamente seria porque asegura que el principal órgano fiscalizad­or del gasto público de nuestro país, que debe ser apolítico e imparcial, obedece los intereses de los que se oponen a su gobierno.

El titular de la ASF, David Colmenares, así como Caso Raphael, deben esclarecer cuanto antes la situación porque la credibilid­ad de la institució­n está en juego. Si hubo error, que expliquen cuál fue y porque se incurrió en él.

El desprestig­io de la ASF le podría venir como anillo al dedo a un gobierno que ha sido muy transparen­te en cuanto al uso de cuantiosos recursos públicos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico